Comprar beb¨¦s
Busquen a ver si encuentran a alguna de esas felices pre?adas por vocaci¨®n que pasan por nueve meses de intenso proceso biol¨®gico para luego regalar a su hijo
Dec¨ªa Ana Obreg¨®n en una entrevista en Icon que hay dos clases de personas: las que han enterrado a un hijo y las que no. Todos cre¨ªmos que esa p¨¦rdida tan terrible y el dolor que comporta supondr¨ªan una madurez ¨¦tica y moral. Puede que, muy ingenuamente, dimos por sentado que quien ha sufrido tanto habr¨¢ desarrollado una compasi¨®n profundamente humana, la misma que nos despert¨® la presentadora cuando falleci¨® su hijo. Pues bien, comprobamos que no, que hay dos tipos de mujer en este mundo: las que entienden que gestar a un ser humano y parirlo es un acto importante con enormes implicaciones emocionales, f¨ªsicas y mentales, con riesgos para la salud de la madre, un acto que no puede hacerse por dinero, y est¨¢ ese otro tipo de mujer rica que cree que sus deseos est¨¢n por encima de cualquier consideraci¨®n, que tiene derecho a someter a otra mujer, siempre pobre, siempre desesperada, a la terrible explotaci¨®n que supone convertirla en un simple horno donde cocer al beb¨¦ que luego va a considerar suyo, no porque lo haya parido o adoptado, sino porque lo ha comprado. Lo terrible de este caso es que una madre que sabe lo que es perder el fruto de sus propias entra?as, que ha vivido la maternidad en primera persona, pueda llegar al aberrante acto de arrancarle a otra madre la ni?a que ha alumbrado. Por si no hubiera indecencia suficiente en el hecho de comprar una hija por cat¨¢logo, encima la presentadora sale del hospital en silla de ruedas como si realmente hubiera sido ella la que ha pasado por el trance f¨ªsico. Por si no bastara, muchos medios han titulado que ¡°Ana Obreg¨®n es madre a los 68 a?os¡±, algo que no hace m¨¢s que camuflar un delito de simple y llana explotaci¨®n de las capacidades reproductivas de mujeres pobres, esas mujeres de las que, por supuesto, la prensa rosa nunca habla cuando un famoso ¡°es¡± padre o madre por esta v¨ªa.
Me dir¨¢n los defensores de la muy simp¨¢tica presentadora que existe la gestaci¨®n voluntaria y altruista, por hacer un favor o un bien a la humanidad. Busquen a ver si encuentran a alguna de esas felices pre?adas por vocaci¨®n que pasan por nueve meses de intenso proceso biol¨®gico para luego regalar a su beb¨¦ como quien regala unas flores. No las van a encontrar, no existen. Lo que s¨ª pueden encontrar con un solo clic es un enorme mercado de tr¨¢fico de ni?os y alquiler de ¨²teros a disposici¨®n de quien pueda pagarlos.
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