La clase media como virus social

¡°Me he librado de pocas cosas del virus de la clase media pero una de ellas es que nunca jam¨¢s publiqu¨¦ fotos de comida sofisticada en Instagram¡­ gracias diosito¡±, tuitea la escritora Anna Pacheco. Y lo hace poco despu¨¦s de publicar el ¨²ltimo episodio del Ciberlocutorio, el podcast que presenta con Andrea Gumes. Lo de identificar la clase media con un virus me hace sonre¨ªr e ir directa a escuchar el que ahora mismo es mi podcast favorito. ¡°Un 66% de la poblaci¨®n espa?ola se considera clase media¡±, explica all¨ª Pacheco, para despu¨¦s a?adir que esta clase es ¡°la mayor estafa piramidal jam¨¢s orquestada por el Estado¡±. Y yo, que igual que ella, he padecido casi toda la sintomatolog¨ªa de este virus, a?ado que la estafa ha sido posible gracias al consentimiento de los propios estafados.

Hemos asumido que las democracias son sistemas pol¨ªticos que se pueden degradar, pero cabe a?adir que tambi¨¦n pueden degradarse las clases medias que las sostienen. Porque, si bien dichas clases pueden ser un estado social satisfactorio en ¨¦pocas de pobreza o de incertidumbre, tambi¨¦n pueden f¨¢cilmente convertirse en espacios morales de frustraci¨®n cuando se nutren de individuos y de familias que no han conseguido ser lo que quer¨ªan. ?Y qu¨¦ es lo que quer¨ªamos? Pues durante un tiempo se supon¨ªa que el objetivo era tener casa en propiedad y descendencia. Pero, a estas alturas, el pisito y los hijos est¨¢n m¨¢s relacionados con el conformismo que con la realizaci¨®n personal.

Precisamente ese conformismo es el que parodiaba el v¨ªdeo viral de Pantomima Full publicado har¨¢ un mes y que, con m¨¢s de 2,5 millones de visualizaciones, forma parte de la ¡°Historia de Twitter¡±. El sketch presenta a dos treinta?eros explicando sus decisiones vitales. ¡°La vida, cuantas menos complicaciones tengas, mejor¡±, dice ¨¦l. Y a?ade: ¡°Vimos aqu¨ª un piso que cuadraba el precio, hay metro, as¨ª que para adelante, ?qu¨¦ m¨¢s da?, si es todo lo mismo¡±. Y ella remata: ¡°?Nenes? Pues estamos en ello. Adem¨¢s, en esta calle hay una guarder¨ªa¡­ pues eso que nos quitamos¡±. Mientras se explican, distintos grafismos ayudan al espectador a interpretar el mensaje: ¡°Tiraron la toalla de la vida¡±, ¡°Gestaci¨®n desganada¡±, ¡°Intolerancia a la ilusi¨®n¡±. Cuando se public¨® aparecieron dos nuevas Espa?as en Twitter, la de quienes defend¨ªan esta clase media conformista y defensora de la seguridad y quienes deseaban acabar con esta peligrosa mutaci¨®n del ¡°virus social¡±, causante de oleadas de decepci¨®n, desmovilizaci¨®n pol¨ªtica y conservadurismo. Estuvieron peleando a golpe de tuit durante d¨ªas, lo que en tiempo tuitero equivale a a?os (o d¨¦cadas) humanas. ¡°Hay dos cosas que te pueden hacer m¨¢s conservador: una es tener hijos y otra es tener casa¡±, tuitea Gabriela Becerra despu¨¦s de escuchar el Ciberlocutorio. La sentencia es de Carlos Delcl¨®s, soci¨®logo especializado en vivienda e invitado al programa, que en otro momento explica que ¡°no es lo mismo tener derecho a tener una casa que el derecho a traficar con la propiedad privada¡±. Sin embargo, en Espa?a, mientras el acceso a la vivienda no mejora, el porcentaje de hogares que cobran arrendamientos por el alquiler de una vivienda se ha triplicado desde 2008, del 2,5 al 7%. La nueva aspiraci¨®n de la conservadora clase media ya no es tener casa, sino convertirse en caseros. El resultado de esta mezcla de conformismo, aspiraci¨®n y decepci¨®n es gasolina para los f¨¦rtiles populismos. Eso y que las clases medias podr¨ªan dejar de ser el sost¨¦n del Estado para convertirse en el Estado mismo, con toda su desafecci¨®n y ausencia de proyecto colectivo.