Las placas tect¨®nicas de la pol¨ªtica se mueven en Brasil
El pa¨ªs tiene la necesidad de acabar con la polarizaci¨®n radical entre izquierda y derecha para dar paso a un centrismo con menos populismos
Lula lleva apenas gobernando 100 d¨ªas y ya las placas tect¨®nicas de la pol¨ªtica brasile?a est¨¢n inquietas. Se debe a que en las elecciones presidenciales el centro izquierda gan¨® las elecciones, pero con un pa¨ªs dividido casi a la mitad, entre los que apuestan por la democracia y los que pugnan por la derecha bolsonarista.
Dos noticias de estos d¨ªas indican que la pol¨ªtica brasile?a no est¨¢ pacificada y que a Lula no le ser¨¢ esta vez tan f¨¢cil gobernar como en sus dos Gobiernos pasados. Seg¨²n sondeos de estos d¨ªas, la mayor¨ªa del pa¨ªs teme la vuelta del comunismo con esta Administraci¨®n y el 57% desear¨ªa un Gobierno de centro para quebrar la polarizaci¨®n entre izquierdas y derechas.
El miedo al comunismo, que tiene mucho de irracional, es promovido por los bolsonaristas m¨¢s radicales y las iglesias evang¨¦licas, a las que se les inculca que el comunismo cerrar¨ªa los templos y acabar¨ªa con la propiedad privada. Se trata sin duda de una irracionalidad, pero que los cuatro a?os de Gobierno de Bolsonaro se estuvo machacando en que hay que exterminar a los comunistas. Eso consigui¨® calar casi en la mitad del pa¨ªs. No se puede olvidar que el entonces diputado fascista lleg¨® a lamentarse de que los militares en la dictadura no hubieran asesinado a 30.000 comunistas, ya que no bastaba con torturarles.
Las fuerzas democr¨¢ticas que en las elecciones pasadas acabaron votando por la vuelta de Lula, muchos de ellos solo para evitar que Bolsonaro continuara en el poder, se manifiestan ya con el deseo de una tercera v¨ªa democr¨¢tica que gobierne en el centro para acabar con la pugna entre los dos extremos.
La idea de que Brasil necesitar¨ªa un Gobierno que exorcice, ya sea la izquierda radical o la derecha fascista ¨Dalgo que intuy¨® Lula cuando sorprendi¨® present¨¢ndose no solo como el candidato de su partido, el PT, sino con un equipo m¨¢s inclinado al centro¨D, se vio ya en las ¨²ltimas elecciones. Muchos votaron a Lula o anularon el voto solo para que no volviera la extrema derecha, y fue la candidata del centro, Simone Tebet, hoy ministra de Lula, la tercera m¨¢s votada.
Todo ello est¨¢ removiendo la pol¨ªtica y explica que, apenas iniciado el nuevo Gobierno, ya se hable abiertamente de buscar un candidato que pueda recoger todos los votos de quienes hoy no quieren la vuelta del bolsonarismo y siguen temiendo un Gobierno de izquierdas.
En su editorial de este martes, el diario O Globo comenta el resultado de que el 57% preferir¨ªa una tercera v¨ªa: ¡°La opini¨®n mayoritaria en el pa¨ªs revela que la divisi¨®n entre petistas y bolsonaristas que dio el tono en las dos ¨²ltimas elecciones presidenciales han hecho m¨¢s mal que bien al pa¨ªs¡±. Y concluye: ¡°El brasile?o espera que surja alguien con capacidad y talento pol¨ªtico para saber aprovecharla¡±.
En este pa¨ªs donde casi la mitad de los votantes es pobre y con poca cultura pol¨ªtica, se tiende a votar a alguien que aparezca como salvador, un mes¨ªas, un padre de los pobres, un elegido por Dios, lo que lleva a todos los candidatos a convertirse en creyentes fervorosos durante las campa?as electorales sean de izquierdas o de derechas, como ocurri¨® con Bolsonaro.
Es esa necesidad at¨¢vica de buscar para gobernar al pa¨ªs a alg¨²n redentor lo que impide que pueda surgir un candidato del centro capaz de conseguir los votos necesarios para la elecci¨®n. Y es posible que ese jerogl¨ªfico pol¨ªtico del que adolece Brasil haya acabado dando fuerza a dos personajes mesi¨¢nicos como Lula y Bolsonaro, a¨²n estando a las ant¨ªpodas, impidiendo que puedan surgir nuevos candidatos con valor pero sin la aureola de lo divino.
Y es eso lo que empieza a preocupar nada m¨¢s iniciado el Gobierno progresista de Lula, ya que puede conducir a que el bolsonarismo fascista pueda continuar lo suficientemente fuerte para disputar de nuevo las elecciones.
De ah¨ª la necesidad que ven los que temen una crisis democr¨¢tica de conseguir acabar con la polarizaci¨®n radical entre izquierda y derecha para dar paso a un centrismo con menos populismos. Un Gobierno m¨¢s conectado con los pa¨ªses desarrollados, que son los que acaban consiguiendo un equilibrio econ¨®mico racional, la disminuci¨®n de la pobreza y una sociedad menos martirizada por los extremismos que acaban sofocando la democracia y dejando en la cuneta a los que acaban siempre soportando el peso de las pol¨ªticas extremistas.
No acaso uno de los demonios que hoy preocupan al mundo democr¨¢tico es el resurgimiento de una extrema derecha que intenta resucitar los fantasmas de las viejas dictaduras que ya sabemos d¨®nde desembocan y a qui¨¦nes acaban sacrificando.
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