Moci¨®n de censura
La iniciativa de Vox busca acaparar el protagonismo medi¨¢tico y fuerza a Feij¨®o a tomar posici¨®n ante la ultraderecha
El registro en el Congreso de los Diputados de la moci¨®n de censura presentada por Vox abre el plazo para que la Mesa la admita ¡ªlo m¨¢s temprano el martes 7¡ª y cristaliza por fin el anuncio de Santiago Abascal de diciembre. La regulaci¨®n de las mociones de censura en Espa?a no impide que se conviertan en instrumentos pol¨ªticos sin otra finalidad que la propaganda medi¨¢tica, y este es el caso. Las posibilidades pol¨ªticas de que prospere son algo m¨¢s que remotas, pero la candidatura presidencial que encarna Ram¨®n Tamames introduce un factor novedoso en la historia de la democracia. Nunca antes un partido hab¨ªa dado el paso de buscar fuera de sus filas ¡ªaunque fuese entre afines ideol¨®gicos¡ª al candidato a la presidencia. El golpe de efecto que busca Abascal puede atragantarse a m¨¢s de un grupo porque la ultraderecha es especialista en desquiciar los debates racionales a trav¨¦s del batido de emociones primarias.
La situaci¨®n in¨¦dita que propiciar¨¢ Vox deber¨ªa ser una buena raz¨®n para no banalizar una moci¨®n que saldr¨¢ derrotada con toda seguridad, pero que obligar¨¢ al resto de fuerzas pol¨ªticas, y en particular al PP, a contestar a un programa de gobierno formulado por un muy veterano catedr¨¢tico de Econom¨ªa. La peripecia pol¨ªtica de Tamames ha vivido un recorrido dif¨ªcil de describir sin asombro: hace varias d¨¦cadas que abandon¨® una larga militancia comunista para pasar despu¨¦s al espacio centrista, seguir rodando en direcci¨®n a la derecha en los a?os noventa y aceptar hoy encabezar una moci¨®n de la extrema derecha del arco parlamentario. El anuncio de Alberto N¨²?ez Feij¨®o de abstenerse ante la moci¨®n evoca sin remedio el valiente (y mejor) discurso pronunciado por el anterior presidente del PP, Pablo Casado, para justificar el rechazo frontal a la moci¨®n presentada en 2020 por Abascal con la misma finalidad propagand¨ªstica de hoy.
El uso espurio de las instituciones democr¨¢ticas es la estrategia cl¨¢sica de la ultraderecha con el objeto de debilitar desde dentro al propio sistema y sabotearlo en cuanto pueda acceder a ¨¦l por medios democr¨¢ticos. La defensa de la moci¨®n recaer¨¢ en el l¨ªder del partido en su turno de intervenci¨®n ¡ªantes del discurso program¨¢tico de Ram¨®n Tamames¡ª con el objetivo t¨¢cito de corroer la credibilidad y dignidad misma de las instituciones en una representaci¨®n destinada al fracaso. Pero cualquier forma de inhibici¨®n o autoexclusi¨®n del debate redundar¨¢ en favor del discurso de ultraderecha m¨¢s belicoso, rupturista y abonado a los bulos y las medias verdades embusteras: la intimidaci¨®n ret¨®rica es parte de su estrategia.
Nadie tiene en Europa la receta para combatir desde las instituciones a la extrema derecha, pero sin duda el m¨¦todo menos indicado es infravalorar la amenaza. Las propuestas que podamos escuchar desde la tribuna de oradores del Congreso y los proyectiles pol¨ªticos que Abascal dispense a sus se?or¨ªas merecen una respuesta a la altura de su amenaza sist¨¦mica: solvente, contenida, contundente. Ser¨¢ cada grupo quien exhiba en sus r¨¦plicas, particularmente el PP, su cercan¨ªa o su distancia cr¨ªtica y razonada contra el reaccionarismo mis¨®gino, xen¨®fobo y ultranacionalista de Vox, aunque esta vez haya ocultado su potencial antidemocr¨¢tico tras la figura de un catedr¨¢tico de Econom¨ªa jubilado.
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