El cl¨ªtoris y la feminista aguafiestas

En uno de los libros que m¨¢s he le¨ªdo en mi vida y que m¨¢s risas me ha arrancado, el alter ego de Nora Ephron rememora una de sus primeras experiencias sexuales en la universidad, con un estudiante jud¨ªo que le ense?a la historia de la Tor¨¢ en su residencia de Harvard mientras le mete ¡°uno, dos y hasta tres dedos dentro¡± del sexo. Y a?ade: ¡°Esto fue antes del descubrimiento del cl¨ªtoris, cuando se met¨ªan demasiados dedos en el asunto y no se jugaba lo suficiente con lo de afuera¡±.

Esta cita, sacada m¨¢s o menos de memoria de su novela Se acab¨® el pastel, nos ha hecho re¨ªr a muchas. Siempre he pensado que es porque Ephron lograba decir de la manera m¨¢s sencilla lo que muchas mujeres sienten o piensan pero no saben c¨®mo poner en palabras. En estos momentos, ese es el tono que funciona para hablar de sexo y placer: el tono desenfadado. El que no funciona es el de denuncia. Parece ser que ese es muy 2018, de cuando el activismo social global se hizo viral en su denuncia de las agresiones y el acoso sexual que sufren las mujeres en todo el mundo. Ahora ya se ha vuelto cansino y repetitivo, pas¨® de moda.

?Resulta fr¨ªvolo lo que digo? No hay m¨¢s que mirar a nuestro alrededor. El acoso en red a las mujeres ya tiene un nombre: la machoesfera, en la que se propagan cr¨ªticas y bulos contra los avances feministas y que ha encontrado un espejo en la cultura pop feminista para crear una r¨¦plica machista. As¨ª se viralizan ataques y ridiculizaciones que acaban con los siguientes datos: el 50% de los hombres j¨®venes de entre 16 y 24 a?os cree que el feminismo dificulta que los hombres tengan ¨¦xito. Sumado al acoso en red que sufren las comunicadoras en nuestro pa¨ªs y en tantos otros, es evidente que muy pocas quieran ponerse en altar de sacrificio. ?Para qu¨¦?

La involuci¨®n es evidente: ha vuelto la idea de la t¨ªa enrollada, la feminista tranqui, la que dice las cosas sin enfadarse y sin molestar. La que es tolerable y digerible. La contraria al papel en el que nadie quiere estar colocada a d¨ªa de hoy: la feminista aguafiestas. La feminista cortarollos. Solo el activismo, tan necesario, cumple el rol de la feminista aguafiestas que describi¨® Sara Ahmed: la que cuando habla, molesta y estropea la fiesta con su relato, testimonio o informaci¨®n verificada.

Vamos all¨¢ con el momento cortarollos de los datos: la Sociedad Espa?ola de la Contracepci¨®n (SEC) alertaba la semana pasada del espectacular incremento de casos de infecciones de transmisi¨®n sexual (clamidia, s¨ªfilis y gonorrea, entre otros) en Espa?a, que en el caso de las mujeres aument¨® entre el 2012 y el 2019 en un 1.073%. Seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), las ETS son la segunda causa de enfermedad infecciosa en Europa, por detr¨¢s de las infecciones respiratorias. La SEC rogaba p¨²blicamente: ¡°es de urgente y de vital importancia la inmediata inclusi¨®n en el curr¨ªculo escolar de la educaci¨®n afectivo sexual¡±.

?En qu¨¦ consistir¨¢ la educaci¨®n afectivo sexual? Intuyo que en mostrar no ¨²nicamente la mec¨¢nica del coito, sino en c¨®mo dar placer y recibirlo en relaciones sexuales. Quiz¨¢s el problema de las declaraciones de la secretaria de Estado ?ngela Rodr¨ªguez Pam fueron precisamente de corte comunicativo: no se trata del uso de la consigna, sino de manejar adecuadamente el dato y, quiero pensar, la empat¨ªa. Y diferenciar entre rol institucional y activismo.

Tenemos un grave problema cuando parte del Gobierno arrebata el espacio de la feminista aguafiestas en las campa?as comunicativas. No le corresponde. Intuyo que la crispaci¨®n tiene mucho que ver. Habr¨ªa que ver qu¨¦ hubiera pasado a d¨ªa de hoy con la campa?a del P¨®ntelo, p¨®nselo. Imagino a gran parte de los columnistas conservadores y los youtubers machistas tom¨¢ndolo como un alegato fascista por coartar la libertad individual sobre c¨®mo tener sexo. ?Y adem¨¢s usando un verbo imperativo, no una sugerencia! ?Qu¨¦ pasa si a m¨ª me gusta follar sin cond¨®n? ?Censura! ?Est¨¢n coartado mi libertad de expresi¨®n!

Vivimos tiempos convulsos en lo relativo al feminismo. Los ¨²ltimos cinco a?os han dejado una huella indeleble en Espa?a. Tras el caso de La Manada, pudimos hablar de consentimiento y violencia. Despu¨¦s se ridiculiz¨® la consigna que muchas grit¨¢bamos en las manifestaciones: ¡°sola y borracha quiero llegar a casa¡±. Con el caso de Roc¨ªo Carrasco se debati¨® sobre violencia vicaria y despu¨¦s se matiz¨®: ¡°s¨ª, pero no en televisi¨®n¡±. Ahora que existe la posibilidad de hablar de placer sexual, vista la reticencia a las campa?as actuales, hay que preguntarse: ?Qui¨¦n es la feminista aguafiestas que lo pone sobre la mesa? Suyo ser¨¢ el escarnio actual, y la futura gloria.