El futuro pol¨ªtico de Espa?a
Los ciudadanos tienen ante el 23-J dos modelos contrapuestos de pa¨ªs y sociedad, ambos n¨ªtidamente espa?oles
Lo que se juegan los espa?oles en las elecciones del 23 de julio, adelantadas el lunes por Pedro S¨¢nchez ante los malos resultados de toda la izquierda en las municipales y auton¨®micas, es la posibilidad de reeditar un Gobierno liderado por el PSOE en coalici¨®n con el movimiento Sumar de Yolanda D¨ªaz o bien el relevo del actual Gobierno progresista por otro de signo netamente conservador con el PP a la cabeza y con la necesidad de apoyarse en la ultraderecha de Vox para la investidura y la constituci¨®n del propio Ejecutivo.
Ninguna encuesta da hoy mayor¨ªa absoluta para ninguno de los dos grandes partidos, PSOE y PP, aunque la desaparici¨®n de Ciudadanos por el lado de la derecha y la debacle de Podemos por el lado de la izquierda el domingo parecen reforzar el bipartidismo hist¨®rico en la democracia espa?ola. El argumentario construido para las elecciones del 28 de mayo es el que va a seguir manteniendo la derecha sobre la base del principio plebiscitario de S¨¢nchez s¨ª o S¨¢nchez no. La peligrosidad del eslogan defendido en primera persona por Alberto N¨²?ez Feij¨®o de ¡°Espa?a o S¨¢nchez¡± regresa irresponsablemente a las peores etapas de la historia espa?ola del siglo XX al forzar la identificaci¨®n de media Espa?a como anti-Espa?a.
No es necesario apelar al trumpismo como fuente de esa aberraci¨®n civil y pol¨ªtica: exprime hasta el insulto la l¨®gica de la confrontaci¨®n excluyente, sin reconocer que las formaciones pol¨ªticas que han apoyado a este Gobierno constituyen una representaci¨®n cabal de la pluralidad de la Espa?a contempor¨¢nea. Han sido ellas las que han apoyado las medidas de protecci¨®n frente a la pandemia y despu¨¦s en la crisis de Ucrania y el crecimiento de la inflaci¨®n, as¨ª como las reformas en materia social y de derechos civiles. La Espa?a de 2023 precisa de gobiernos con la imprescindible capacidad de representar a una mayor¨ªa que habla varios idiomas recogidos en nuestra Constituci¨®n, se ha fragmentado pol¨ªticamente, tiene m¨²ltiples creencias y convive con naturalidad. Hoy un hist¨®rico columnista del peri¨®dico, Manuel Vicent, recuerda que algunos podr¨ªan ¡°pensar que las dos Espa?as siguen enfrentadas a cara de perro bajo el signo de Ca¨ªn¡±. Pero a?ade enseguida: ¡°No es cierto. El odio que exudan algunos pol¨ªticos no est¨¢ en la calle¡±.
Los espa?oles tenemos derecho a saber qu¨¦ pol¨ªticas concretas defiende cada formaci¨®n. El Gobierno actual ha aplicado pol¨ªticas inequ¨ªvocamente socialdem¨®cratas de redistribuci¨®n de riqueza, muy alineadas con las directrices y posiciones de Bruselas para la etapa de convulsiones sanitarias, geopol¨ªticas y econ¨®micas que estamos viviendo. Los datos econ¨®micos de este periodo de gesti¨®n son claramente positivos, con el empleo a la cabeza, como se?alan todos los organismos internacionales independientes, ajenos a la enloquecida batalla partidista espa?ola. Ahora tendr¨¢n que explicar sus planes para continuar en un contexto que sigue siendo incierto por la guerra de Ucrania.
De los partidos aspirantes a tomar el relevo en La Moncloa tenemos informaci¨®n desigual. Derogar el sanchismo no es un programa de gobierno, a menos que se especifiquen claramente las leyes a derogar y por cu¨¢les se sustituyen. ?Decaer¨¢n la ampliaci¨®n de derechos civiles, la pol¨ªtica fiscal, la reforma laboral, la subida del salario m¨ªnimo o la revalorizaci¨®n de las pensiones? Todas esas pol¨ªticas est¨¢n, adem¨¢s, atravesadas por la crisis clim¨¢tica con sus derivadas en materia de modelos econ¨®micos, energ¨ªa, gesti¨®n del agua o movilidad, y deber¨ªan ser el centro de la discusi¨®n p¨²blica en esta campa?a. El neonacionalismo espa?olista al que se ha entregado el PP identifica a S¨¢nchez con la quiebra de la naci¨®n pero, de momento, se traduce en un programa sin programa porque aspira a ganar unas elecciones plebiscitarias junto a un partido que s¨ª ha expresado di¨¢fanamente su ideario ultraderechista: antifeminista, xen¨®fobo, antiabortista, negacionista. La guerra preventiva que algunos l¨ªderes del PP han declarado a los resultados del 23-J alimentando el bulo del fraude exige que Feij¨®o lo ataje sin contemplaciones por pura higiene democr¨¢tica.
La duda central en estos momentos es si la izquierda a la izquierda del PSOE concurre con una sola marca, Sumar, o lo hace tambi¨¦n con dos, la segunda ser¨ªa Podemos. La mera aplicaci¨®n del sistema electoral espa?ol penaliza la fragmentaci¨®n de un mismo espacio en varios partidos: si concurren dos marcas electorales a la izquierda, Sumar y Podemos, la consecuencia autom¨¢tica es que la tercera fuerza en las 20 circunscripciones (adem¨¢s de PSOE y PP) que reparten seis diputados ser¨¢ Vox, que optimizar¨ªa sus votos traducidos a esca?os mientras la izquierda dilapidar¨ªa los suyos repartidos en dos formaciones. Este es el escenario que determinar¨¢ buena parte del resultado del pr¨®ximo 23-J: la desuni¨®n de las izquierdas, como sucedi¨® en Valencia, conduce necesariamente a entregar a Vox la palanca del cambio de Gobierno.
La ¨²nica arma que queda por testar pol¨ªticamente en Espa?a se llama Movimiento Sumar: este 23 de julio ser¨¢ la primera ocasi¨®n para probar la eficacia movilizadora de la plataforma de Yolanda D¨ªaz para agrupar en ella al votante desamparado de Podemos ¡ªcuyos dirigentes no han apreciado causa alguna de autocr¨ªtica tras sus desastrosos resultados del 28-M¡ª y sobre todo a aquel que a¨²n percibe posibilidades de reeditar la experiencia de un Gobierno progresista. La consolidaci¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas de Sumar y su capacidad para absorber a los cuadros y militantes de un partido en v¨ªas de extinci¨®n y otras 14 formaciones que encarnan la tozuda realidad plural espa?ola puede ser el elemento crucial que active la participaci¨®n de la izquierda y corrija el fatalismo que ha causado en su electorado el masivo cambio de representaci¨®n pol¨ªtica en el ¨¢mbito territorial.
Lo que est¨¢ en juego es la capacidad de la izquierda para poner todas las condiciones favorables para optimizar el voto y saber traducirlo en esca?os, como ha hecho la derecha agrupando a sus electores en solo dos formaciones. Torpedear esas condiciones de posibilidad o incluso sabotearlas por ego¨ªsmo rencoroso o af¨¢n de pureza ideol¨®gica conducir¨¢ al descr¨¦dito de la izquierda para muchos a?os, mientras el PP se afianza en el Gobierno de la naci¨®n con Vox como muleta necesaria o como miembro normalizado de un Gobierno de coalici¨®n. Eso es exactamente lo que est¨¢ en juego el 23-J: dos modelos de sociedad y de pa¨ªs, ambos n¨ªtidamente espa?oles.
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