Capitalismo por la paz mundial
OpenAI ha usado la propiedad intelectual de miles de millones de programadores, autores y creadores sin permiso, cr¨¦dito y compensaci¨®n
Pocas frases describen el momento actual ¡ªlo dec¨ªa en Ideas Enric Gonz¨¢lez¡ª como la que abre Historia de dos ciudades: ¡°Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabidur¨ªa y tambi¨¦n de la locura; la ¨¦poca de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperaci¨®n¡±. Cuando la public¨® en 1859, Dickens quer¨ªa ilustrar una realidad tan compleja que pue...
Pocas frases describen el momento actual ¡ªlo dec¨ªa en Ideas Enric Gonz¨¢lez¡ª como la que abre Historia de dos ciudades: ¡°Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabidur¨ªa y tambi¨¦n de la locura; la ¨¦poca de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperaci¨®n¡±. Cuando la public¨® en 1859, Dickens quer¨ªa ilustrar una realidad tan compleja que puede contener dos ideas contradictorias al mismo tiempo. Que la revoluci¨®n industrial nos hab¨ªa tra¨ªdo simult¨¢neamente prosperidad y miseria, imperio y revoluci¨®n.
Todas grandes innovaciones contienen la misma semilla, pero hoy entendemos mejor la relaci¨®n entre tecnolog¨ªa y poder. Sabemos que la paradoja es en realidad fruto de una distribuci¨®n capitalista de los recursos. Sabemos que la privatizaci¨®n y centralizaci¨®n de recursos favorece los monopolios, aumenta las desigualdades y, a la larga, atrofia la innovaci¨®n. En 1983, en plena revoluci¨®n inform¨¢tica, un investigador del MIT se invent¨® una f¨®rmula para que los nuevos programadores pudieran colaborar, independientemente de que estuvieran trabajando en universidades, garajes, empresas, instituciones p¨²blicas o casas ocupas, sin que su trabajo fuese secuestrado por la ¨¦lite financiera o los monopolios tecnol¨®gicos como IBM o Microsoft. Se invent¨® una licencia alternativa al Copyright de ¡°todos los derechos reservados¡±, llamada Licencia P¨²blica General (GPL).
La GPL permite que un c¨®digo pueda ser distribuido, compartido, modificado, adaptado y hasta vendido sin permiso de nadie y sin pagar a nadie, con dos condiciones: los autores ser¨¢n reconocidos y todos los derivados ser¨¢n licenciados bajo la misma Licencia P¨²blica General. Eso significa que Microsoft puede usar un c¨®digo desarrollado por hackers en una casa okupa de Friedrichshain sin pagarles un duro, pero todo lo que haga con ese c¨®digo tiene que ser tambi¨¦n GPL. De ese modo, el tibur¨®n se pueden beneficiar del trabajo ajeno, pero est¨¢ obligado a compartir sus mejoras con los dem¨¢s. Pero no est¨¢ en la naturaleza del tibur¨®n compartir beneficios. Por eso se invent¨® el c¨®digo abierto, que permite coger sin devolver.
En su manifiesto de origen, Open AI se anunci¨® como una ONG ¡°dedicada a avanzar en la inteligencia artificial de una manera segura y beneficiosa para toda la humanidad¡±. Con ese prop¨®sito se compromet¨ªan a colaborar abiertamente con otros desarrolladores y ¡°abrir sus patentes y sus investigaciones al p¨²blico¡±. Bajo una licencia GPL, eso significar¨ªa que todos los elementos que conforman ChatGPT estar¨ªan abiertos al escrutinio de los usuarios, la cr¨ªtica de los especialistas y la mejora de la competencia para beneficio com¨²n. Bajo la dudosa etiqueta de ¡°abierto¡±, Sam Altman y su equipo han usado la propiedad intelectual de miles de millones de programadores, autores y creadores sin permiso, cr¨¦dito y compensaci¨®n para crear una nueva plataforma tan privada, centralizada, opaca y extractiva como Facebook. No sin antes cambiar su estatus de empresa sin ¨¢nimo de lucro a OpenAI Inc., duplicar su valor de mercado y empezar a recaudar fondos con una valoraci¨®n de 29.000 millones de d¨®lares. Lo que no significa que ChatGPT no sea incre¨ªble, capaz de traer prosperidad y miseria, imperio y revoluci¨®n.