Ingobernable
Ahora que las urnas han hablado les toca a unos y a otros hacerse a la idea, tratarnos como adultos y bregar con una sociedad compleja y diversa, la nuestra
Hay un verano en toda familia en el que aquellas adorables criaturas que trajiste al mundo te dejan claro de una vez por todas que tienen otros planes de vida y no son los tuyos. Da igual que te prepares, que t¨² hicieras lo mismo en tu d¨ªa, que sepas que matar a los padres forma parte del guion de la pel¨ªcula, que grites, llores, patalees. El golpe te deja sonado perdido hasta que lo encajas. Y m¨¢s sabiendo que de c¨®mo lo encajes puede depender la futura relaci¨®n con tus hijos. Quiz¨¢ porque todav¨ªa ando encajando el m¨ªo, puedo entender el desnorte que acusa estos d¨ªas tanto padre y madre de la patria de la derecha pol¨ªtica al constatar que Espa?a ya no es como era y que no ha votado como ellos quer¨ªan. Pobres. Se las promet¨ªan tan felices, con el verano y la legislatura reservada para pasarlo en familia en primera l¨ªnea de La Moncloa, y se han quedado sin billete y sin compa?¨ªa.
Como muchos padres, a?oran un mundo y un tiempo en el que las cosas eran m¨¢s sencillas. Ese en el que met¨ªas a los cr¨ªos en el coche, pon¨ªas morro a la playa y la m¨¢xima pelotera posible era sobre si parar a comer en ruta o ir del tir¨®n para aprovechar el sol del primer d¨ªa. Ese escenario pol¨ªtico en que se alternaban en el poder el PP y el PSOE, con las concesiones justas a los pesados de los catalanes y los vascos para no romper la baraja, y todos tan contentos. Pero resulta que los cr¨ªos, los propios y los ajenos, han crecido, exigen su propia agenda y ese mundo feliz ya no existe. Ahora que las urnas han hablado, y que los crecid¨ªsimos prebostes del Gobierno socialista en funciones nos han dado permiso a la plebe para ¡°descansar de los pol¨ªticos¡±, como si fu¨¦ramos los p¨¢rvulos y ellos los se?oritos, les toca a unos y otros hacerse a la idea, tratarnos como a adultos y bregar con una sociedad diversa y compleja, la nuestra, si queremos seguir viviendo juntos, aunque sea cada uno en su casa. Ingobernables, si acaso, solo lo son los propios hijos. Y el amor de mis amores, que canta C. Tangana.
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