'El coraz¨®n de las tinieblas', de Joseph Conrad
EL PA?S publica el relato en el que se bas¨® Coppola para rodar 'Apocalypse now'
En Conrad el oficio de escritor no fue una opci¨®n voluntaria ni una vocaci¨®n. Su dedicaci¨®n a la literatura surge tard¨ªamente -public¨® su primera novela, La locura de Almayer, a los 38 a?os-, y como consecuencia de los problemas de salud que le ocasion¨® un viaje por el r¨ªo Congo en 1893. Atra¨ªdo por el mar y la aventura, se alist¨® en la marina francesa y, despu¨¦s, en la marina mercante inglesa. Naveg¨® durante a?os por todos los mares hasta que el citado viaje por el r¨ªo Congo le oblig¨® a cambiar de oficio. Naturalmente, una gran parte de su obra se nutre de sus experiencias y aventuras marineras, de sus dotes de observaci¨®n y de su capacidad reflexiva sobre el comportamiento del ser humano. Pero con ser todo ello importante, lo que distingue a Conrad es una extraordinaria maestr¨ªa narrativa, un dominio absoluto de una lengua, la inglesa, que no era la suya -nacido en la Polonia ucrania, lleg¨® por primera vez a Inglaterra a la edad de 21 a?os sin conocer el idioma-, que le situ¨® entre los grandes escritores de la literatura anglosajona, probablemente la m¨¢s brillante de la cultura occidental de los ¨²ltimos dos siglos. El coraz¨®n de las tinieblas (la novela que ma?ana podr¨¢ comprar el lector de EL PA?S por tres euros) es una de sus obras maestras. Publicada en 1902, hace ahora cien a?os, en ella describe un viaje por el r¨ªo Congo, tan condicionante de su propia vida, que es a la vez un descenso a los infiernos interiores del protagonista. Coppola la adapt¨® libremente al cine y cre¨®, tambi¨¦n, una obra maestra: Apocalypse now.
La finca de Leopoldo II
El Congo fue la propiedad privada de Leopoldo II, rey de los belgas, entre 1885 y 1906. Durante esos 21 a?os murieron aniquilados entre cinco y ocho millones de nativos, cerca de la mitad de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Los mercenarios del rey garantizaban el orden y los beneficios acudiendo a la represi¨®n m¨¢s brutal, tal como documenta Adam Hochschild en su concluyente investigaci¨®n El fantasma del rey Leopoldo (Pen¨ªnsula). Conrad visit¨® el pa¨ªs en 1889 y qued¨® impresionado ante aquel exterminio perpetrado en nombre de la civilizaci¨®n. Cuando se public¨® El coraz¨®n de las tinieblas en 1902, la situaci¨®n ya era conocida gracias a la labor de la Asociaci¨®n para la Reforma del Congo. Cuatro a?os despu¨¦s, Leopoldo II, due?o ya de una fortuna fabulosa, se vio obligado a ceder sus posesiones africanas al Estado belga.
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