Toronto
La ciudad norteamericana ha decidido fundar su desarrollo econ¨®mico en el multiculturalismo. La sanidad privada est¨¢ prohibida
Conviene no s¨®lo crecer hacia lo alto o lo ancho, sino tambi¨¦n hacia lo hondo, pens¨® el poeta Juan Ram¨®n Jim¨¦nez mientras observaba el paisaje de las grandes ciudades. En medio de las especulaciones, las estad¨ªsticas y las cuentas de resultados, la poes¨ªa siempre tiene la debilidad de pensar en la gota de sangre de marinero que hay bajo las multiplicaciones. Esta imagen forma parte de la sabidur¨ªa de Federico Garc¨ªa Lorca. Aunque el mundo es ancho y hostil, me empe?o en seguir mir¨¢ndolo de manera po¨¦tica. Como adem¨¢s asumo el defecto de ser un poeta realista, procuro que la poes¨ªa viva en la realidad. As¨ª que es una alegr¨ªa poder hablarles hoy de Toronto, la ciudad norteamericana que ha decidido fundar su desarrollo econ¨®mico en el multiculturalismo. La sanidad privada est¨¢ prohibida.
Nada es perfecto, lo s¨¦. Pero he tenido la necesidad de compartir la alegr¨ªa de los profesores, alumnos, periodistas, diplom¨¢ticos, emigrantes, artistas¡, espa?oles y latinoamericanos, que hablan con alegr¨ªa de la ciudad en la que viven. Toronto, me dicen, tiene las mejores ventajas de EE UU y ninguno de sus peores defectos. Hablan de una ciudad en la que m¨¢s del 50% de su poblaci¨®n ha nacido en otro lugar del mundo, dato que sube hasta el 75% si se llega a la generaci¨®n de los padres.
Y el multiculturalismo se ha convertido en una apuesta por el desarrollo, el progreso econ¨®mico y la identidad comunitaria. Los habitantes de Toronto asumen la necesidad de crecer a la vez hacia lo alto, lo ancho y lo hondo de la dignidad humana. Una gran ciudad que piensa en el futuro colectivo celebrando la diversidad. Acaba de declarar el 23 de abril como d¨ªa oficial de la lengua espa?ola. En nuestra lengua, desde luego, se podr¨¢ entrar en matices, pero tal y como est¨¢ el mundo conviene empezar por alegrarse. Tenemos derecho a una alegr¨ªa.
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