Cambiar de perspectiva: a prop¨®sito de Sumar
Mucho parece que se est¨¦ mirando a este proceso omitiendo una parte decisiva para orientar acciones y decisiones
En estos ¨²ltimos d¨ªas se leen muchos an¨¢lisis que fijan el punto decisivo de la necesidad ¡ªindiscutible, por otra parte¡ª, de que todo el espacio a la izquierda del PSOE encuentre formas de relaci¨®n que le permitan conjugarse pol¨ªticamente y concurrir conjuntamente a las pr¨®ximas elecciones generales, en el miedo por la llegada de una posible mayor¨ªa de gobierno escorada a la extrema derecha. Por otra parte, estos mismos an¨¢lisis subrayan el hecho de que es necesario encontrar el acuerdo aunque los actores involucrados no se soporten. En resumidas cuentas: por necesidad y sin demasiado entusiasmo.
Quiz¨¢s se equivoca quien escribe estas l¨ªneas, pero mucho parece que se est¨¦ mirando a este proceso omitiendo una parte decisiva para orientar acciones y decisiones.
A nadie se le escapa que la pol¨ªtica est¨¢ hecha de muchas cosas y, algunas de ellas, leg¨ªtimamente, tienen que ver con aparatos, puestos en listas, recursos, presencias en los medios, y otras muchas absolutamente necesarias para articular propuestas e instrumentar la acci¨®n pol¨ªtica. Es normal, natural, y se dir¨ªa que incluso justo.
Y, sin embargo, poner todos los focos en estos elementos, desconoce de manera evidente que a?o tras a?o, encuesta tras encuesta, todos los indicadores de opini¨®n se?alan cu¨¢nto y c¨®mo los elementos vinculados a las din¨¢micas internas de los actores pol¨ªticos en el mejor de los casos son irrelevantes para la opini¨®n p¨²blica ¡ªy, por lo tanto, para el electorado¡ª, y en el peor, directamente censurables.
La mejor pol¨ªtica siempre es la que es capaz de organizarse para dentro, pero, sobre todo, mirar para afuera. Y si se mira para fuera ¡ªy, se podr¨ªa a?adir, desde fuera¡ª, las cosas cambian de manera radical. Entre otras muchas, por dos razones.
En primer lugar, porque se dir¨ªa que existe un electorado difuso que tiene configuraciones diferentes en los territorios y que puede romper con una visi¨®n madridc¨¦ntrica de la pol¨ªtica que distorsiona. En su parte m¨¢s transformadora, se traduce, por ejemplo, en la multitud de organizaciones diversas que acuden al acto de presentaci¨®n de la plataforma de Yolanda D¨ªaz en el polideportivo Magari?os en Madrid. Este voto no es de nadie m¨¢s que del conjunto de la coalici¨®n progresista que ha gobernado el pa¨ªs en los ¨²ltimos tres a?os y medio. A los sectores amplios de la poblaci¨®n que han aplaudido que se ponga en el centro de la agenda las pol¨ªticas de igualdad, que se han beneficiado de la reforma laboral, que han visto como de la crisis derivada de la covid y de la invasi¨®n rusa de Ucrania se ha salido de una manera completamente diferente a la socialmente sangrienta manera en que se gestion¨® la crisis de 2008, se dir¨ªa que les importan poco las f¨®rmulas electorales. Pero saben de sobra que sin un Gobierno en el cual se incluyeron ¡ªpor la bendita tozudez de un Podemos que en ese momento pele¨® para estar en el Gobierno¡ª, las fuerzas del espacio del cambio, el balance de este Ejecutivo ser¨ªa totalmente diferente, y menos positivo en t¨¦rminos de ampliaci¨®n de derechos y redistribuci¨®n de la riqueza.
Y, en segundo lugar, porque s¨®lo hace falta dar una ojeada a lo que se dice fuera de nuestras fronteras para ver c¨®mo la experiencia del Gobierno de coalici¨®n espa?ol ¡ªcon todos sus l¨ªmites, sus errores y sus conflictos¡ª, es a d¨ªa de hoy valorada como la m¨¢s progresista de todo el continente, y constituye un ejemplo para muchos partidos y movimientos europeos.
Para recuperar el impulso y la esperanza, a veces, en definitiva, solo hace falta cambiar de perspectiva. Y sonre¨ªr. Porque se puede.
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