El Congreso brasile?o amenaza a la humanidad
?Qu¨¦ hacer cuando las decisiones de un parlamento negacionista afectan al futuro de todos?
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El Parlamento brasile?o es un ejemplo del aprieto en que se encuentra la humanidad: en un planeta en colapso clim¨¢tico, el futuro global est¨¢ determinado por decisiones locales. En Brasil, el Congreso lo controlan diputados y senadores negacionistas del clima, en parte por ignorancia, en parte porque prefieren enriquecerse en el presente inmediato, en parte por ambas razones. A finales de mayo, los diputados arremetieron contra el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Clim¨¢tico, dirigido por Marina Silva, arranc¨¢ndole estructuras esenciales. Tambi¨¦n le arrebataron al reci¨¦n creado Ministerio de los Pueblos Ind¨ªgenas, dirigido por Sonia Guajajara, su principal funci¨®n: demarcar las tierras de las poblaciones originarias. El Senado aprob¨® la desfiguraci¨®n de los ministerios de Luiz In¨¢cio Lula da Silva directamente vinculados a la protecci¨®n de la naturaleza. El lunes, D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, Marina Silva, que luch¨® casi en solitario para cambiar este resultado, calific¨® la deforestaci¨®n de su ministerio de ¡°retroceso¡±. Es mucho m¨¢s que eso. El ataque compromete, quiz¨¢s de forma irreversible, la protecci¨®n de la Amazonia.
Este es el drama. El futuro muy pr¨®ximo lo deciden hombres trajeados, la mayor¨ªa blancos, lejos de la Amazonia y otros biomas. Sin mayor¨ªa en el Congreso, Lula aval¨® la deforestaci¨®n de los ministerios. Los diputados de la base oficialista ni siquiera fingieron que intentaban detener la destrucci¨®n. La emergencia clim¨¢tica est¨¢ lejos de la conciencia de la mayor¨ªa. Aunque los sucesos extremos se multiplican en todo el mundo, sigue siendo un tema de gueto, incluso para una parte de la izquierda.
Un d¨ªa antes del ataque a la estructura del nuevo Gobierno, los diputados brasile?os ya hab¨ªan aprobado otra atrocidad: el ¡°hito temporal¡±, una aberraci¨®n que determina que solo los pueblos originarios que estaban en sus tierras el 5 de octubre de 1988, fecha de la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n, tienen derecho a que se demarque su territorio. La cuesti¨®n que se ignora deliberadamente es que muchos ind¨ªgenas hab¨ªan sido expulsados de su tierra o hab¨ªan huido para no ser exterminados.
Con la aprobaci¨®n del proyecto de ley, que a¨²n debe pasar por el Senado, los diputados quieren seguir adelante con la destrucci¨®n de la naturaleza. Hoy el Supremo Tribunal Federal juzga este asunto. La votaci¨®n ha movilizado a los pueblos ind¨ªgenas, pero deber¨ªa movilizar a toda la humanidad, pues est¨¢ demostrado que la Amazonia resiste donde hay tierras ind¨ªgenas.
La democracia brasile?a es precaria. Si fuera una dictadura, el riesgo ser¨ªa a¨²n mayor, porque los pocos contrapesos ya habr¨ªan sido eliminados. En esa direcci¨®n iba Brasil cuando Jair Bolsonaro desmoralizaba la presidencia. Por eso los Estados Unidos de Joe Biden y parte de los gobiernos de Europa celebraron la victoria de Lula, que prometi¨® proteger la Amazonia. Pero el proyecto de la extrema derecha sigue activo en el Congreso brasile?o y est¨¢ decidiendo el futuro del mundo.
Los diputados y senadores negacionistas solo dejar¨¢n de negar cuando quienes financian sus campa?as pierdan dinero. La presi¨®n externa debe ser mucho mayor. La Uni¨®n Europea debe impedir con m¨¢s eficacia la importaci¨®n de productos procedentes de la deforestaci¨®n y tomar medidas contra las empresas mineras y otras corporaciones con bandera de pa¨ªses miembros que destruyen la selva y contaminan los r¨ªos. La prensa repite que el Congreso ha ¡°emparedado¡± a Lula. Somos nosotros los que estamos emparedados. Y la casa est¨¢ ardiendo.
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