Robar al migrante irregular
El descubrimiento del robo de sus pertenencias a los extranjeros en Grecia exige explicaciones inmediatas
Las deportaciones ilegales de migrantes irregulares y el robo y maltrato que estos sufren por parte de las autoridades griegas, descubiertos por EL PA?S y el medio griego Solomon, suponen una intolerable pr¨¢ctica sistem¨¢tica de violaci¨®n de los derechos fundamentales, las directivas de inmigraci¨®n y los convenios internacionales en materia de asilo y refugio. El Gobierno de Atenas est¨¢ obligado no solo a investigar y dar extensas explicaciones de los hechos, sino a adoptar inmediatamente medidas que pongan fin a estos abusos.
La investigaci¨®n ha analizado 374 incidentes sucedidos entre 2017 y 2022 en los que m¨¢s de 20.000 migrantes fueron deportados ilegalmente desde Grecia a Turqu¨ªa por las fuerzas de seguridad helenas. En 232 de estas ocasiones se produjo un robo de dinero y objetos de valor, incluyendo tel¨¦fonos m¨®viles, por parte de agentes griegos que participaban en el operativo. Contraviniendo las disposiciones tanto europeas como de la misma legislaci¨®n griega, la detenci¨®n de los migrantes interceptados no queda registrada ni se les ofrece la posibilidad de pedir asilo. Son trasladados a diversas instalaciones ¡ªen ocasiones, comisar¨ªas de polic¨ªa y cuarteles del Ej¨¦rcito¡ª y, antes de ser embarcados en lanchas inflables hacia Turqu¨ªa, son despojados de sus pertenencias. Organizaciones de derechos humanos denuncian que adem¨¢s para los trayectos de vuelta la polic¨ªa griega tiene coaccionado a un grupo de migrantes que utiliza como patronos de esas precarias embarcaciones.
El robo de tel¨¦fonos m¨®viles es especialmente significativo, porque adem¨¢s de su valor econ¨®mico constituyen el ¨²nico v¨ªnculo que el migrante tiene tanto con su familia en origen como para poder compartir informaci¨®n durante su trayecto e, hipot¨¦ticamente, con quienes le puedan ayudar en destino. Pero sobre todo, gracias a sus registros de conexi¨®n, los aparatos son una prueba f¨ªsica de la presencia del migrante en territorio de la Uni¨®n Europea y, por tanto, de la completa ilegalidad de su deportaci¨®n.
Las devoluciones ilegales de migrantes est¨¢n confirmadas adem¨¢s por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y dos fuentes de la Agencia Europea de la Guardia de Frontera y Costas (Frontex) han reconocido que son una realidad normalizada y no solo en la frontera griega. Es cierto que Grecia es uno de los pa¨ªses de la UE que reciben m¨¢s presi¨®n migratoria irregular, que estuvo en primera fila de la gran crisis migratoria de 2015 ¡ªla cual puso a toda Europa en una grave tesitura¡ª y que comparte frontera con un vecino, Turqu¨ªa, que hace de la presi¨®n migratoria un arma de negociaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica contra Bruselas. Pero tampoco hay que olvidar que Atenas recibe ayuda de la UE para tratar de afrontar la situaci¨®n ¡ªsolo en 2020 la Comisi¨®n comprometi¨® 700 millones de euros a Grecia exclusivamente para esta tesitura¡ª y sobre todo, que tanto los principios fundacionales de la UE como la misma Constituci¨®n griega no toleran el trato vejatorio ni el abuso de poder, que es precisamente lo que est¨¢ sucediendo de manera sistem¨¢tica.
La complejidad del problema exige de todos, y sobre todo a la misma UE, reimpulsar el debate sobre un drama humano persistente y que exige algo m¨¢s que remedios coyunturales de car¨¢cter represivo. La flexibilizaci¨®n de las pol¨ªticas de fronteras y una regulaci¨®n m¨¢s inteligente y humanitaria de la migraci¨®n irregular no pueden seguir estando fuera de las prioridades pol¨ªticas de los l¨ªderes europeos.
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