Armas con cerebro
Las m¨¢quinas ya saben planear estrategias, navegar entre edificios, reconocer objetivos y coordinarse entre s¨ª para atacar
?Cu¨¢l es la gran amenaza que plantea la inteligencia artificial para la humanidad? ?Que un robot cirujano totalmente aut¨®nomo deje sin trabajo a los m¨¦dicos? ?Que un descendiente de ChatGPT, el conversador digital de moda, apruebe los ex¨¢menes con m¨¢s nota que el empoll¨®n de la clase? ?Que los sistemas de aprendizaje autom¨¢tico no solo nos ganen al ajedrez, al go y al p¨®ker, sino que encima superen a los artistas y a los cient¨ªficos en profundidad y capacidad creativa? Nada de eso. La gran amenaza es la que expres¨® el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, en marzo de 2019: ¡°Las m¨¢quinas con el poder y el criterio para matar sin implicaci¨®n humana son pol¨ªticamente inaceptables y moralmente repugnantes, y la ley internacional debe prohibirlas¡±. No lo ha hecho.
El armamento dotado de inteligencia artificial ya es una realidad, y la guerra de Ucrania est¨¢ sirviendo como un macabro campo de pruebas para medir sus poderes. Ucrania utiliza cuadric¨®pteros (drones de cuatro h¨¦lices) para arrojar granadas a los soldados rusos. Los rusos lanzan enjambres de misiles contra los hospitales, las plantas energ¨¦ticas y los edificios civiles ucranios. La verdadera carrera de armamentos no reside aqu¨ª en el tama?o ni la carga explosiva de estas armas, sino en su min¨²sculo cerebro electr¨®nico, cada vez menos dependiente de sus controladores humanos, m¨¢s aut¨®nomo, m¨¢s capaz de tomar sus propias decisiones. La tendencia conducir¨¢ inevitablemente a la pesadilla de Guterres: m¨¢quinas que localicen, seleccionen y maten a sus objetivos sin la menor supervisi¨®n humana. Un futuro tenebroso en verdad.
No habr¨¢ que esperar mucho para verlo, a menos que la prohibici¨®n propuesta por la ONU se negocie y se implante en un tiempo r¨¦cord, lo que ser¨ªa verdaderamente ins¨®lito en el campo minado de la pol¨ªtica internacional. En realidad, toda la tecnolog¨ªa necesaria est¨¢ lista. Las m¨¢quinas ya saben planear estrategias, navegar entre edificios, reconocer objetivos y coordinarse entre s¨ª para atacar. Los drones de reconocimiento utilizados en Ucrania ya son enteramente aut¨®nomos, y solo habr¨ªa que a?adirles una bomba para que se convirtieran en agentes letales sin supervisi¨®n humana. Por fortuna, ninguna de las dos partes lo ha hecho de momento. Un enjambre de misiles aut¨®nomos se puede considerar un arma de destrucci¨®n masiva, y esa es la otra l¨ªnea roja, junto al armamento nuclear, que nadie se ha atrevido a cruzar.
La compa?¨ªa SpaceX de Elon Musk est¨¢ poniendo al servicio de Ucrania la informaci¨®n de su red de sat¨¦lites, y hay otras dos empresas estadounidenses menos famosas, Anduril y Palantir, que se han sumado al campo de pruebas ucraniano. Anduril, que fabrica drones, submarinos aut¨®nomos y redes de inteligencia artificial, est¨¢ suministrando sistemas a Ucrania. Palantir, fundada por el fil¨®sofo Alex Karp, vende tambi¨¦n sistemas aut¨®nomos al ej¨¦rcito ucranio, directamente y como parte de la red de inteligencia de la OTAN.
Cabe preguntarse por qu¨¦ las armas aut¨®nomas suscitan un temor mayor que las controladas por una docena de generales que rara vez habr¨¢n sido ascendidos al cargo por la altura de sus convicciones ¨¦ticas. Puede ser un buen tema para una mesa redonda, pero la respuesta f¨¢cil es seguramente que las m¨¢quinas son m¨¢s baratas que los soldados.
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