El s¨ªntoma Milei
La marcha de este candidato ha introducido un estado de tal perplejidad en la pol¨ªtica argentina que todav¨ªa no est¨¢n bien perfilados los interrogantes que plantea
Las investigaciones de la opini¨®n p¨²blica insisten en que Javier Milei, el candidato de ultraderecha de la agrupaci¨®n La Libertad Avanza, se ha convertido en el dirigente preferido por los argentinos. Ya super¨® un piso del 24% de intenci¨®n de voto y todav¨ªa hay un 39% que ¡°quiz¨¢s lo votar¨ªa¡±. Seg¨²n esos estudios se va configurando un escenario en el que Milei podr¨ªa participar de una eventual segunda vuelta, posterior a las elecciones presidenciales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo 22 de octubre. Este economista, que comenz¨® a popularizarse hace no m¨¢s de cuatro a?os, avanza casi sin estructura territorial. Con la liturgia de un astro del rock, organiza concentraciones que ¨¦l llama ¡°recitales¡±. Predica consignas de la derecha m¨¢s conservadora, af¨ªn a Vox, en Espa?a, o al bolsonarismo, en Brasil. La estridencia de este candidato llama la atenci¨®n pero, acaso, impida observar el mar de fondo que lo impulsa.
La Argentina sobre la que se proyecta la figura de Milei no crece desde hace una d¨¦cada. Desde hace cinco a?os est¨¢ envuelta en una crisis delicada: renegoci¨® su deuda pero sigue al borde del default; la inflaci¨®n anual ya super¨® el 110%; los ahorristas huyen del peso en busca de d¨®lares, que no consiguen porque las autoridades bloquearon el mercado de cambios; el salario se pulveriza y la pobreza supera marcas del 40%. El efecto de estas miserias sobre el estado de ¨¢nimo no se debe s¨®lo a la magnitud de las desviaciones. Es tambi¨¦n important¨ªsimo la duraci¨®n del malestar.
El efecto principal de esta persistencia es que es imposible culpar a una sola fuerza pol¨ªtica por el desastre. Gobern¨® Cristina Kirchner entre 2007 y 2015; le sucedi¨® Mauricio Macri, entre 2015 y 2019, que es cuando lleg¨® Alberto Fern¨¢ndez apoyado por la se?ora de Kirchner. Cambiaron los partidos pero se agravaron los problemas. As¨ª se explica que la polarizaci¨®n kirchnerismo/antikirchnerismo, o macrismo/antimacrismo, que explic¨® la vida p¨²blica argentina desde hace, por lo menos, 15 a?os, vaya perdiendo vigencia. Muchos ciudadanos empiezan a creer que ¡°los culpables son todos¡±.
Sobre este sentimiento trabaja Milei, que propone una nueva contradicci¨®n. Ya no se oponen la izquierda y la derecha. Ahora es la gente contra la dirigencia. Los de arriba y los de abajo. La m¨²sica tiene un parecido con la que interpretaba Pablo Iglesias desde la ultraizquierda espa?ola de Podemos. La consigna es terminar con ¡°la casta¡±. La letra, sin embargo, es la opuesta.
Milei fue radicalizando su discurso. Comenz¨® criticando el gasto p¨²blico, en especial porque se financia con emisi¨®n monetaria, lo que alimenta la inflaci¨®n y el consiguiente deterioro del salario. Despu¨¦s llev¨® su cr¨ªtica al Estado y, un poco m¨¢s all¨¢, a la burocracia pol¨ªtica. A veces roza una ¨²ltima frontera. Por ejemplo, cuando dice que los desbarajustes argentinos comenzaron en 1916, es decir, con la democratizaci¨®n del voto. O cuando confiesa que, en los ratos libres, arroja dardos sobre una foto de Alfons¨ªn. Ra¨²l Alfons¨ªn asumi¨® el poder en 1983, despu¨¦s de la horrorosa dictadura iniciada en 1976. Por eso en el pa¨ªs se lo considera el padre de la democracia contempor¨¢nea. Milei ataca el gasto, m¨¢s tarde al Estado, un poco despu¨¦s a la pol¨ªtica, y amaga con condenar al sistema democr¨¢tico.
Es dif¨ªcil saber si la simpat¨ªa que despierta en franjas cada vez m¨¢s diversas de electores se inspira en estos argumentos o si, en cambio, se debe a que lo ven enojado. Enojado como ellos. Arriba del escenario, o en el set de TV cuando lo entrevistan, Milei se enfurece, grita, insulta. Promete utilizar una motosierra para terminar con casi todo.
La oferta de Milei se sostiene en dos soluciones m¨¢s o menos mitol¨®gicas. Acabar con ¡°la casta¡± y resolver el descalabro econ¨®mico con una dolarizaci¨®n. Las inc¨®gnitas que plantea la realizaci¨®n de esos objetivos todav¨ªa est¨¢n sin despejarse. Al parecer importa poco. Los an¨¢lisis cualitativos de la opini¨®n p¨²blica, basados en la interrogaci¨®n de grupos focales, interpretan que ese discurso esconde un par de claves del ¨¦xito del candidato.
La condena de la clase pol¨ªtica tranquiliza las consciencias de votantes a los que se les est¨¢ diciendo que carecen por completo de responsabilidad por el calamitoso estado del pa¨ªs. Los culpables son los que mandan. Esa misma imputaci¨®n separa a Milei del resto de los pol¨ªticos. Los dem¨¢s aspirantes a gobernar a partir de diciembre de este a?o insin¨²an, con sinceridad variable, los sacrificios que deber¨¢ hacer la ciudadan¨ªa para que se normalice la vida material. En cambio, el candidato de la ultraderecha sugiere que los que pagar¨¢n el costo son los pol¨ªticos, que viven del Estado, que ¨¦l se propone reducir. Los argentinos vivieron ya dos d¨¦cadas escuchando las diatribas de un discurso que condena al mercado desde el tribunal de la pol¨ªtica. ?Est¨¢ entrando ahora en el ciclo inverso? Desde el trono del mercado se condena a la pol¨ªtica.
El mismo atractivo tiene la receta econ¨®mica de Milei. El peso ser¨¢ abandonado y se adoptar¨¢ el d¨®lar. Los ajustes que demandar¨ªa el pasaje de una moneda a otra quedan envueltos en la bruma. Los argentinos que, para protegerse de la inflaci¨®n, buscan d¨®lares, con Milei tendr¨¢n d¨®lares. ?A qu¨¦ paridad? Para esa respuesta hay que esperar. Este l¨ªder emergente tiene un modelo. Pero todav¨ªa no tiene un proyecto. Es decir, un modelo susceptible de ser implementado. Es curioso: a Cristina Kirchner, en un distribucionismo que se qued¨® sin d¨®lares, le est¨¢ pasando lo mismo.
Cuando irrumpi¨® en la escena, Milei era visto como lo que es: un enamorado del mercado, cultor de un capitalismo sin regulaciones, que ir¨ªa corroyendo la base del PRO, el partido de Macri, que forma parte de la coalici¨®n Juntos por el Cambio. Ese fen¨®meno se mantiene, en especial entre los j¨®venes. Pero ha comenzado a convivir con otro. Milei est¨¢ amenazando tambi¨¦n la base del peronismo que lidera Cristina Kirchner.
Son sectores de clase media baja empobrecida. Tambi¨¦n all¨ª la m¨¢s atra¨ªda es la juventud. La seducci¨®n sobre esta franja electoral es novedosa y se puede explicar por varias razones. La primera ya se dijo: mucha gente apoya a Milei no por lo que dice sino por c¨®mo lo dice. Expresa un enfado contenido. Una segunda: muchos de esos ciudadanos pobres hasta hace poco tiempo pertenec¨ªan a la clase media. Tiene ingresos de pobres, pero categor¨ªas pol¨ªticas y culturales de su anterior instalaci¨®n en la pir¨¢mide. La tercera hip¨®tesis: el candidato ultraliberal le habla a una multitud de trabajadores de poca edad que autogestionan su econom¨ªa a trav¨¦s de plataformas digitales. Son choferes, repartidores y cuentapropistas informales que pretenden que el Estado no interfiera en su forma de ganarse el pan. El despliegue de Milei hacia este universo electoral se explica tambi¨¦n en que, atormentado por una crisis econ¨®mica de desenlace incierto, el peronismo parece encaminarse a un desastre electoral.
Perplejidad pol¨ªtica
La marcha de este candidato ha introducido un estado de tal perplejidad en la pol¨ªtica argentina que todav¨ªa no est¨¢n bien perfilados los interrogantes que plantea. El m¨¢s acuciante: si Milei entrara a la segunda vuelta y resultara vencedor, ?con qu¨¦ estructura gobernar¨ªa? ?Qu¨¦ fuerza tendr¨ªa en el Congreso? ?A qui¨¦nes buscar¨ªa como aliados? ?l mismo se est¨¢ formulando estas preguntas. Por eso ya no dice que ¡°la casta¡± es la clase pol¨ªtica. Desde hace una semana cambi¨® la definici¨®n: ahora son los que toman decisiones en contra de la gente. En realidad, comenz¨® a aclarar Milei, ¨¦l no est¨¢ contra una casta, sino contra el status quo.
La peripecia de este candidato todav¨ªa debe sortear varias barreras. Sobre todo una: quienes se identifican con ¨¦l en las encuestas adhieren a todo lo que dice, no se preguntan c¨®mo llegar¨ªa a concretarlo, pero se detienen ante un enigma: los recurrentes ataques de furia de Milei, ?esconden mal una estructura m¨¢s profunda de inestabilidad emocional? Otros detalles de la personalidad de este economista pueden ser parte del folclore. Por ejemplo, la influencia determinante de su hermana Karina, una tarotista que lo conecta con su perro muerto en la ultratumba.
Esos arrebatos del candidato son muy llamativos. Sugieren que Milei es una innovaci¨®n pero, a la vez, un s¨ªntoma. Un s¨ªntoma inquietante de la sociedad que se est¨¢ mirando en ¨¦l. La Argentina ingres¨® hace 22 a?os en una traum¨¢tica tormenta. Fue el colapso de la convertibilidad, un r¨¦gimen de tipo de cambio fijo en el que cada peso promet¨ªa valer un d¨®lar. El derrumbe de ese sistema arras¨® tambi¨¦n con la administraci¨®n de Fernando De la R¨²a. Multitudes enardecidas, sin liderazgo alguno, se movilizaban al grito de ¡°que se vayan todos¡±.
Ese estallido fue la cuna de dos sujetos pol¨ªticos que pretendieron cerrar el abismo entre representantes y representados. Fueron el kirchnerismo, como expresi¨®n dominante del peronismo, y el macrismo, como canal de participaci¨®n de los sectores medios que se hab¨ªan desencantado con el radicalismo. Ambas fuerzas protagonizaron, en agresiva competencia, el juego pol¨ªtico de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Hoy las dos presentan signos de agotamiento. Una evidencia: Cristina Kirchner y Mauricio Macri, sus l¨ªderes, son los dos pol¨ªticos con peor imagen en todas las encuestas.
Milei interpela al electorado. Pero interpela tambi¨¦n a la dirigencia peronista del Frente de Todos y a sus rivales de Juntos por el Cambio. El ascenso de la nueva derecha populista encontrar¨¢ un l¨ªmite si esos dos actores consiguen renovarse.
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