R¨¦quiem por Ciudadanos
El 28-M redujo a la ruina definitiva al partido que se present¨® como de centro liberal y acab¨® en la casa de la derecha
La extinci¨®n pol¨ªtica de Ciudadanos tras las elecciones del 28-M no ha llegado como una sorpresa ca¨ªda del cielo, pero s¨ª quiz¨¢ procedente de otra era pol¨ªtica. Solo hace cuatro a?os que la formaci¨®n fundada en Catalu?a en 2006 estuvo a 200.000 votos de batir al PP en las elecciones generales de abril de 2019 y lleg¨® a obtener hasta 57 diputados. La dilapidaci¨®n pol¨ªtica de ese extraordinario capital lleg¨® tras frustrar Albert Rivera el pacto de gobierno con Pedro S¨¢nchez, y ah¨ª empez¨® el castigo a Ciudadanos de su propio electorado apenas cinco meses despu¨¦s, el 10 de noviembre de 2019, y tras haber pactado en tres autonom¨ªas gobiernos que manten¨ªan al PP al frente: descendi¨® a 10 diputados.
La cadena de errores cometida por el l¨ªder y cofundador, Albert Rivera, es dif¨ªcilmente igualable y tampoco es f¨¢cil explicar el declive de una formaci¨®n que despert¨® las esperanzas de m¨¢s de cuatro millones de espa?oles en 2019 para quedar hoy en apenas 300.000 y una trifulca grotesca entre sus dirigentes retransmitida en directo. Quienes lo vivieron desde dentro lo han contado y es por tanto p¨²blico: el endiosamiento hasta la hibris cl¨¢sica (o la desmesura de la ambici¨®n) de su l¨ªder cuaj¨® en la meta de vencer al PP y liderar a la derecha espa?ola. El estropicio fue descomunal, aunque a Rivera le volvi¨® la lucidez al d¨ªa siguiente de la debacle de noviembre de 2019, como la ducha fr¨ªa de realidad despu¨¦s del delirio, y present¨® la dimisi¨®n ante una militancia incr¨¦dula y conmocionada.
Del inexperto fundador del partido a los 26 a?os, y exmilitante del PP, quedaba ya muy poco. Hab¨ªa sido un partido de ¨¢mbito nacional gestado al calor de los poderes empresariales y financieros espa?oles, espantados ante la emergencia de una nueva fuerza pol¨ªtica sin control oficial, sin estructuras y sin pasado, Podemos. Tras una famosa declaraci¨®n del presidente del Banco de Sabadell ¡ª¡±necesitamos un Podemos de derechas¡±¡ª, el peque?o partido catal¨¢n, nacido para combatir a un nacionalismo que pronto virar¨ªa hacia el independentismo, logr¨® un alto protagonismo a escala nacional reivindicando la intolerancia hacia la corrupci¨®n y no ser de derechas ni de izquierdas. El apoyo medi¨¢tico estuvo muy repartido y fue econ¨®micamente opulento: en sus primeras generales en 2015 obtuvo nada menos que 40 diputados y tres millones y medio de votos. Su vocaci¨®n socialdem¨®crata originaria, seg¨²n su ideario, se disolvi¨® en 2017 en favor de un liberalismo progresista que se decantaba una y otra vez hacia la derecha en los momentos decisivos, mientras recrudec¨ªa su radicalidad pirot¨¦cnica contra S¨¢nchez y el nuevo socialismo muy alejada de centrismo alguno.
La ausencia de encarnaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a de un liberalismo europe¨ªsta seguir¨¢ siendo una excepci¨®n tras la muerte pol¨ªtica de Ciudadanos, pero en realidad hac¨ªa ya mucho tiempo que no representaba los valores que estuvieron en su origen. Lo tuvo todo menos el primer puesto, y solo esa carencia explica la calcinaci¨®n en vivo de un partido que hab¨ªa llegado con la bandera de la regeneraci¨®n democr¨¢tica ante la pand¨¦mica corrupci¨®n que afectaba al PP. Pronto fue solo un partido m¨¢s, con decapitaciones de l¨ªderes valiosos y abandonos en masa de sus mejores cuadros. Pact¨® sobre todo con el PP, quiso vencer al PP sin lograrlo y sucumbi¨® al final al hambre de crecimiento a toda costa del PP. Los ¨²ltimos tiempos configuran la cr¨®nica de la descomposici¨®n de un partido que ha vivido la amargura del regreso a la casa del PP de la gran mayor¨ªa de sus votantes, y tambi¨¦n a Vox. Es un epitafio casi tr¨¢gico para una aventura de ¨¦xito fallida.
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