Per¨²: equilibrio de poderes bajo ataque
El pa¨ªs est¨¢ al borde de una situaci¨®n l¨ªmite, pues los estropicios autoritarios sostenidos han intensificado la crisis pol¨ªtica y le han sumado una grave crisis social, en desmedro de una institucionalidad que ya estaba corro¨ªda
Ya me he referido en este peri¨®dico a los procesos en curso de destrucci¨®n de la democracia en Am¨¦rica Latina. Y, dentro de ellos, a la grave y ascendente crisis democr¨¢tica en el Per¨², que se vienen expresando, entre otras cosas, en hechos como la masiva protesta de este mi¨¦rcoles 19. En una din¨¢mica a ratos caricaturesca -por lo grotesco de decisiones y medidas que s¨®lo agravan la crisis- la jaqueada institucionalidad peruana est¨¢ sometida a un incesante proceso de demolici¨®n sistematica desde dentro ...
Ya me he referido en este peri¨®dico a los procesos en curso de destrucci¨®n de la democracia en Am¨¦rica Latina. Y, dentro de ellos, a la grave y ascendente crisis democr¨¢tica en el Per¨², que se vienen expresando, entre otras cosas, en hechos como la masiva protesta de este mi¨¦rcoles 19. En una din¨¢mica a ratos caricaturesca -por lo grotesco de decisiones y medidas que s¨®lo agravan la crisis- la jaqueada institucionalidad peruana est¨¢ sometida a un incesante proceso de demolici¨®n sistematica desde dentro (EL PA?S, 3/03/2023).
Hay, por cierto, precedentes en las ¨²ltimas d¨¦cadas de etapas de p¨¦rdida de la democracia en el Per¨². Destaca el r¨¦gimen de Alberto Fujimori, quien, desde su autogolpe en 1992, demoli¨® la independencia judicial, la del ministerio p¨²blico, la del sistema electoral, as¨ª como componentes esenciales del estado de derecho, al extremo de contar con un escuadr¨®n de la muerte, el Grupo Colina. Abri¨® paso, tambi¨¦n, a un fen¨®meno de corrupci¨®n sin precedentes en el siglo XX, sostenida en impunidad por un poder judicial intervenido y el silencio c¨®mplice de la entonces Fiscal de la Naci¨®n.
El restablecimiento de la democracia a partir de noviembre del 2000, con el Gobierno de Valent¨ªn Paniagua, abri¨® el camino a la recuperaci¨®n de la independencia judicial y dem¨¢s instituciones que hab¨ªan sido intervenidas. Se restableci¨® un sistema electoral independiente y eficiente que a¨²n perdura. Esa evoluci¨®n, luego de la cual el Per¨² pas¨® por un largo per¨ªodo de crecimiento econ¨®mica, parece estar llegando a su fin.
Hay, sin embargo, diferencias importantes entre la demolici¨®n de la democracia en los 90 y el proceso actual. Por un lado, Alberto Fujimori dio un abierto golpe de Estado para controlar todo el poder, mientras que en la actualidad se est¨¢ ante un proceso gangrenoso, de constante bombardeo desde dentro sin interrupci¨®n aparente de la Constituci¨®n. Por otro lado, Fujimori tuvo cierta legitimidad social en una etapa inicial. Tanto por el control de la brutal hiperinflaci¨®n heredada como por su respuesta ante el accionar terrorista de Sendero Luminoso. Ahora la demolici¨®n se lleva a cabo con casi inexistente legitimidad social (el Congreso es rechazado por 90% del pa¨ªs, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas y un ejecutivo que se acerca a esos niveles).
Tienen sin embargo en com¨²n ambos procesos pol¨ªticos algo esencial: corroer la divisi¨®n y equilibrio de poderes -hasta terminar con ellos- y la vocaci¨®n de aplastar a las instituciones. Por ejemplo, el actual Congreso escogi¨® a integrantes del Tribunal Constitucional (TC) en un proceso oscuro obviando los m¨¢s elementales est¨¢ndares de transparencia y participaci¨®n ciudadana. A cambio, la mayor¨ªa de este TC recompuesto modific¨® jurisprudencia sostenida en el tiempo sobre el control del poder pol¨ªtico, pasando a aplicar el insostenible criterio de que la justicia no puede ejercer acciones de control sobre el poder pol¨ªtico del Congreso, retrotray¨¦ndonos a ¨¦pocas previas al Montesquieu del siglo XVIII.
Cero check and balances, pues, y la facultad -y obligaci¨®n- de cada uno de los poderes del Estado de controlar a las otras ramas evitando, as¨ª, que una de ellas se vuelva demasiado poderos. En la mira del poder oscuro prevaleciente est¨¢, tambi¨¦n, el sistema electoral, cuyos ¨®rganos han demostrado independencia y capacidad de conducir procesos electorales efectivos y reconocidos por todos los observadores y pa¨ªses. Dentro de estos ¨®rganos, es el presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Jorge Luis Salas Arenas, quien recibe m¨¢s fuego graneado, desde el Congreso y de un vocinglero y violento grupo extremista que ha llegado a generar amenazas de muerte contra Salas Arenas acerca de las cuales no parce haber visos de acci¨®n efectiva desde una Fiscal¨ªa que parece preferir mirar en otra direcci¨®n.
Otro ataque del Congreso contra el equilibrio de poderes: la destituci¨®n arbitraria, hace pocas semanas, de una Fiscal Suprema -Zoraida ?valos-, con cuyas decisiones jurisdiccionales no coinciden. La justificaci¨®n y el sustento de dicha destituci¨®n son constitucionalmente insostenibles. Y siguen otras instituciones en el men¨². El Congreso ahora apunta a intervenir las pocas instituciones independientes que quedan, como los ¨®rganos electorales y la Junta Nacional de Justicia (JNJ), entidad constitucional encargada nada menos que de la designaci¨®n y evaluaci¨®n de jueces y fiscales.
La respetada entidad de periodismo independiente OjoP¨²blico ha titulado, con precisi¨®n, esta semana: ¡°Investigaci¨®n contra JNJ escala contra equilibrio de poderes¡±. La independencia con la que viene actuando la JNJ le est¨¢ costando ya denuncias pol¨ªticas de congresistas. Y, aunque parezca incre¨ªble, hasta una denuncia presentada nada menos que por la propia Fiscal de la Naci¨®n contra la JNJ, cuando es precisamente la Fiscal quien viene siendo objeto de al menos tres investigaciones en la JNJ por asuntos muy serios, delicados y hasta potencialmente delictivos. La mayor¨ªa de analistas interpreta que lo que se busca con esta ¡°tenaza¡± -Congreso + Fiscal de la Naci¨®n- es ¡°limpiar¡± la mesa, a la brevedad, de una JNJ independiente.
El Per¨² est¨¢ al borde de una situaci¨®n l¨ªmite, pues los estropicios autoritarios sostenidos han intensificado la crisis pol¨ªtica y le han sumado una grave crisis social, en desmedro de una institucionalidad que ya estaba seriamente corro¨ªda. Esto ya est¨¢ pasando factura en el clima del pa¨ªs, e incluso en las perspectivas econ¨®micas. Las masivas movilizaciones llevadas a cabo en diferentes partes del pa¨ªs este mi¨¦rcoles 19 env¨ªan un mensaje adicional ante un sistema democr¨¢tico al que se erosiona d¨ªa a d¨ªa desde dentro.
Por cierto, hay respuestas inmediatas y l¨®gicas a esta crisis. Una muy clara es el adelanto de las elecciones generales. Pero la verdad, al margen de si ello se produce o no, la falta de un di¨¢logo sustantivo, y el casi nulo reconocimiento de quienes ocupan el poder, pone al pa¨ªs en una situaci¨®n en una preocupante din¨¢mica de ascendente colisi¨®n. Acaso la ¨²nica respuesta inmediata es el impulso al di¨¢logo y la recomposici¨®n del Gobierno; s¨®lo eso parecer¨ªa el camino para darle ox¨ªgeno a una sociedad que est¨¢ siendo asfixiada.