Las dos novelas que faltan de Joaqu¨ªn Sabina
Francisco Joaqu¨ªn Mart¨ªnez Sabina y Joaqu¨ªn Ram¨®n Mart¨ªnez Sabina. Dos hermanos aparentemente en paz con sus vidas, homenajeados los dos en el presente
Vista Sinti¨¦ndolo mucho, la pel¨ªcula de Sabina. Fernando Le¨®n de Aranoa ense?a varios momentos impactantes y, entre esos, hace emerger la punta de dos grandes historias reducidas a los trozos de espejo del tiempo, ¨²nico protagonista de la vida de Joaqu¨ªn Sabina y de los dem¨¢s.
La primera tiene que ver con la amistad: la de Joaqu¨ªn Sabina y Jos¨¦ Tom¨¢s, y los oficios multitudinarios de ambos. Es una historia de v¨ªsperas. Sabina a punto de salir a un concierto en Las Ventas, gritando en estado de p¨¢nico, vomitando, y Tom¨¢s a punto de salir a la arena de Aguascalientes, hier¨¢tico, clavado en el suelo con la mirada perdida, a dos galaxias de distancia del resto de mortales; da miedo verlo. El artista tiene que enfrentarse a su p¨²blico y el torero a la muerte. Es el mismo camino que va de la manoseada met¨¢fora (salir a la plaza, coger el toro por los cuernos, cortar dos orejas) a la realidad: la de un hombre flaco que insiste en torear, un d¨ªa de viento, de tal manera que el animal de 500 kilos le roce el traje; la gente enloquece entre ol¨¦s, un toro lo levanta destroz¨¢ndole la femoral y casi lo mata. El artista, su amigo, lo ve pasar por el callej¨®n a dos metros de ¨¦l inconsciente y ensangrentado; el artista est¨¢ en su propia v¨ªspera, canta en unas horas, pero no grita ni vomita: su preocupaci¨®n es que su amigo no muera en la sala de operaciones.
Otra gran historia que se intuye en el documental. Un Joaqu¨ªn Sabina de 68 a?os visita su pueblo natal, ?beda (Ja¨¦n) para recibir un homenaje. All¨ª le espera otro Joaqu¨ªn Sabina, este de 72 a?os, inspector de polic¨ªa jubilado. El primero es Joaqu¨ªn Ram¨®n Mart¨ªnez Sabina y el segundo, su hermano mayor, es Francisco Joaqu¨ªn Mart¨ªnez Sabina, al que llaman Curro. La vida de ambos se empez¨® a bifurcar en los sesenta. Joaqu¨ªn fue detenido por su padre comisario y se convirti¨® finalmente en fugitivo tras colocar explosivos en un banco como protesta por el proceso de Burgos; Curro sigui¨® la carrera de su padre y se hizo polic¨ªa. Dos hermanos de acuerdo con las vidas que tuvieron, aparentemente en paz con su pasado, homenajeados los dos en el presente. Joaqu¨ªn estuvo siete a?os en Londres cantando en la calle antes de volver a Espa?a y empezar, tras el ¨¦xito en su pa¨ªs, a triunfar en Am¨¦rica; Curro se hizo con plaza en la comisar¨ªa de Ja¨¦n y se cas¨® con la hija del alcalde de ?beda; trabaj¨® 41 a?os, los ¨²ltimos 20 como encargado del gabinete de prensa. Tambi¨¦n fue presidente de la plaza de toros.
Cuando se jubil¨® en 2009, a Curro le organizaron un acto con m¨¢s de 150 personas. ¡°Intu¨ªa que era muy querido, pero no tanto¡±, dijo su hermano, que le cant¨® un soneto (¡°Sin corbata, es verdad, pero con traje / y el coraz¨®n dispuesto al homenaje / forzosamente ejerzo de paisano. / Siempre que se jubila un polic¨ªa / los chorizos dan saltos de alegr¨ªa / y brindan con Sabina por su hermano¡±) y le regal¨® uno de los Ondas que hab¨ªa ganado por 19 d¨ªas y 500 noches. En el Diario Ja¨¦n se da cuenta de que a Curro le regalaron, ese d¨ªa, un ch¨¢ndal. ¡°Es una prenda que no me he puesto en la vida y no lo voy a hacer ahora¡±, dijo para ning¨²n esc¨¢ndalo de Joaqu¨ªn, que debi¨® de buscar la palabra en Google.
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