No pong¨¢is vuestras sucias manos sobre el punk
El victimismo al que juega la ultraderecha no puede ser identificado con un movimiento cultural centrado en su rechazo al autoritarismo, al racismo y al sexismo
Recientemente, escuch¨¦ a un artista espa?ol muy reconocido comentar que la ultraderecha se hab¨ªa apropiado del punk. En concreto, Bolsonaro, Ayuso y Trump. Entend¨ª el argumento, hablaba de populismo, de c¨®mo jugaban a hacerse las v¨ªctimas para identificarse con una sociedad hastiada y polarizada, y as¨ª generar identificaci¨®n y mantener su poder. Despu¨¦s, como mucha gente culta que piensa lo mismo, exhibi¨® la queja constante contempor¨¢nea: la izquierda puritana no sabe re¨ªrse de s¨ª misma, piensa antes de re¨ªrse. E insist¨ªa en el concepto: la derecha se ha apropiado del punk.
Me dio que pensar. ?A qu¨¦ se refer¨ªa con el punk? Entend¨ª que no estaba hablando de la apropiaci¨®n de s¨ªmbolos fascistas para subvertirlos, porque precisamente ni Trump ni Bolsonaro le han hecho ascos a negacionistas del Holocausto. Recordemos la reciente cena del expresidente de Estados Unidos con supremacistas blancos como Nick Fuentes o el rapero Ye (Kanye West), que confes¨® amar a Hitler. Ah¨ª no hab¨ªa apropiaci¨®n simb¨®lica, sino adoraci¨®n literal.
Despu¨¦s pens¨¦: ?se referir¨¢n al punk como movimiento antisistema? Es cierto que la ultraderecha mundial est¨¢ usando una ret¨®rica contra el sistema del que forman parte, pero nadie con dos dedos de frente puede comprar ese discurso, y menos alguien inteligente.
Hablando de cuestiones discursivas, hagamos el ejercicio de despojarnos de ellas, y vayamos, como muchos insisten, a lo material: Amnist¨ªa Internacional present¨® un estudio en el que revelaba que, bajo el mandato de Bolsonaro, el Gobierno de Brasil pod¨ªa haber evitado 120.000 muertes, s¨®lo en el primer a?o de la pandemia, si hubiera adoptado las medidas de salud p¨²blica adecuadas para luchar contra la covid-19 en vez de decretar medidas de austeridad que afectaron al sistema de salud. Durante su ejercicio, se atacaba constantemente a la prensa, y con frecuencia se amenazaba el Estado de derecho. Se ampli¨® el acceso a armas de fuego, teniendo en cuenta que era ya uno de los pa¨ªses con m¨¢s muertes por arma de fuego del mundo, y se propuls¨® la deforestaci¨®n con un discurso negacionista del cambio clim¨¢tico. El discurso del expresidente, profundamente hom¨®fobo y antifeminista, coincidi¨® con las siguientes cifras: Brasil es el pa¨ªs con m¨¢s asesinatos de travestis y transexuales, seg¨²n un reciente informe de la asociaci¨®n Antra.
Centr¨¦monos en Estados Unidos, cuna de ese supuesto puritanismo woke que est¨¢ provocando otra supuesta oleada de cancelaciones de artistas e intelectuales. Tennessee se ha convertido en el primer Estado de EE UU en prohibir las presentaciones de drag en p¨²blico o alrededor de menores de edad. La ley la aprob¨® el gobernador republicano Bill Lee, y se sucede al constante hostigamiento por parte de la extrema derecha a eventos de drag queens y poblaci¨®n trans.
Por su parte, el gobernador ultraconservador de Florida, Ron de Santis, quiere aprobar una ley que restrinja la educaci¨®n sexual en menores. Los profesores tendr¨¢n que ense?ar la abstinencia de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, mientras se ense?a los beneficios del matrimonio heterosexual mon¨®gamo. La ley ya se ha aprobado en la C¨¢mara de Representantes de Florida. ?Pero la puritana no era la izquierda?
Perm¨ªtanme un poco de punksplaining, para que no haya m¨¢s equ¨ªvocos. Quiz¨¢s convendr¨ªa recordar que el punk se origina en los a?os setenta partir de la conciencia de clase obrera y su frustraci¨®n frente a una d¨¦cada de desigualdades. El refugio juvenil es una subcultura como lugar de resistencia. ?Y su ideolog¨ªa? Variada y libre, pero muy centrada en el apoyo mutuo, la igualdad de g¨¦nero, los derechos civiles, y contra el autoritarismo, el racismo y el sexismo.
Es por eso que cuando en los a?os setenta, Inglaterra se encuentra en una grave crisis econ¨®mica y social, con el Frente Nacional de extrema derecha en auge y la complicidad de los altos mandos policiales en las calles, surge una revuelta cultural que supo tejer alianzas entre j¨®venes blancos, negros y de origen asi¨¢tico as¨ª como unir fuerzas con feministas, anticapitalistas y la Anti-Nazi League. A eso se le llam¨® Rock Against Racism. Tambi¨¦n respond¨ªa a las declaraciones de varias estrellas de rock con ideas de ultraderecha. Recordemos, Eric Clapton proclamaba una ¡°Gran Breta?a blanca¡± y reclamaba que se expulsara a los extranjeros. Rod Stewart defend¨ªa p¨²blicamente las ideas del Frente Nacional. ?Y el punk? Del otro lado, plantando cara. The Members, The Ruts y The Clash tocaron en el festival que organiz¨® Rock Against Racism.
Punk no es Bolsonaro, son Pussy Riot, encarceladas por criticar a Putin. Punk son mis compa?eros Marc Gir¨®, Isa Calder¨®n, e Irantzu Varela meti¨¦ndose con la ultraderecha, el machismo y el sistema todos los d¨ªas. ?Bolsonaro es punk? A¨²n recuerdo las fotos quemadas de Judith Butler en Brasil a los gritos de ¡°bruja¡±. Por favor, dejemos tranquilo al punk. O emul¨¢ndolo: que no pong¨¢is vuestras sucias manos sobre el punk, hostias.
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