?Cu¨¢nto vale mi vida?
Los lectores escriben sobre los tratamientos m¨¦dicos contra el c¨¢ncer, el respeto a la diversidad ideol¨®gica, el voto de los j¨®venes y las mentiras en campa?a
?Por qu¨¦ Sanidad no aprueba el uso del tratamiento de c¨¢ncer de colon provocado por mutaciones en el gen BRAF ya aprobado por la Agencia Europea del Medicamento y la FDA (el equivalente de EE UU)? El tratamiento mencionado es la soluci¨®n demostrada y ¨²nica para m¨¢s de 2.700 espa?oles que cada a?o son diagnosticados con este tipo de c¨¢ncer. Tras su aprobaci¨®n por la EMA, varios pa¨ªses de la Uni¨®n Europea han autorizado su uso con la financiaci¨®n de su Seguridad Social, pero Espa?a es uno de los pocos pa¨ªses de la UE cuyo Ministerio de Sanidad, al no haber llegado en mayo a un acuerdo con las comunidades aut¨®nomas para fijar un precio, no ha aprobado su cobertura. De modo que la medicaci¨®n existe y est¨¢ aprobada cient¨ªficamente para su uso, pero su coste hace que hoy en Espa?a solo los m¨¢s adinerados puedan beneficiarse del tratamiento. Tengo 60 a?os, llevo 36 cotizando, tengo este tipo de c¨¢ncer, y mi pa¨ªs me condena a una muerte f¨¢cilmente evitable. ?Cu¨¢nto vale mi vida?
Susana Ketterer Rodr¨ªguez. Madrid
Ni un paso hacia atr¨¢s
Lejos de la adoraci¨®n a las banderas e himnos, del fervor patri¨®tico envuelto en la tergiversaci¨®n de la historia, el sentimiento e identidad con un territorio se plasma en la voluntad y el convencimiento de trabajar por un proyecto colectivo. Con el respeto a la diversidad cultural e ideol¨®gica se traduce en la idea de un Estado que trabaja por lo com¨²n para beneficio de todos. A ello aportamos nuestra ilusi¨®n diaria y, c¨®mo no, nuestros impuestos para sustentarlo. En este sentir ciudadano no tenemos definidas fronteras y nos sentimos abiertos a, sin renunciar a nuestra identidad, so?ar con Europa. El lugar donde nuestra generaci¨®n ha crecido y por el que hemos viajado libremente sin sentirnos extranjeros.
?ngel Marco Barea. Teruel
El voto del coraz¨®n
Nos llaman a las urnas. Me pregunto cu¨¢ntos votos, especialmente de los m¨¢s j¨®venes, ser¨¢n emitidos desde el coraz¨®n de personas que se sienten solas en una sociedad que favorece lo individual frente a lo com¨²n. Si no somos capaces de ofrecer a nuestros j¨®venes espacios comunes e inclusivos de encuentro, grupos sanos a los que pertenecer y en los que sentirse incluidos, es f¨¢cil que esta necesidad vital se satisfaga en grupos de ideolog¨ªa radical, sea cual sea esta. La salud mental de estos j¨®venes saldr¨¢ ganando si pasan de la soledad a la inclusi¨®n, pero como sociedad perdemos mucho si alentamos identidades construidas sobre lo que nos separa de un otro al que no hemos tenido oportunidad de conocer en profundidad. Recordar los estudios sociales de Hannah Arendt en institutos y universidades ya ser¨ªa hacer mucho por todos nosotros.
Bel¨¦n Hern¨¢ndez Zoido. Madrid
La verdad de las mentiras
Cuando minti¨® sobre las pensiones, guard¨¦ silencio porque yo no soy pensionista. Cuando minti¨® sobre el caso Pegasus, me qued¨¦ callado porque a m¨ª no me interesa la pol¨ªtica internacional. Cuando minti¨® sobre el voto por correo, yo no dije nada porque yo no voto, ni siquiera por correo. Y cuando gan¨® las elecciones, ya no hab¨ªa nadie para desmentirlo.
Luis Alfonso Iglesias Huelga. Logro?o
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