Tamames, el nacionalista
Que el deterioro f¨ªsico de la edad y la poca expectativa de vida por delante te lleven a interpretar el mundo seg¨²n tu estado es un cruel destino para un reputado intelectual
Como no ten¨ªa al venerable economista entre mis referentes intelectuales, ni mi formaci¨®n acad¨¦mica o intereses me han tra¨ªdo la lectura de ninguna de sus obras, me ahorro la decepci¨®n o el extra?amiento ante el reciclaje tard¨ªo del viejo comunista. ?Pero de qu¨¦ va en realidad todo esto?, se habr¨¢n preguntado muchos ciudadanos-telespectadores de esta jornada estramb¨®tica. ?Por qu¨¦ un se?or casi nonagenario que al parecer ha tenido cierto prestigio en otras ¨¦pocas ha decidido presentar una moci¨®n de censura al actual Gobierno, sin tener ni programa ni partido ni propuesta seria alguna para solucionar los problemas que detecta en esta democracia que de tan poco que le alcanza pretende legarla a quienes pretenden acabar con ella? En cualquier historia que se narre las motivaciones que empujan a los personajes suelen ser varias y desembocar todas ellas en un mismo hecho: aqu¨ª podr¨ªa ser que Ram¨®n Tamames haya decidido emplear as¨ª el tiempo que le queda en el convento, o que realmente se crea un salvador de la patria a la vez que se trate de un t¨ªtere ¨²til en manos de la extrema derecha. Lo ¨²nico que puedo celebrar del espect¨¢culo que ha sido esta moci¨®n de censura fake es haber escuchado a un hombre desasido de los cors¨¦s de la comunicaci¨®n pol¨ªtica que imperan en todas las formaciones, que el registro del aspirante a presidente fuera menos adocenado, menos gris de lo que se estila ahora aunque sea para emitir un discurso lleno de contradicciones que a ratos nos hac¨ªan recordar al abuelete al que el mundo le queda grande.
Tamames despleg¨® todos los elementos t¨ªpicos del nacionalista de manual. Desde que en los a?os treinta y bajo el sol africano, unos cuantos generales se encargaron a s¨ª mismos la tarea de poner orden en la ca¨®tica Rep¨²blica para defender Espa?a, en este pa¨ªs sobran los salvadores que reclaman orden para salvar la naci¨®n y las sonrisas que pudieron provocar algunos momentos de la boutade de Vox se nos congelan al recordar lo que trajo la ¨²ltima iniciativa autoritaria que se sali¨® con la suya, con cuatro d¨¦cadas de oscurantismo. Lo nuevo aqu¨ª es que, como el partido por el que fue a la C¨¢mara, el economista se ha revelado como un nacionalista muy posmoderno capaz de defender que no existe el derecho a la autodeterminaci¨®n y afirmar que Gibraltar es una colonia (no sabemos si lo son tambi¨¦n Ceuta y Melilla), de cargar contra el nacionalismo catal¨¢n pero citar a Vandell¨®s, un eugenista contrario a la inmigraci¨®n procedente de otras partes de Espa?a (¨²nica en su ¨¦poca, los a?os treinta del siglo pasado) que s¨ª, dec¨ªa que hablaba de poble decadent como dec¨ªa Tamames, pero refiri¨¦ndose a Catalu?a por tener poca natalidad y muchos ¡°extranjeros¡± para quienes defend¨ªa medidas para su catalanizaci¨®n.
Este martes hemos visto a un se?or mayor y fr¨¢gil con los miedos que suelen tener las personas mayores y fr¨¢giles, de los okupas a las bandas latinas, de la desaparici¨®n del espa?ol en Espa?a, del desmadre generalizado. Que el deterioro f¨ªsico de la edad y la poca expectativa de vida por delante te lleven a interpretar el mundo seg¨²n tu estado es un cruel destino para un reputado intelectual que, de haber sido respetado sinceramente por Vox, no habr¨ªa sido exhibido de un modo tan denigrante. ?C¨®mo fiarse de quienes dicen respetar a los mayores usando tan vilmente a uno de ellos para hacer un anuncio electoral? ?C¨®mo osan hablar de decoro quienes no tienen escr¨²pulo alguno a la hora de degradar las instituciones democr¨¢ticas, a los ciudadanos y al propio candidato?
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