En busca del hombre blanco
Los pol¨ªticos de los grandes partidos, movidos por un af¨¢n electoral, se est¨¢n dejando arrastrar por una narrativa tan sencilla como falsa: que los trabajadores se pasan en masa a la extrema derecha por los ¡°excesos¡± de la izquierda progre y urbanita
En Occidente, las elecciones cada vez se parecen m¨¢s a El coraz¨®n de las tinieblas, de Joseph Conrad, o a su versi¨®n cinematogr¨¢fica, Apocalypse Now. Como su atribulado protagonista, Marlow, los pol¨ªticos se lanzan, llevados por un falso mito, a una peligrosa traves¨ªa en b¨²squeda del Hombre Blanco Enfadado. Los pol¨ªticos norteamericanos remontan el Misisipi, y los espa?oles el Guadalquivir, para encontrar al malhumorado Marlon Brando de Arkansas o de La Mancha. En su odisea por la naturaleza salvaje, sufren mil infortunios y se enfangan en declaraciones desafortunadas, como el ¡°divorcio duro¡± que, seg¨²n Feij¨®o habr¨ªa sufrido el l¨ªder de Vox en Valencia, Carlos Flores. O como el ¡°tengo amigos (de entre 40 y 50 a?os) que se han sentido inc¨®modos¡± de S¨¢nchez en relaci¨®n con los discursos del Ministerio de Igualdad.
Obviamente, se puede criticar la labor, legislativa y pedag¨®gica, de Podemos. Se puede hipotetizar que los derechos sociales se expanden mejor con la cl¨¢sica actitud integradora del socialismo espa?ol, de Pedro Zerolo a Carmen Calvo, que con la de confrontaci¨®n de Irene Montero y ?ngela Rodr¨ªguez Pam. Las encuestas van en esa direcci¨®n. La poblaci¨®n espa?ola hizo el viaje m¨¢s incre¨ªble de la historia de occidente, pasando de un conservadurismo rancio a uno de los mayores liberalismos del mundo. Pero nos hemos estancado y, en especial entre algunos j¨®venes, parece resurgir un machismo siniestro. El principal culpable es Vox, pero ?no estaremos los dem¨¢s tambi¨¦n haciendo algo mal?
Los pol¨ªticos de los grandes partidos, movidos por un af¨¢n electoral, se est¨¢n dejando arrastrar por una narrativa tan sencilla como falsa: que los trabajadores (manuales y maduros) se pasan en masa a la extrema derecha por los ¡°excesos¡± de la izquierda progre y urbanita. Que, viendo el ascenso social de las mujeres, muchos varones ¡°perdedores¡± de la Espa?a industrial y rural, votantes tradicionales de la izquierda, huyen a la derecha populista. Pero, como se?ala el investigador Tarik Abou-Chadi, los partidos ultra apenas se alimentan de exvotantes socialdem¨®cratas o liberales moderados.
Y, si los pol¨ªticos se lo creen, como parecen indicar las declaraciones de Feij¨®o o S¨¢nchez, y sacan el tema de la confrontaci¨®n de los sexos (aunque sea para negarla), solo hay un ganador: la extrema derecha. As¨ª mueren los Marlows. Y las democracias.
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