Elige tu propia extinci¨®n

La moda de esta temporada en las tertulias tecnol¨®gicas es preguntar cu¨¢l es tu P(doom). Es la clase de expresi¨®n que encanta a los consultores del Valle porque les hace parecer insiders. Consiste en trasplantar sin pre¨¢mbulo ni azucenas una notaci¨®n o expresi¨®n recurrente al lenguaje coloquial. En matem¨¢ticas y estad¨ªstica, la letra P suele representar la probabilidad de un evento o condici¨®n, con el evento y/o condici¨®n sujeto entre par¨¦ntesis. En este caso, P(doom) es la probabilidad de extinci¨®n de la raza humana por culpa de la inteligencia artificial.

La pregunta es determinista en todas sus variaciones. El factor P(doom) implica la existencia de una escala reconocida, un DEFCON AI. El evento P(doom) asume la certeza del apocalipsis, pero te deja elegir el sabor. El uso de f¨®rmulas matem¨¢ticas en conversaci¨®n casual ofrece siempre una cierta ilusi¨®n de precisi¨®n que nos gusta malinterpretar como certeza. Por ejemplo, para calcular qu¨¦ probabilidad hay de que salga cara al tirar una moneda, P(cara), conocemos todas las variables posibles. Si la moneda no ha sido manipulada con pesas o imanes para alterar el resultado, cualquiera puede afirmar sin temor a equivocarse que las dos variables (cara y cruz) tienen un 50% de posibilidad de salir. Por lo tanto, P(cara) es igual a 50%. Nos deja como est¨¢bamos, pero con mucha m¨¢s precisi¨®n.

La ilusi¨®n es problem¨¢tica. Si, antes de poner la lavadora, consultamos a los principales servicios meteorol¨®gicos del mundo sobre la probabilidad de lluvia, P(lluvia), sus sofisticados algoritmos amasar¨¢n datos atmosf¨¦ricos, observaciones satelitales, mediciones en tierra y otro centenar de fuentes de informaci¨®n para decirnos que hay un 10% de probabilidad. Pero, cuando tu ropa se moja, dir¨¢s que la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial ha fallado porque muy poca gente entiende c¨®mo funciona la estad¨ªstica, aunque todos pensamos que s¨ª.

Parafraseando al profesor Aaron Levenstein, las estad¨ªsticas son como bikinis: lo que muestran es sugerente, lo que tapan es crucial y lo que piensas que realmente dicen es una mezcla de la primera pel¨ªcula que viste sobre el tema y los ¨²ltimos titulares de tu timeline. Si tu generaci¨®n es la m¨ªa, tu P(doom) es una mezcla de Terminator, Matrix y las declaraciones de Geoffrey Hinton, ¡°el padrino arrepentido de la IA¡±. Y no te ha hecho falta leer lo que ha hecho o dicho para saber de qu¨¦ se arrepiente porque un rel¨¢mpago neuronal en tu cabeza lo ha transformado en el negro arrepentido de Cyberdyne Systems Corporation que sacrifica su vida para destruir Skynet. Sabes todo lo que tienes que saber.

Nuestro cerebro es un ¨®rgano predictivo que trabaja por asociaciones y ha sido entrenado durante a?os en la inminencia de un apocalipsis tecnol¨®gico a trav¨¦s de la cultura popular. Por eso preguntar a alguien por su factor P(doom) es activar una lista de escenarios catastr¨®ficos que la mente interpreta como datos, especialmente cuando los verdaderos datos no est¨¢n a tu disposici¨®n. Debemos desconfiar de aquellos profetas que anuncian vagos peligros existenciales sin facilitar al mismo tiempo la informaci¨®n necesaria para hacer el verdadero c¨¢lculo de probabilidad. Que todos hayamos visto las mismas pel¨ªculas no significa que sean ciertas. Que el profeta sea el ¨²nico que tiene los datos no significa que sea de fiar.