La b¨²squeda por notoriedad en las redes sociales hace sacar las pistolas en el Congreso de Brasil
El Gobierno de Lula intenta intervenir en un debate tan complejo como lo es el tema de la informaci¨®n contra el descontrol de las redes sociales
De todos es sabido que los senadores y diputados en los Congresos de todo el mundo siempre han actuado con los ojos puestos en la repercusi¨®n que pueden tener en los medios de comunicaci¨®n. Aqu¨ª, en Brasil, lo que parece interesar hoy a los congresistas es el eco que sus intervenciones puedan alcanzar en las redes sociales, que llegan a millones de personas. Y para ello todo vale, hasta la amenaza de unos diputados a otros, la pistola en mano.
El nuevo Congreso, que lleva solo dos meses de vida, en el que la extrema derecha tiene mayor¨ªa y ha crecido la presencia de diputados llegados de las fuerzas armadas de polic¨ªa, ha vivido escenas que no solo asustan al ciudadano com¨²n sino que ponen en tela de juicio a la propia democracia.
El presidente del Congreso, el bolsonarista Arthur Lira, ha llegado a reprobar las actitudes b¨¦licas de algunos diputados calificando de ¡°deprimente¡± lo que est¨¢ ocurriendo. Y lo que ocurre es que el Parlamento se est¨¢ convirtiendo en un campo de batalla con repercusiones hasta policiales.
Uno de los casos que m¨¢s resonancia nacional ha tenido los d¨ªas pasados ha sido el protagonizado por el diputado derechista, Alberto Fraga, representante en el Congreso del llamado ¡°grupo de la bala¡±, formado todo ¨¦l por expolic¨ªas, exmilitares y dos diputados que fueron los m¨¢s votados del pa¨ªs: el progresista Andr¨¦ Janone y el bolsonarista Nicol¨¢s Ferreira, ambos con millones de seguidores en las redes sociales.
D¨ªas atr¨¢s, Fraga en medio a una discusi¨®n en la importante Comisi¨®n de Constituci¨®n y Justicia, lleg¨® a amenazar al izquierdista Janone: ¡°Yo no uso chupete, uso rev¨®lver¡±. Janone se sinti¨® amenazado de muerte y acudi¨® a la polic¨ªa para denunciar a su colega. Por su parte, el nuevo diputado, Sargento Faur, amenaz¨® gravemente en el Congreso al ministro de Justicia de Lula, Flavio Dino: ¡°Trabaj¨¦ 35 a?os en la Polic¨ªa Militar dando tiros en la cabeza de los vagabundos¡ Flavio Dino, mierdoso, ven a buscar mi arma aqu¨ª¡±.
Lo grave de ese cambio de actitud, cargado de tintes b¨¦licos en el Congreso, es la b¨²squeda de una mayor proyecci¨®n en las redes sociales, la cual le dio a Bolsonaro su victoria en 2018. El di¨¢logo y la reflexi¨®n entre los representantes leg¨ªtimos de la sociedad, sancionados en las urnas, se est¨¢n sustituyendo por la agresividad usada en las redes en busca de proyecci¨®n social. Y ello est¨¢ contaminando sea a la derecha que a la izquierda. Esta ¨²ltima se encuentra por ahora en inferioridad ante la derecha, sobre todo la golpista, que ha hecho de las redes su reino y su trampol¨ªn para promoverse, algo que falta al nuevo Gobierno progresista de Lula.
La izquierda descubri¨® tarde la fuerza hasta subversiva de las redes sociales y Lula hasta hace alarde de no tener un tel¨¦fono m¨®vil o de usarlo lo m¨ªnimo. ?Un bien o un mal? El problema es que el golpista Bolsonaro ha regresado de su exilio voluntario de tres meses en Estados Unidos tras haber perdido, aunque por poco, las presidenciales frente a Lula. Y sea ¨¦l que sus secuaces saben como nadie usar la fuerza de las redes. Y van a seguir haci¨¦ndolo, lo que supondr¨¢ un reto dif¨ªcil para el Gobierno que no puede permitirse el lujo de emular a su enemigo pol¨ªtico en el uso criminal de los nuevos medios de comunicaci¨®n, donde ellos ya demostraron ser los m¨¢s expertos.
El Gobierno de Lula est¨¢ intentando intervenir en un debate tan complejo que ata?e al mundo entero en el delicado tema de la informaci¨®n contra el descontrol de las redes sociales. Para ello est¨¢ pensando en crear en su Administraci¨®n alg¨²n instrumento capaz de hacer frente a las fakes news. El problema es que dicha iniciativa est¨¢ siendo vista como censura del contenido. ?Puede un Gobierno legislar sobre los contenidos? Es lo que se preguntan alarmados quienes temen que Lula ceda a los viejos deseos del ala m¨¢s radical de su partido, el PT, que en sus anteriores Gobiernos intent¨®, aunque en vano, controlar peri¨®dicos y televisiones.
Eso hasta que lleg¨® el primer mandato de Dilma Rousseff, que en su discurso de toma de posesi¨®n lanz¨® la famosa frase: ¡°Prefiero el estruendo de los peri¨®dicos al silencio de las dictaduras¡±. Dilma hab¨ªa sido encarcelada y torturada por los militares. Acabaron ape¨¢ndola de la ?presidencia en su segundo mandato.
Y ahora que Lula ha vuelto al poder se enfrenta a uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles y delicados para la informaci¨®n, controlada por los mecanismos democr¨¢ticos, en la que pueda confiar la gente sin tener que preguntarse cada momento: ?ser¨¢ cierto o mentira? Unas redes que acaban convirti¨¦ndose en basureros informativos.
El reto mayor es c¨®mo dar credibilidad a unos medios de comunicaci¨®n, que al rev¨¦s que en los tradicionales, corren sueltos sin controles y sin confianza en su contenido. Y en los que cada d¨ªa, a cada nueva invenci¨®n impulsada por la inteligencia artificial, se hace m¨¢s grave y dif¨ªcil distinguir el trigo de la ciza?a.
D¨ªas atr¨¢s un amigo se divirti¨® pidiendo mi curr¨ªculum a una red de inteligencia artificial. Me qued¨¦ fr¨ªo: acert¨® la mayor¨ªa de las informaciones, aunque con relaci¨®n a mis libros publicados confundi¨® a veces los t¨ªtulos. Y lo que m¨¢s me sorprendi¨® fue que la red artificial hasta hizo una reflexi¨®n personal al subrayar que ¡°era de admirar que un periodista con tantos a?os de profesi¨®n est¨¦ viviendo en un peque?o pueblo del interior del Estado de R¨ªo de Janeiro¡±.
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