Lo que Espa?a le susurra a Yolanda D¨ªaz
Presume la l¨ªder de Sumar de conocer los deseos del pa¨ªs, pero de lo visto hasta ahora cabe deducir que no conoce ni a quienes aspira a representar
Tengo la sospecha de que Yolanda D¨ªaz pas¨® todo el proceso de escucha con una de esas gafas de broma que llevan unos ojos pintados en los cristales y permiten hacer creer al interlocutor que le prestas toda tu atenci¨®n mientras echas una cabezada. Tampoco sabemos qu¨¦ le dijeron ni qui¨¦n se lo dijo, pero alguna revelaci¨®n debi¨® de llegarle, quiz¨¢ mediante un canal milagrero del Vaticano, con quien tan buena sinton¨ªa tiene: en alg¨²n prado se le apareci¨® el esp¨ªritu de Espa?a y le confi¨® sus secretos.
La todav¨ªa vicepresidenta y aspirante a presidenta interpreta los deseos de Espa?a como si fuera una m¨¦dium: ¡°Espa?a es m¨¢s que un debate entre dos hombres¡± o ¡°Espa?a nos est¨¢ esperando¡± son frases recientes que revelan una familiaridad tan ¨ªntima como sobrevenida: hasta hace muy poco, los militantes de la tradici¨®n pol¨ªtica que hoy representa D¨ªaz ten¨ªan alergia a pronunciar el nombre del pa¨ªs. Errej¨®n, en su particular asalto a los cielos, renunci¨® a ponerlo en el nombre de su partido y lo dej¨® en M¨¢s Pa¨ªs. Su sucesora ya no tiene a Espa?a por madrastra, sino por matria acogedora que le susurra sus deseos.
Esta mutaci¨®n conceptual ser¨ªa llamativa (y sintom¨¢tica de que la izquierda a la izquierda ha abandonado al fin la ret¨®rica antifranquista, medio siglo despu¨¦s del fin del franquismo: cuesta abandonar los h¨¢bitos) si el resto de su ret¨®rica no se hubiera visto tan desmentida en las feroces, navajeras, golpebajistas y matonas berreas de estos d¨ªas. La izquierda de los cuidados y el activismo social, con sus modales exquisitos y dialogantes frente al machirulismo y la pol¨ªtica profesionalizada, ha alcanzado unas cotas de cinismo, crueldad y querencia por la moqueta y el sill¨®n dignas de los br¨®keres de American Psycho.
Presume Yolanda D¨ªaz de conocer los deseos de Espa?a, pero de lo visto hasta ahora cabe deducir que no conoce ni a quienes aspira a representar, ese ¡°espacio¡± ideol¨®gico que se sit¨²a a la izquierda del PSOE aunque sin exagerar, ese 10% o 20% de votantes (no m¨¢s, pero seguramente tampoco menos) que se identifica a grandes rasgos con un Estado m¨¢s social y un control mayor de lo p¨²blico sobre lo privado. Un ¡°espacio¡± de ciudadanos a quienes imagino abochornados porque la ¨²nica opci¨®n electoral que m¨¢s o menos encaja con sus ideas parece un s¨®tano donde pelean unos gallos desalmados mientras la l¨ªder sonr¨ªe enigm¨¢tica, insinuando que se entiende en secreto con una Espa?a que, a la hora de la verdad, no le vota.
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