S¨¢nchez, Feij¨®o y los que est¨¢n acariciando al gato
El presidente decidi¨® hacer en las municipales una campa?a personal y de Gobierno, inundada por una agotadora lluvia de anuncios. Al PP le bast¨® con repetir una idea: el antisanchismo
La historia puede contarse as¨ª: Pedro S¨¢nchez gan¨® unas primarias, y las volvi¨® a ganar a bordo de su Peugeot, durmiendo en las casas de los militantes; y gan¨® una moci¨®n de censura, y lleg¨® a la presidencia del Gobierno igual que gana el Madrid las finales m¨¢s dif¨ªciles, en una mezcla de audacia, suerte y temeridad. La fortuna de Maquiavelo. Pedro S¨¢nchez public¨® sus memorias cuando apenas empezaba su carrera pol¨ªtica lo mismo que Augusto Monterroso titul¨® Obras completas su primer libro, para enviar un mensaje: las llam¨® Manual de resistencia. El presidente que puso como su primer jefe de gabinete a un creador de relatos esta vez quiere enmarcar el suyo al sol del verano, porque cuando ha ido al desaf¨ªo se ha llevado siempre la victoria.
La historia puede contarse as¨ª tambi¨¦n: Eduardo Madina perdi¨® las primarias del PSOE, entre otras razones, por una conjunci¨®n de intereses que se aliaron en su partido para cortarle el paso. Al cabo, a S¨¢nchez no le conoc¨ªa nadie. Susana D¨ªaz, que particip¨® en esos intereses con una entrega encomiable, perdi¨® las siguientes primarias, a las que dijo concurrir porque la aclamaban. No se sabr¨¢ nunca, sin embargo, en qu¨¦ medida las bases votaron a favor de S¨¢nchez o lo hicieron en contra de D¨ªaz. La moci¨®n de censura que vino luego la perdi¨® Mariano Rajoy, incapaz de sostener sus apoyos en el Congreso: no hay m¨¢s que recordar el asombro ¡ªquiz¨¢ el susto¡ª en las caras de muchos dirigentes socialistas la ma?ana en que aquella votaci¨®n prosper¨®. Hab¨ªa m¨¢s euforia en Podemos que en el PSOE por el cambio de Gobierno. Es una ley que las alianzas funcionan mejor a la contra: son fugaces pero eficientes; y el PP ha comprendido esa versi¨®n de la historia.
S¨¢nchez decidi¨® hacer en las municipales una campa?a personal y de gobierno, inundada por una agotadora lluvia de anuncios. A Alberto N¨²?ez Feij¨®o le bast¨® con repetir una idea: el antisanchismo. Una vez le preguntaron qu¨¦ significaba eso, pero ocurri¨® como la tarde aquella en que le preguntaron a Santiago Abascal por una medida concreta y ¨¦l dijo que llevaba a Espa?a en el coraz¨®n. Hay cosas que no pueden detallarse, porque son la cosa sola: derogar el sanchismo es derogar el sanchismo, lo mismo que Brexit es Brexit. Feij¨®o conoce el mecanismo y sus resultados: gan¨® el poder en el PP por la alianza interna para echar a Pablo Casado. En justicia, ya Casado estaba donde estaba porque hab¨ªa ganado unas primarias; es decir: porque su partido trabaj¨® a fondo para que Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa las perdiera. En pol¨ªtica, hay mucha gente acariciando un gato todo el rato: cuando hablan de la pasi¨®n pol¨ªtica suelen referirse al odio entre muchos de ellos.
La idea del antisanchismo ha funcionado: el PP ha ganado unas elecciones porque las ha perdido Pedro S¨¢nchez. El presidente lo asumi¨® ¡°en primera persona¡± en la escalinata de La Moncloa. A la carrera, trata de combatirlo con su inversa, llamando al voto contra Vox y sus eventuales alianzas con el PP. O unos u otros. O todo o nada. Si t¨² no vas, ellos vuelven. Esa estrategia los socialistas la probaron antes y no les alcanz¨®. Las alianzas a la contra son eficientes, pero caducan. La pregunta para S¨¢nchez es si llega a tiempo de romper el marco y promover un discurso que haga algo distinto y m¨¢s trascendente que vender gesti¨®n: que combata las razones por las que sus votantes se quedaron en casa o le dieron la espalda. Si dice que le van los ¨®rdagos, este es su reto mayor, que requiere enmienda e ideolog¨ªa. Algo m¨¢s, en fin, que un v¨ªdeo jugando a la petanca.
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