La democracia ante Trump
Dos a?os y medio despu¨¦s del asalto al Capitolio, la justicia acusa al expresidente de intentar anular unas elecciones
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump fue imputado este martes por cuatro delitos federales relacionados con el intento de manipular en su favor el resultado de las elecciones que perdi¨® en noviembre de 2020. Los cuatro cargos presentados por el fiscal especial Jack Smith, que act¨²a en nombre del Departamento de Justicia pero con autonom¨ªa jer¨¢rquica, son uno por participar en un complot para revertir los resultados electorales, dos por tratar de impedir la certificaci¨®n de esos resultados y uno por intentar anular el derecho de sufragio. El m¨¢s grave conlleva 20 a?os de prisi¨®n. Trump ha sido citado para comparecer este jueves ante una jueza federal de Washington conocida por su dureza a la hora de sentenciar a personas que participaron en el asalto al Capitolio, el episodio final del complot para mantenerse en el poder que Trump y un grupo de c¨®mplices dirigieron desde el mismo Despacho Oval.
A pesar de la sensaci¨®n de rutina que transmite la tercera imputaci¨®n criminal de Trump, tras una en Nueva York y otra en la jurisdicci¨®n federal, se trata del caso m¨¢s trascendente, porque afecta a los l¨ªmites del poder de la presidencia y a la defensa de principios troncales de la Constituci¨®n, como el voto, que jam¨¢s hab¨ªan sido puestos en duda. Es un momento de una gravedad hist¨®rica, en el sentido m¨¢s estricto de la palabra. El derecho estadounidense se encuentra en terreno desconocido. Nunca ha juzgado las acciones de un presidente o un expresidente. Hasta este a?o, la mera posibilidad de imputarlo era un debate te¨®rico entre especialistas. Pero en realidad, la justicia est¨¢ en terreno desconocido desde el d¨ªa que Trump entr¨® en la Casa Blanca, igual que el resto de las instituciones democr¨¢ticas. La burocracia judicial norteamericana resulta lenta en la era de las redes sociales, pero est¨¢ demostrando ser implacable, ciega y sorda ante las presiones de un hombre que ha demostrado ser capaz de utilizar su extraordinario predicamento para desatar la violencia, y del partido que lo protege.
La mayor¨ªa de los hechos descritos por la Fiscal¨ªa ya eran conocidos gracias a la Comisi¨®n de Investigaci¨®n de la C¨¢mara de Representantes sobre el asalto al Capitolio. La conspiraci¨®n comenz¨® cuando Trump fue consciente de que hab¨ªa perdido las elecciones y culmin¨®, tras dos meses de mentiras, intrigas y presiones a funcionarios, en la toma del Capitolio por la fuerza. M¨¢s de 1.000 personas han sido detenidas por aquello y 350 han sido procesadas, en un caso que sigue abierto. El mundo esperaba la imputaci¨®n de la m¨¢xima cabeza visible del complot desde aquella misma tarde.
Trump mantiene hoy intacto su apoyo entre sus fan¨¢ticos, hasta el punto de que bien puede volver a ser nominado para la presidencia. Por tanto, tambi¨¦n el sistema pol¨ªtico se enfrenta a una situaci¨®n explosiva. Pero con todos sus riesgos, la imputaci¨®n supone un indudable avance. Solo a trav¨¦s de la investigaci¨®n a fondo de aquellos hechos, el procesamiento con transparencia y garant¨ªas de sus m¨¢ximos responsables, y una sentencia ajustada a la ley, se puede convertir la tragedia pol¨ªtica que vivi¨® EE UU en una vacuna para las democracias liberales.
La conspiraci¨®n, en la que el fiscal nombra a otros seis cooperadores que no imputa a¨²n, ten¨ªa como objetivo anular las elecciones. Sencillamente, el fin de la democracia. Quienes a¨²n hoy tratan de relativizar la importancia de lo que pas¨®, o bien no son conscientes de la amenaza existencial que las acciones de Trump suponen para el sistema democr¨¢tico, o bien desean su fin. Desde este martes, sabemos que tendr¨¢n a la justicia enfrente cuando lo intenten de nuevo.
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