Perdiendo habilidades ante la inteligencia artificial
La preocupaci¨®n de que la tecnolog¨ªa pueda degradar nuestras capacidades cognitivas no es nueva y merece la pena preguntarse si una mayor automatizaci¨®n provocar¨¢ una p¨¦rdida de conocimientos especializados
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¡°?salo o pi¨¦rdelo¡±, sol¨ªa decirme mi profesor de lat¨ªn. Y ten¨ªa raz¨®n. D¨¦cadas despu¨¦s, ser¨ªa incapaz de declinar verbos en lat¨ªn aunque me fuera la vida en ello.
Escribo estas palabras en un avi¨®n. Hace fr¨ªo y viento, y el piloto ha mencionado la posibilidad de turbulencia. Si hubiera una emergencia, me pregunto si el piloto tiene suficiente experiencia de vuelo para saber c¨®mo capearla.
Tanto el vuelo 3407 de Continental Connection como el vuelo 214 de Asiana Airlines se estrellaron porque los pilotos no dominaban el aterrizaje sin el uso de automatismos de alto nivel. A medida que el vuelo se ha ido automatizando, los pilotos han ido perdiendo ciertas habilidades necesarias para volar manualmente, como la navegaci¨®n en base a puntos de referencia y el c¨¢lculo de la velocidad y altitud del avi¨®n. No tienen suficiente pr¨¢ctica. Las personas se aburren cuando el piloto autom¨¢tico se encarga de la mayor¨ªa de las tareas. Cuando la automatizaci¨®n falla o hace necesaria la intervenci¨®n humana, los pilotos distra¨ªdos son menos capaces de superar situaciones de riesgo.
La inteligencia artificial (IA) es la automatizaci¨®n m¨¢xima. La aspiraci¨®n es crear un tipo de herramienta que pueda hacerse cargo del mayor n¨²mero posible de nuestras tareas. Dado que cada vez dependemos m¨¢s de la IA en m¨¢s esferas de la vida, merece la pena preguntarse si una mayor automatizaci¨®n provocar¨¢ una p¨¦rdida de conocimientos especializados, y hasta qu¨¦ punto eso podr¨ªa ser un problema.
La preocupaci¨®n de que la tecnolog¨ªa pueda degradar nuestras capacidades cognitivas no es nueva. En el Fedro de Plat¨®n, S¨®crates argumentaba que la escritura har¨ªa que la gente confiara demasiado en fuentes externas en lugar de en su propio entendimiento.
S¨®crates pensaba que la escritura atrofiar¨ªa la memoria de las personas, y que no podr¨ªa proporcionar el mismo nivel de comprensi¨®n y di¨¢logo que puede lograrse a partir de la comunicaci¨®n verbal, donde las ideas pueden ser cuestionadas y refinadas a trav¨¦s de la conversaci¨®n. En contraste con el di¨¢logo en vivo, la palabra escrita carece de la capacidad de adaptarse a diferentes contextos y, por tanto, puede ser f¨¢cilmente malinterpretada o malentendida. La escritura no responde.
?Ten¨ªa raz¨®n S¨®crates al preocuparse por la escritura? Estoy dividida. Por un lado, defiendo ferozmente a la palabra escrita. Los libros son una de las mejores partes de la vida. Te permiten vivir muchas vidas en una, viajar a lugares lejanos desde la comodidad de tu sof¨¢, explorar ideas que nunca se te habr¨ªan ocurrido, conocer gente con quienes nunca te habr¨ªan encontrado. La escritura mantuvo vivo a S¨®crates durante todos estos siglos. Gracias, Plat¨®n.
La palabra en el papel ha facilitado la acumulaci¨®n y el intercambio de conocimiento. Aunque nuestros antepasados tuvieran una memoria prodigiosa, no podr¨ªan memorizar toda la Biblioteca Bodleiana, a la que tengo la suerte de poder acceder.
Escribir mejora el pensamiento. El ritmo del proceso permite la reflexi¨®n pausada, y la posibilidad de edici¨®n invita al refinamiento. Externalizar las palabras en el papel o en una pantalla permite descargar el procesamiento cognitivo y facilita el manejo de argumentos complicados, de la misma manera que es m¨¢s f¨¢cil hacer una multiplicaci¨®n larga en papel que en la mente. Escribir no consiste s¨®lo en expresar lo que uno piensa, sino sobre todo en descubrir lo que uno piensa sobre la marcha.
Sin embargo, S¨®crates ten¨ªa raz¨®n en que la escritura probablemente ha da?ado nuestra memoria. Hace siglos, la gente memorizaba libros enteros, palabra por palabra. Yo ni siquiera capaz recordar mi n¨²mero de tel¨¦fono actual.
?Y qu¨¦? ?Es importante la memoria? Si tengo el m¨®vil siempre conmigo, ?qu¨¦ importa si no puedo recordar mi propio n¨²mero? Un elemento clave es la fiabilidad. Si la IA es fiable, no parece muy alarmante que perdamos algunas habilidades. Pero hay al menos cuatro formas en las que la IA puede no ser fiable.
En primer lugar, la IA es (actualmente) cara. Ejecutar sistemas potentes requiere mucha computaci¨®n, que a su vez necesita mucha energ¨ªa. Los chips, las bater¨ªas y los dispositivos dependen de materias primas como el litio, el cobalto y el n¨ªquel, recursos finitos que podr¨ªan agotarse.
En segundo lugar, la mayor¨ªa de las aplicaciones que utilizan IA est¨¢n conectadas a internet, y cualquier cosa conectada a internet puede ser hackeada.
El ransomware (cuando un hacker secuestra virtualmente a un ordenador y pide un rescate para su liberaci¨®n) es un ejemplo de los riesgos. Hace dos d¨¦cadas, las f¨¢bricas, centrales el¨¦ctricas, hospitales, aeropuertos y oficinas funcionaban con herramientas anal¨®gicas, que son m¨¢s robustas que los equivalentes digitales. Muchas de las instituciones actuales ya no tienen la opci¨®n de operar manualmente, o no han mantenido los conocimientos anal¨®gicos necesarios. Cuando la empresa de metales y electricidad Norsk Hydro recibi¨® una demanda de rescate, consigui¨® evitar el cierre pasando a operar manualmente, pero s¨®lo gracias a los empleados de m¨¢s edad y a otros trabajadores que volvieron de su jubilaci¨®n para echar una mano.
Dentro de veinte a?os, la generaci¨®n que sabe hacer funcionar las cosas en anal¨®gico ya no estar¨¢ por aqu¨ª para ayudarnos. La tarea que tenemos por delante es hacer que lo digital sea mucho m¨¢s robusto de lo que es actualmente, al tiempo que repasamos nuestras habilidades anal¨®gicas para tenerlas como respaldo.
En tercer lugar, la IA puede ser poco fiable porque est¨¢ gestionada por unos pocos gigantes tecnol¨®gicos poderosos. Una empresa como OpenAI podr¨ªa decidir aumentar sus precios, introducir condiciones de explotaci¨®n o cambiar su algoritmo a peor, y si hemos llegado a depender de su IA, estaremos a su merced.
En cuarto lugar y m¨¢s importante a¨²n, la IA actual tiene una relaci¨®n poco fiable con la verdad. El tipo de IA m¨¢s popular se basa en redes neuronales. Una IA como ChatGPT funciona analizando estad¨ªsticamente los textos que se le han proporcionado y generando respuestas convincentes basadas en sus datos de entrenamiento. Pero no utiliza la l¨®gica ni se basa en pruebas emp¨ªricas. No tiene herramientas para rastrear la verdad. Como resultado, a menudo ¡°alucina¡± o fabrica respuestas convincentes (basadas en su an¨¢lisis estad¨ªstico) que, sin embargo, son falsas. Cuando le ped¨ª que citara diez libros por Carissa V¨¦liz, invent¨® nueve t¨ªtulos plausibles pero falsos.
La falta de fiabilidad de la IA deber¨ªa hacernos pensar dos veces en las habilidades que estamos perdiendo a su favor. Incluso si la IA fuera m¨¢s fiable, tendr¨ªamos motivos para no querer perder ciertas habilidades. Recordemos a S¨®crates, la escritura y la memoria.
La memoria y la atenci¨®n est¨¢n relacionadas. La clave para recordar algo es ser capaz de prestarle atenci¨®n. Si la escritura ha debilitado nuestra memoria, nuestra capacidad de atenci¨®n tambi¨¦n se ha deteriorado, y probablemente se est¨¦ erosionando a¨²n m¨¢s con la tecnolog¨ªa digital.
Mientras escribo este art¨ªculo, mi atenci¨®n no para de dar saltos ¡ªde la p¨¢gina en blanco a las referencias, a un mensaje de texto de mi madre, a cientos de notificaciones en redes sociales y, media hora m¨¢s tarde, de nuevo a estas letras¡ª. Esos saltos me impiden alcanzar el placer de la experiencia de flujo (flow state) que puede surgir tras horas de concentraci¨®n sostenida.
A menudo se asume que una mayor automatizaci¨®n nos permitir¨¢ centrarnos en tareas m¨¢s significativas. Me parece poco probable. La lavadora es un invento fant¨¢stico, pero no vino a solas. Gracias a la lavadora, puede que yo no pase tanto tiempo lavando ropa como mi abuela, pero paso m¨¢s tiempo con el correo electr¨®nico de lo que ella pasaba lavando ropa. Y apuesto a que ella ten¨ªa m¨¢s espacio para tener pensamientos interesantes mientras lavaba la ropa que los que yo puedo tener mientras env¨ªo correos electr¨®nicos. La experiencia de lavar la ropa ¡ªla sensaci¨®n del agua corriendo por las manos, por ejemplo¡ª tambi¨¦n es m¨¢s agradable para nuestra experiencia corporal que mirar fijamente una pantalla todo el d¨ªa.
Cuando se trata de escribir, la automatizaci¨®n podr¨ªa debilitar o eliminar algunas de las habilidades de pensamiento cr¨ªtico que adquirimos cuando decidimos ignorar a S¨®crates y adoptamos la palabra escrita. Si utilizamos chatbots para que escriban por nosotros, en el mejor de los casos, puede que obtengamos un producto m¨¢s o menos aceptable con una fracci¨®n del tiempo y el esfuerzo que habr¨ªa supuesto escribir manualmente, pero nos habremos perdido el proceso. Escribir es una manera de afilar nuestras habilidades cognitivas.
Si nuestros alumnos se acostumbran a depender de chatbots para escribir sus tareas, podr¨ªan perder habilidades creativas y de pensamiento cr¨ªtico. Entre las habilidades que mejora la escritura est¨¢ la empat¨ªa. Al escribir tienes que ponerte en el lugar del lector. ?Entender¨¢ lo que intentas comunicar? ?Est¨¢s segura de que no les vas a aburrir? ?Est¨¢s tomando en cuenta otros puntos de vista? Las habilidades sociales son algunas de las m¨¢s valiosas que poseemos; har¨ªamos bien en asegurarnos de no perderlas.
Mientras el avi¨®n en el que viajo aterriza sin problemas en la pista a pesar de la tormenta, creo que deber¨ªamos prestar atenci¨®n a mi antiguo profesor y utilizar las habilidades que no queramos perder.
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