Amar a X
Como la muerte de un famoso, la de una marca puede abrir un vac¨ªo que resulta algo rid¨ªculo confesar en p¨²blico
El domingo pasado, una ominosa X blanca que evocaba una cadena de burdeles rumanos sustituy¨® al pajarillo insignia de Twitter. Tras una decadencia de meses, la marca Twitter dej¨® oficialmente de existir. Su nueva etapa se anuncia como una plataforma maximalista donde ser¨¢ posible adquirir entradas para Barbie, compartir memes de Ryan Gosling e invertir en Mattel, sin salir nunca de la aplicaci¨®n. No podemos saber si X seguir¨¢ la estela de la china WeChat o implosionar¨¢ como tantos unicornios de internet, pero es seguro que Twitter pasa a la historia.
En pocos d¨ªas los tuiteros (?xeros?) han pasado en directo por todas las fases del duelo. Negaci¨®n: usuarios y medios de comunicaci¨®n compart¨ªan elaboradas maniobras para seguir viendo el antiguo logo. Ira: ¡°El nuevo logo es oscuro y siniestro, abiertamente masculino, amenazante y poco acogedor, por no decir obsesionado consigo mismo¡± (@Anna_Dillon). Negociaci¨®n: ¡°Una cosa buena es que por fin siento la cantidad apropiada de verg¨¹enza y autoodio al entrar en esta app¡± (@BrandyLJensen). Depresi¨®n: ¡°Twitter sol¨ªa ser como una fiesta pijama en el s¨®tano de tu mejor amigo, ahora es como ayudarle a limpiarlo ya de adultos tras la muerte de su padre¡± (@kibblesmith). Aceptaci¨®n (de algunos temerarios): ¡°Ya no somos negros de Twitter, ahora somos X-Men¡± (@bunnies1of1).
Want Twitter logo back to your iOS Home Screen? Easy fix!
— Juan Carlos V¨¦lez (@jcvelez) July 31, 2023
1. Google Twitter logo image and save it to your camera roll
2. Open Shortcuts app > touch ¡®+¡¯ to create a new shortcut > ¡°Open an app¡± > select ¡®X¡¯ for twitter
3. Rename the shortcut
4. Send to Home Screen > change icon pic.twitter.com/SVRFxcmflq
Como la muerte de un famoso, la de una marca puede abrir un vac¨ªo que es algo rid¨ªculo confesar en p¨²blico. Especialmente si el p¨²blico es Twitter. Admitir tristeza real por el fin de la plataforma contradice la ley de hierro de la misma, que es que todo debe mantenerse a una distancia autoconsciente, en un espacio ambiguo entre lo genuino y lo ir¨®nico.
Sin embargo, el cambio de nombre de una corporaci¨®n en San Francisco ha causado un extra?o duelo en usuarios de todo el mundo. ¡°Hemos dedicado nuestros a?os m¨¢s f¨¦rtiles al shitposting¡±, bromeaban las presentadoras del podcast Red Scare, refiri¨¦ndose al acto de publicar contenido ofensivo o absurdo con el fin de trolear. Incluso usuarios de perfil bajo o inexistente ¡ªmi madre¡ª se han convertido en jacobinos convencidos: ¡°No pueden hacer eso. Twitter es de la gente¡±.
El duelo pos-Twitter tiene que ver con la realidad contraintuitiva de que Twitter es una experiencia intensamente ¨ªntima. Uno se entrega a Twitter en posici¨®n fetal en la cama, en el ba?o, en sus momentos muertos o vulnerables, y Twitter le proporciona un coro de voces algor¨ªtmicamente personalizado e intransferible.
Es verdad que las modificaciones de Elon Musk han vuelto las voces cada vez m¨¢s dispares, lejanas e incoherentes: en mi muro se turnan obsesivamente un experto en trajes que analiza los del rey Felipe VI, Margot Robbie sobre las Torres Gemelas en llamas, una parodia de los hits eurodance de los 2000 y un polic¨ªa saliendo disparado de un tobog¨¢n en Boston. Pero son al fin y al cabo las voces e im¨¢genes que le resuenan a uno por la cabeza, que le repulsan e inspiran tanto como las palabras de amigos y amantes.
El duelo pasa por no saber c¨®mo llenar el vac¨ªo nihilista que deja la desaparici¨®n de alguien. C¨®mo reubicar la masa de tiempo y espacio que se dedicaba a esa persona. En el caso de Twitter la transici¨®n ser¨¢ f¨¢cil: el scroll continuar¨¢, los memes se multiplicar¨¢n, y el vac¨ªo se ir¨¢ llenando como quien no quiere la cosa en la nueva rutina de amar a X.
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