?Hacia d¨®nde van las relaciones Espa?a-China?
Gracias al consenso t¨¢cito PSOE-PP y a la ausencia de un debate politizado, el pa¨ªs ha podido mantener una pol¨ªtica coherente y estable hacia Pek¨ªn, tanto desde el punto de vista pr¨¢ctico como ret¨®rico

Hace 50 a?os, la Espa?a franquista y la China mao¨ªsta establec¨ªan relaciones diplom¨¢ticas. Ninguna lo hac¨ªa por especial amistad o inter¨¦s por la otra: fue un movimiento de realismo pol¨ªtico marcado por el giro en pol¨ªtica exterior americana de aproximaci¨®n a China para contener a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En Madrid y en Pek¨ªn, no importaba tanto la relaci¨®n bilateral como lo que significaba el otro como pieza de un contexto regional o internacional m¨¢s grande. A pesar de que la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses es ahora m¨¢s estrecha, la visi¨®n fundamental no ha cambiado: Espa?a es importante para China porque es parte de la Uni¨®n Europea, y China es importante para Espa?a porque es un actor con poder para modificar el sistema internacional, especialmente en un momento de conflicto geopol¨ªtico con Washington.
Para Madrid, China nunca ha sido una prioridad estrat¨¦gica al nivel de la Uni¨®n Europea, Estados Unidos, el Norte de ?frica o Latinoam¨¦rica. No ha sido un aliado importante o un pa¨ªs donde la diplomacia espa?ola haya intentado influir seriamente. China tampoco es una prioridad para los espa?oles de a pie: Pek¨ªn no es Venezuela, Cuba, Israel o Rusia, y el debate sobre ella apenas est¨¢ politizado, al contrario que en otros pa¨ªses europeos como Alemania, la Rep¨²blica Checa o los B¨¢lticos. En d¨¦cadas de bipartidismo PSOE-PP, ning¨²n Gobierno ha virado hacia una posici¨®n halc¨®n o filo-china: Espa?a se ha movido en un perfil pragm¨¢tico y discreto, ret¨®ricamente amigable pero marcado por los tempos de la Uni¨®n Europea. China ha sido, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, sobre todo un actor econ¨®mico interesante para Espa?a y un comprador de deuda en un momento cr¨ªtico. Pero tampoco en el campo econ¨®mico ha destacado: la segunda potencia econ¨®mica mundial sigue siendo s¨®lo el octavo destino de las exportaciones espa?olas. De hecho, si ahora China est¨¢ ganando peso en el pensamiento de pol¨ªtica exterior espa?ola no es por lo que pasa dentro de ella, sino por el impacto sist¨¦mico que su competici¨®n con Estados Unidos puede tener para Espa?a y Europa.
M¨¢s desconocida que la postura de Espa?a hacia China, es la de Pek¨ªn hacia Madrid. Pero parten de una premisa similar: Espa?a tambi¨¦n es un pa¨ªs de segunda fila para China, que considera mucho m¨¢s importante intentar influir en Alemania, Francia o Bruselas. Espa?a en s¨ª misma es poco relevante para China. En cambio, Espa?a como Estado miembro de la Uni¨®n Europea es m¨¢s interesante: como apuntaba el embajador chino en Espa?a en un reciente art¨ªculo, Madrid es considerada una ¡°importante fuerza estabilizadora¡± en Europa, en un contexto de posturas heterog¨¦neas en la UE sobre c¨®mo lidiar con Pek¨ªn. En un momento de ¨¢speras relaciones Europa-China como el actual, un pa¨ªs con una postura no-confrontativa como Espa?a ya es algo positivo para Pek¨ªn.
Sin embargo, ser¨ªa injusto decir que Madrid es un eslab¨®n d¨¦bil de la UE del que China se puede aprovechar. Al contrario que pa¨ªses como los B¨¢lticos, que ahora han virado a posturas halcones, Espa?a en ning¨²n momento particip¨® en iniciativas como el Foro 17+1, que promov¨ªa conversaciones con China al margen de la Uni¨®n Europea. Tampoco se sum¨® a la estela de pa¨ªses mediterr¨¢neos como Portugal o Italia que decidieron entrar en la Nueva Ruta de la Seda china, el proyecto de influencia geopol¨ªtica de Pek¨ªn. En votaciones europeas sobre China, Espa?a ha seguido a la mayor¨ªa, al contrario que Estados miembros como Hungr¨ªa o Grecia. A diferencia de pa¨ªses que se han aproximado a China, Espa?a se ha mantenido dentro de la ortodoxia de las instituciones europeas y ha defendido la alianza atl¨¢ntica con Estados Unidos. Espa?a, gracias al consenso t¨¢cito PSOE-PP y a la ausencia de un debate politizado, ha podido mantener una pol¨ªtica coherente y estable hacia China, tanto desde el punto de vista pr¨¢ctico de seguir el marco europeo, como desde el punto de vista ret¨®rico de evitar estridencias o choques p¨²blicos con Pek¨ªn.
Si uno quiere entender hacia d¨®nde van las relaciones Espa?a-China, debe observar el rumbo de las relaciones Europa-China. Madrid puede parecer m¨¢s suave en el plano ret¨®rico, pero, en el pr¨¢ctico, ya ha integrado el nuevo escepticismo moderado de Europa hacia Pek¨ªn, que ve a China no s¨®lo como un socio de cooperaci¨®n, sino tambi¨¦n como un competidor econ¨®mico y un rival sist¨¦mico. Que Espa?a pueda mantener su pol¨ªtica exterior actual depender¨¢, fundamentalmente, de c¨®mo maniobre t¨¢cticamente la Uni¨®n Europea frente al choque geopol¨ªtico entre Washington y Pek¨ªn. Madrid podr¨ªa participar en la definici¨®n de esta estrategia. El primer paso, sin embargo, ser¨ªa que Espa?a se interesara realmente por China y se dotara de una base experta s¨®lida sobre la que fundamentar sus decisiones. Pese a que seguir el rumbo europeo ya es positivo, poder contribuir a definirlo ser¨ªa todav¨ªa m¨¢s provechoso.
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