Michela Murgia: mujer, cat¨®lica y antifascista
La escritora sarda, una de las intelectuales m¨¢s destacadas de Italia, ha sido ¡®trending topic¡¯ tras anunciar que se est¨¢ muriendo y que su ¨²nico temor es abandonar este mundo en un pa¨ªs carcomido por el ¡°Gobierno fascista¡± de Giorgia Meloni
La escritora sarda Michela Murgia, una de las intelectuales m¨¢s destacadas de Italia, se est¨¢ muriendo. ¡°De un carcinoma renal de cuarto grado no se vuelve¡±, asegur¨® la autora de La acabadora (Salamandra), novela que le vali¨® en 2010 el prestigioso premio Campiello, en ...
La escritora sarda Michela Murgia, una de las intelectuales m¨¢s destacadas de Italia, se est¨¢ muriendo. ¡°De un carcinoma renal de cuarto grado no se vuelve¡±, asegur¨® la autora de La acabadora (Salamandra), novela que le vali¨® en 2010 el prestigioso premio Campiello, en una entrevista al Corriere della Sera que se volvi¨® trending topic en Twitter y uno de los temas m¨¢s comentados en los medios del pa¨ªs transalpino en las ¨²ltimas semanas. Tiene met¨¢stasis en los pulmones, el cerebro y los huesos. No sabe cu¨¢ntos meses le quedan. Espera que sean muchos. Dice no temer la muerte. Adem¨¢s, lo hace con una sonrisa y una paz que deja a sus interlocutores desconcertados. Abandonar este mundo en la cincuentena no le parece una injusticia porque siente que ha ¡°tenido diez vidas¡± y que ha ¡°hecho cosas que la mayor¨ªa de la gente no hace ni siquiera en el transcurso de una vida entera¡±. Y que no le hablen de ¡°guerra¡± contra la enfermedad, el registro b¨¦lico deber¨ªa reservarse para Ucrania. Aunque su madre llama a su c¨¢ncer il maledetto, ella prefiere verlo como un ¡°c¨®mplice de su complejidad¡±.
Lo que s¨ª teme en cambio Murgia es morirse en una Italia carcomida por el ¡°Gobierno fascista¡± de Giorgia Meloni. Eso s¨ª que le da pavor y lo deja muy claro en la entrevista. Con el cinismo abyecto que la caracteriza, Meloni no tard¨® en contestarle desde su cuenta de Instagram: ¡°Me entero de que la escritora Michela Murgia padece un mal terrible. Nunca la he conocido y nunca he compartido sus ideas, pero quiero enviarle un abrazo y decirle que la apoyamos. Y espero de verdad que pueda ver el d¨ªa en que deje de ser presidente del Consejo, como ella espera, porque mi intenci¨®n es quedarme y hacer mi trabajo durante mucho tiempo todav¨ªa. ?Vamos, Michela!¡±.
Murgia lleva siendo el blanco de los ataques de la extrema derecha y de sus seguidores en las redes sociales desde hace mucho tiempo. Ahora lo puede sobrellevar, dice, pero hubo una ¨¦poca en la que el odio que recib¨ªa a diario en la red le imped¨ªa hasta comer. Durante meses, cualquier alimento que inger¨ªa lo vomitaba enseguida, hasta llegar a perder 10 kilos y parte del pelo, como cuenta en su ¨²ltima novela Tre ciotole. Rituali per un anno di crisi (Mondadori). La escritora atribuye esa fijaci¨®n a que, seg¨²n ella, la izquierda italiana ha perdido protagonismo en el debate p¨²blico al renunciar a sus valores, en particular sobre el tema de los migrantes. En este contexto tuvieron que ser intelectuales como ella o Roberto Saviano, su ¨ªntimo amigo, los que sustituyeran a la oposici¨®n en su funci¨®n de dar la batalla al Gobierno y a sus leyes liberticidas. As¨ª lo refleja la carta abierta de la autora dirigida al exsecretario del PD Enrico Letta y publicada por L?Espresso en la que le reprocha su ¡°silencio¡±.
Aunque la llegada de Elly Schlein al PD haya devuelto al partido parte de su fuerza, las pol¨¦micas que en los ¨²ltimos meses han opuesto intelectuales al Gobierno de Meloni no han sido pocas. Entre las m¨¢s sonadas est¨¢ la que enfrent¨® hace unas semanas al escritor y director de la Feria del Libro de Tur¨ªn, Nicola Lagioia, a la ministra de la Familia antiabortista, Eugenia Rocella, por no echar a un grupo de manifestantes durante la presentaci¨®n de su libro. Lagioia que se defendi¨® asumiendo que en democracia existe el derecho de cuestionar el poder de forma pac¨ªfica, fue violentamente increpado por una diputada de Fratelli de Italia, como relat¨® en sus redes. Meses antes, los juicios por difamaci¨®n que intentaron tanto Meloni como Matteo Salvini contra Roberto Saviano por llamar a la premier ¡°bastarda¡± en 2020 en una entrevista, y a Salvini de ¡°ministro de la mala vida¡± en otra, han acaparado la conversaci¨®n en las redes italianas.
En todas estas batallas reson¨® la voz, inconfundible, de Michela Murgia. Una mujer que escapa a cualquier intento de clasificaci¨®n. Es italiana y a la vez est¨¢ a favor de la independencia de Cerde?a, esa isla en ¡°la que la lengua m¨¢s hablada es el silencio¡± y donde existen ¡°estatuas de antiguos guerreros altos como ning¨²n sardo ha sido jam¨¢s¡±(Viaggio in Sardegna. Undici percorsi nell¡¯isola che non si vede, Enaudi); es cat¨®lica pero aboga por la eutanasia, por poner fin al machismo imperante en la Instituci¨®n e integrar a la comunidad LGBTi; es escritora, pero tambi¨¦n ha sido telefonista en un call center, profesora de religi¨®n, vigilante nocturna en un hotel, camarera, administrativa en una central termoel¨¦ctrica, y hasta pol¨ªtica; es madre, pero ninguno de sus cuatro hijos ha salido de su vagina, los ha adoptado ¡°con el coraz¨®n¡±, ya adultos; est¨¢ a punto de casarse con un hombre, pero vive junto a la que ha bautizado su familia queer ¨D¡±un n¨²cleo familiar at¨ªpico, en el que las relaciones cuentan m¨¢s que los roles¡±¨D en un gran piso que acaba de comprar en Roma. Michella Murgia es muchas cosas, pero sobre todo amor e inteligencia en estado puro.