Wagner: el ocaso de los dioses
Los hechos son campanudos para Vlad¨ªmir Putin. Pol¨ªticamente, que una de sus facciones se cierna sobre su capital con tanques y metralletas es un golpe de Estado agravado
?Met¨¢fora, augurio? ?Copia el arte a la realidad? En El ocaso de los dioses, Richard Wagner musica un anillo labrado con oro robado que acarrea la muerte del protagonista y la destrucci¨®n del para¨ªso.
Los hechos son campanudos para Vlad¨ªmir Putin. Pol¨ªticamente, que una de sus facciones ¡ªmercenaria¡ª se cierna sobre su capital con tanques y metralletas es un golpe de Estado agravado: por la ic¨®nica solemnidad de la marcha.
Los detalles cuentan. Fue interrumpido a (poco) fuego, muchas trincheras, la capital cerrada, su sagrario (la plaza Roja) a¨²n clandestinizado... y recurriendo a otro impostor subvencionado, el bielorruso, para lograr la mediaci¨®n con el insurgente. La distancia entre los sublevados de la divisi¨®n Wagner y Mosc¨² lleg¨® a ser m¨ªnima, quiz¨¢ 400 kil¨®metros. Menos que el trayecto Barcelona-Madrid. Mucho menos a¨²n en t¨¦rminos rusos: entre Rostov y el conf¨ªn de Vladivostok median 6.795 kil¨®metros, cinco veces m¨¢s que entre La Jonquera y Ayamonte.
La debilidad del imperio se revel¨® pat¨¦tica. Agravada por el agujero causado a la potestas de Putin: si en la ma?ana de San Juan conmin¨® al traidor (sin atreverse a nombrarlo) y le amenaz¨® con una represi¨®n ¡°contundente¡±, enseguida se avino a no procesarle (?!), a no perseguirle (?qui¨¦n le envenenar¨¢?, ?cu¨¢ndo?) y a facilitarle un exilio dorado cercano.
Las grietas de la satrap¨ªa a las que apunta con tino Tony Blinken acechan al edificio entero. ?D¨®nde queda la firmeza disuasoria contra disidentes y manifestantes liberales? ?C¨®mo suturar el ¨¦xodo de los conscriptos a filas? ?Acaso ese temblor de piernas no incentivar¨¢ a los rusos de Ucrania que bombardearon B¨¦lgorod? ?No se achica al m¨ªnimo la distancia a Mosc¨² para los aficionados a dronear el Kremlin en d¨ªas laborables?
Las autocracias no suelen descascarillarse. Quiebran. Aqu¨ª lo sabemos bien. Pueden endurecerse a la hora de los penaltis, como la del Caudillo, que muri¨® matando dos meses antes de su sangr¨ªa final, el 27-S de 1975. Pero desde que el almirante falleciera dos a?os antes, su r¨¦gimen era ya cad¨¢ver, carente de toda expectativa de autoprolongaci¨®n.
Eso, en lo pol¨ªtico. En el frente militar, Wagner ha sido la m¨¢s eficaz y cruel unidad de ¨¦lite ¡ªoficiosa¡ª del Ej¨¦rcito regular invasor. La que demostr¨® saber c¨®mo se conquista una ciudad, Bajmut. Veremos qu¨¦ ¨¢nimo muestran las quintas del biber¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.