Despu¨¦s de la cumbre UE-Celac: evitar otra d¨¦cada perdida
La UE y Latinoam¨¦rica han recuperado un impulso diplom¨¢tico ocho a?os despu¨¦s que no pueden volver a perder
Como Alto Representante de la Uni¨®n Europea para Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad, ha sido mi prioridad dar renovada forma pol¨ªtica al sentimiento de comunidad que une Europa y Am¨¦rica Latina y el Caribe (ALC). Un sentimiento forjado por los trasiegos de millones de personas de un lado al otro del Atl¨¢ntico, unidos por una historia, lenguas y culturas comunes. Y para ello, la reciente III Cumbre UE-Celac [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os], que ha reunido en Bruselas a los l¨ªderes de 60 pa¨ªses, casi un tercio de los miembros de las Naciones Unidas, el 14% de la poblaci¨®n y el 21% del PIB mundiales, ha relanzado nuestra asociaci¨®n estrat¨¦gica como aliados necesarios.
Esta cumbre imprescindible ha sido un gran paso diplom¨¢tico impulsado junto con la presidencia espa?ola del Consejo de la UE. Hemos superado un largo periodo de desencuentro desde la anterior cumbre, celebrada hace ocho a?os. Casi una d¨¦cada que no podemos volver a perder. El mundo ha cambiado dr¨¢sticamente desde entonces, con la emergencia de China, los devastadores efectos globales de la pandemia y de la guerra de agresi¨®n de Rusia contra Ucrania. Nos queda ahora mucho trabajo por delante para impulsar una agenda compartida mutuamente beneficiosa para las dos regiones.
Ni en la UE ni en ALC queremos regresar a la guerra fr¨ªa ni a una pol¨ªtica de bloques. Al contrario, queremos promover una visi¨®n pluralista de la comunidad internacional asentada en normas, di¨¢logo, cooperaci¨®n y resoluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos. Esta visi¨®n est¨¢ en peligro y, en un mundo de gigantes, cada uno de nosotros no puede defenderla solo. No olvidemos que m¨¢s all¨¢ de inversiones, comercio o diplomacia, los puentes m¨¢s s¨®lidos que podemos tender entre la UE y ALC son los que refuerzan los derechos y las libertades pol¨ªticas.
A pesar de la pandemia, he viajado seis veces a ALC y he percibido bien c¨®mo la inercia centenaria de nuestra relaci¨®n hab¨ªa perdido fuelle. He percibido el resquemor por la negligencia que se atribuye a Europa en su acercamiento a ALC. Y ello a pesar de que las empresas europeas siguen siendo el mayor inversor en la regi¨®n, con una inversi¨®n directa de casi 700.000 millones de euros a finales de 2021, m¨¢s que lo invertido por la UE en China, Rusia, Jap¨®n e India juntos. China, sin embargo, se ha convertido gracias a su escala en el primer socio comercial de casi todos los pa¨ªses de ALC y mientras tanto nuestros proyectos de acuerdos de asociaci¨®n y comerciales han permanecido estancados o esperando demasiado tiempo urgentes modernizaciones. A este impasse se ha unido el sentimiento de que, aunque compartimos valores y una visi¨®n del mundo, nuestras prioridades no siempre coinciden.
Por eso, la cumbre ha decidido modernizar nuestra relaci¨®n para adaptarla a los grandes retos globales. Con una mayor regularidad para nuestros di¨¢logos pol¨ªticos de alto nivel, cumbres regulares cada dos a?os, una instancia de coordinaci¨®n permanente y una hoja de ruta birregional, con acciones concretas hasta la cita en 2025 en Colombia.
En esta cumbre hemos presentado, junto a los Estados miembros de la UE, una agenda de inversiones que suma contribuciones europeas por 45.000 millones de euros hasta 2027 en energ¨ªas renovables, la transformaci¨®n digital o la innovaci¨®n farmac¨¦utica y el fortalecimiento de los sistemas sanitarios. Tambi¨¦n hemos suscrito una Alianza Digital con 20 pa¨ªses de la regi¨®n a fin de defender juntos una transformaci¨®n digital centrada en el ser humano, especialmente importante para una regi¨®n que se enfrenta a elevados niveles de desigualdad y una productividad estancada.
El objetivo de ese esfuerzo inversor es modernizar y estrechar lazos, no dependencias. ALC quiere aprovechar las nuevas transiciones para industrializar sectores clave y agregar valor a su enorme potencial en biodiversidad, energ¨ªas renovables, producci¨®n agr¨ªcola y materias primas estrat¨¦gicas. Quiere crecer, pero con mayor igualdad y sostenibilidad, situando a las personas en el centro de la transici¨®n ecol¨®gica y digital, pero tambi¨¦n social. Nuestra relaci¨®n debe ser fundamentalmente pol¨ªtica y no puede reducirse ni resumirse en un listado de inversiones, pero Europa puede aportar capacidad tecnol¨®gica y tambi¨¦n necesita alianzas con socios confiables para diversificar sus cadenas de suministros.
Para los europeos es urgente comprender que debemos comprometernos no solo con nuestros problemas, sino con los problemas de nuestros socios. ALC nos pide ampliar nuestra agenda para buscar soluciones a cuestiones clave que caen bajo la r¨²brica de la justicia global: alivio de la deuda, financiamiento clim¨¢tico, bonos verdes y atracci¨®n de inversi¨®n privada, reorganizaci¨®n de cadenas de valor a escala global (evitando pol¨ªticas extractivistas), nuevos acuerdos comerciales, fiscalidad a escala global, lucha conjunta contra las drogas y crimen organizado, entre otros temas. Esto implica tambi¨¦n estar dispuestos a reformar el sistema multilateral y las instituciones financieras internacionales para que sean m¨¢s justas y representativas. En definitiva, la regi¨®n pide su espacio e influencia en las principales mesas de decisi¨®n del mundo.
La cumbre no ha representado un avance sustantivo en las negociaciones con Mercosur, pero tampoco se esperaba que lo fuera. Las negociaciones concluidas formalmente en 2019 con un ¡°acuerdo de principio¡± contin¨²an para lograr un acuerdo definitivo que d¨¦ respuesta a las expectativas de las dos partes.
Nuestra relaci¨®n deber¨ªa contribuir a construir una nueva prosperidad social descarbonizada, en acertada frase del presidente de Colombia, haciendo que la defensa del planeta sea compatible con el progreso material y la equidad social. Tambi¨¦n debemos superar nuestras diferencias geopol¨ªticas. La gran mayor¨ªa de ALC ha condenado en las Naciones Unidas la invasi¨®n rusa de Ucrania. Pero la importancia relativa de esta guerra de agresi¨®n en el conjunto de los problemas mundiales no se percibe de igual manera. Las ¨²ltimas horas de discusi¨®n del comunicado final reflejaron bien esta tensi¨®n entre la cerrada unidad europea ante una cuesti¨®n existencial y los diferentes matices en el seno de ALC. La cuesti¨®n se sald¨® con la exclusi¨®n de Nicaragua, pero no de Cuba ni de Venezuela, de la redacci¨®n final, que hace clara referencia a una guerra ¡°contra¡± Ucrania y no ¡°en¡± Ucrania.
Mi conclusi¨®n de la cumbre es que la defensa de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y de un sistema internacional basado en normas en una ¨¦poca de tendencias autoritarias y din¨¢micas populistas requiere m¨¢s que nunca de un decidido partenariado geopol¨ªtico y geoecon¨®mico entre la UE y ALC. No podremos hacerlo solos y no podemos permitirnos otra d¨¦cada perdida.
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