La guerra de Ucrania es tambi¨¦n una cat¨¢strofe medioambiental
El pa¨ªs ha visto seriamente da?adas m¨¢s de 900 ¨¢reas protegidas por el paso de blindados y las interminables explosiones, que han afectado al menos a un tercio de su territorio protegido
La guerra quiebra el espinazo de todo lo bueno y bello que atesora la condici¨®n humana, y pulveriza el sue?o kantiano de una rep¨²blica universal de hombres libres, trabajando para el bien com¨²n en un mundo de todos. Son d¨ªas de ruido y furia en Ucrania, y aunque la tragedia humana que supone el s¨®rdido uso de civiles como objetivo de guerra prioritario por parte del Kremlin, los centenares de miles de muertos o heridos o los millones de desplazados ensombrece y relativiza todo, no podemos olvidar que la guerra tambi¨¦n quiebra a la naturaleza de forma devastadora.
En los ¨²ltimos cien a?os se han producido conflictos armados que han afectado a m¨¢s de dos terceras partes de los principales puntos de biodiversidad del mundo. Un trabajo de 2009 en Conservation Biology demostr¨® que en la segunda mitad del siglo XX m¨¢s del 80% de los conflictos armados tuvieron lugar en los llamados puntos calientes de biodiversidad, regiones ricas en especies y h¨¢bitats naturales. En la guerra de Vietnam se detonaron una cantidad inimaginable de explosivos ¡ªm¨¢s que los lanzados en toda la II Guerra Mundial¡ª en un territorio relativamente peque?o durante m¨¢s de una d¨¦cada y se usaron armas espec¨ªficamente dirigidas contra h¨¢bitats naturales como el llamado agente naranja, un defoliante. En Europa hay m¨¢s de 3.000 localidades que permanecen con sus suelos y aguas contaminadas tras dos guerras mundiales. Los recursos naturales se han convertido en instrumento de guerra, como muestra el bloqueo a las exportaciones de cereales ucranios en el Mar Negro. Por todo esto, Naciones Unidas declar¨® el 6 de noviembre como el D¨ªa Internacional para la prevenci¨®n de la explotaci¨®n del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados.
Iniciado el combate, los espacios naturales protegidos desaparecen de los mapas militares, convirti¨¦ndose en mero espacio t¨¢ctico y en teatro de operaciones: los bosques sirven para camuflar tropas, veh¨ªculos o suministros; los humedales se convierten en trampas que retrasan el avance de los blindados. Ucrania es un pa¨ªs grande en territorio y rico en naturaleza, y atesora algunas de las tierras negras (chernozem) m¨¢s f¨¦rtiles del mundo, cuna y nutrimento de praderas, estepas y campos de cultivo en donde abundan las aves esteparias y que suponen una de las grandes despensas de grano del planeta. Cuenta con extensos humedales costeros en el Mar Negro, como la desembocadura del Danubio, y bellos bosques primarios en los C¨¢rpatos ucranios. El pa¨ªs ha visto seriamente da?adas m¨¢s de 900 ¨¢reas protegidas por el paso de blindados y las interminables explosiones, que han afectado al menos a un tercio de su territorio protegido. La Reserva de Biosfera del Mar Negro, hogar de la end¨¦mica rata-topo aren¨ªcola, o del delf¨ªn del Mar Negro, ha sufrido incendios que han podido fotografiarse desde el espacio. Ucrania es un pa¨ªs muy industrializado, pero sus instalaciones est¨¢n obsoletas y operan cargadas de desechos qu¨ªmicos altamente t¨®xicos. Muchas han sido bombardeadas ya y vierten veneno sin control a la atm¨®sfera y a las aguas.
?Qui¨¦n defiende hoy el medio ambiente en Ucrania? Las prioridades en este momento son otras, y los espacios naturales y los que abogan por su conservaci¨®n o trabajan en ellos est¨¢n en muchos casos sirviendo en el ej¨¦rcito, o se han convertido en refugiados. Andryi Tupikov, es un herpet¨®logo y activista ambiental. Se alist¨® en la 113 Brigada de las Fuerzas de Defensa Territorial en Jarkhiv, y su trabajo de campo con la v¨ªbora de estepa tendr¨¢ que esperar; Anatoliy Pavelko, abogado ambientalista, batall¨® legalmente durante a?os en contra de la construcci¨®n de presas hidroel¨¦ctricas en los C¨¢rpatos; hoy lo hace como instructor de infanter¨ªa cerca del r¨ªo Desn¨¢, que describe como un espacio de belleza singular. Su trabajo como naturalistas se ha acabado de momento y nadie sabe hasta cu¨¢ndo. En el escenario posb¨¦lico que se vislumbra se necesitar¨¢n abundantes fondos de la UE y de otros donantes para la recuperaci¨®n de un pa¨ªs ciertamente devastado. Su potencial inversi¨®n desarrollista preocupa a los conservacionistas ucranios por el impacto ambiental que pueda suponer.
Hoy siguen retumbando las explosiones en Ucrania. En esta guerra extra?a y cruel, primitiva y tecnol¨®gica a la vez, abundan los drones y las im¨¢genes captadas desde el aire. En una de ellas de la pasada primavera, el aparato se deslizaba como en un plano secuencia sobre el alucinado paisaje devastado, sobre un interminable escenario de escombros y desolaci¨®n. De pronto, surg¨ªa el elemento discordante: una chimenea milagrosamente salvada del bombardeo, y en su boca un nido de cig¨¹e?a blanca, con un adulto y tres pollos crecidos, ausentes hasta la displicencia del b¨¢rbaro espect¨¢culo que los rodeaba. La met¨¢fora es simple y reveladora a la vez: la naturaleza prevalecer¨¢ y cuando callen las armas ah¨ª estar¨¢, sanando la llaga abierta infligida por la bajeza moral de la guerra, sin pedir reparaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.