Sumar y la ¡°columna vertebral¡±
A nadie se le escapa que ese dise?o leninista, de control del todo desde un centro, es el que est¨¢ detr¨¢s de las resistencias al acuerdo. Esto no va de p¨¢jaros y flores, va de poder
Quienes hemos seguido los brotes pol¨ªticos que emanaron de aquel cada vez m¨¢s lejano 15-M de 2011 no tenemos m¨¢s remedio que poner ahora el foco en el proyecto de Sumar. Recordemos que Podemos hizo de conductor de la fulgurante energ¨ªa pol¨ªtica salida de aquel movimiento, de instancia representativa de quienes no se sent¨ªan representados. Supuso un golpe importante a la autocomprensi¨®n de la izquierda europea porque se vali¨® de estrategias ret¨®ricas ¨De incluso doctrinales¨D for¨¢neas, m¨¢s inspiradas en el populismo latinoamericano que en la amplia tradici¨®n del comunismo insertado en los sistemas de partidos occidentales. Era otra cosa que la IU que ven¨ªamos conociendo, una nueva izquierda 2.0, con amplia presencia en las redes y su gesti¨®n de los C¨ªrculos, un liderazgo de varias cabezas y una organizaci¨®n territorial, sus Confluencias, de tipo confederal. Puede que su ¨¦xito inicial se debiera precisamente a esto, a que no parec¨ªa un partido sino algo m¨¢s espont¨¢neo.
Su declive posterior se debi¨®, sin embargo, a la dificultad de insertar este constructo en un entramado sist¨¦mico cuyas l¨®gicas son dif¨ªciles de esquivar. Para empezar, romper con los presupuestos del sistema representativo en un r¨¦gimen parlamentario. Ning¨²n partido, grupo o movimiento puede presentarse como el representante del pueblo o de la gente, lo son todos. De ello fue bien consciente Podemos y transmut¨® su identidad populista en algo m¨¢s realista, presentarse como encarnaci¨®n de la izquierda, la supuesta versi¨®n m¨¢s aut¨¦ntica de esta. Luego est¨¢ tambi¨¦n la letra peque?a de los sistemas de partidos, la necesidad de vertebrar un m¨ªnimo de organizaci¨®n, que entre otras cosas debe ocuparse de decidir qui¨¦n se integra en las listas. Por decirlo en lenguaje weberiano, qui¨¦n adem¨¢s de vivir para la pol¨ªtica puede acabar viviendo de la pol¨ªtica. Ay, los despojos del poder, cuya distribuci¨®n es muy posible que estuviera detr¨¢s de sus ulteriores escisiones. Por ¨²ltimo, una vez instituido como partido de gobierno, pasar por las horcas caudinas del entramado institucional, no todo le est¨¢ permitido hacer a una mayor¨ªa en una democracia liberal.
Que estos choques con la realidad produjeran un desencantamiento del movimiento ¡ªWeber, de nuevo¡ª va de suyo. Sus guerras de poder interno y los imperativos sist¨¦micos le hicieron perder la magia o el aura inicial. Y aqu¨ª es donde entra Sumar, un proyecto que nace precisamente con el objetivo de re-encantarlo. Un liderazgo menos pendiente de disciplinamientos internos, menos masculino, y una misma insistencia en los ideales. Eso s¨ª, perfectamente familiarizado ya con los obst¨¢culos a los que se enfrenta, lo cual le aproxima a la experiencia hist¨®rica de la socialdemocracia cuando le toc¨® gobernar. Adem¨¢s, le da la vuelta como un calcet¨ªn al mito de origen del movimiento, el haber sido de abajo-arriba, bottom-up, como decimos los polit¨®logos. Ahora es top-down, desde una vicepresidencia, nada menos, cuya legitimidad se asienta adem¨¢s sobre la propia gesti¨®n. Pero supuestamente tambi¨¦n sobre un liderazgo que hace de paraguas integrador de la pluralidad del movimiento, apelando a su espontaneidad.
Aqu¨ª es donde choca con Podemos. Ayer, en estas mismas p¨¢ginas, Monedero lo dej¨® claro, no hay viabilidad para una izquierda amplia sin una ¡°columna vertebral que articule al conjunto¡±, la que representa UP, se entiende. No lo dijo de modo expl¨ªcito, pero a nadie se le escapa que ese dise?o leninista, de control del todo desde un centro, es el que est¨¢ detr¨¢s de las resistencias al acuerdo de Podemos con Sumar. Esto no va de p¨¢jaros y flores, va de poder. Esperaremos ansiosos al pr¨®ximo cap¨ªtulo.
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