El simbolismo de la ¡®M¨¨re Ubu¡¯ de Mir¨®
Nadie se ha ocupado en 45 a?os de dar a la escultura del artista catal¨¢n, ubicada en el museo al aire libre del madrile?o Paseo de la Castellana, su significado como cruel retrato de Franco y de cualquier encarnaci¨®n del despotismo
El Ayuntamiento de Madrid restaur¨® recientemente la obra M¨¨re Ubu, de Joan Mir¨®, ubicada en el Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana, junto al paso elevado que une las calles de Juan Bravo y Eduardo Dato. El comunicado del Ayuntamiento describe la obra del artista catal¨¢n como una ¡°figura ambigua de mujer-p¨¢jaro de proporciones monumentales, especie de animal fant¨¢stico, que m¨¢s bien parece un ¨ªdolo o t¨®tem, protegido por una concha a manera de escudo¡±.
La nota oficial se limita a detallar los trabajos de restauraci¨®n y a reproducir la informaci¨®n que ha acompa?ado desde entonces a la escultura, pero sigue obviando el significado pol¨ªtico de la obra, donada por el artista catal¨¢n al pueblo madrile?o en 1978 y que solo fue instalada una vez aprobada la Constituci¨®n por la que Espa?a recuperaba la democracia, tras una larga dictadura.
M¨¨re Ubu, inspirada en la s¨¢tira Ubu rey, del autor franc¨¦s Alfred Jarry, es eco, para Mir¨®, de la crueldad del d¨¦spota, memoria de la dictadura franquista y recordatorio de que la tentaci¨®n autoritaria sigue anidando en nuestras calles. Bronce de negrura herm¨¦tica, es el s¨ªmbolo femenino negativo, opuesto al de sus Maternit¨¦s, que, por el contrario, muestran la gran vagina abierta, nutridora de vida, o sus esculturas andr¨®ginas, con la relaci¨®n fusional del ser humano con la naturaleza y el universo c¨®smico.
La historia de la escultura mironiana se remonta a 1971, cuando el artista Eusebio Sempere, apoyado por el ingeniero Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, logra ver aprobado el proyecto de crear un museo de esculturas al aire libre que reuniera las obras de 17 artistas abstractos de la generaci¨®n republicana y de las nuevas vanguardias. El 8 de abril de 1973, el alcalde franquista Carlos Arias Navarro (despu¨¦s ser¨ªa el presidente del Gobierno que en 1975 dio la noticia de la muerte de Franco) envi¨® una gr¨²a para desmontar los cables de los que ten¨ªa que colgar la escultura Lugar de Encuentros III (conocida como La Sirena Varada) de Eduardo Chillida. Joan Mir¨®, en solidaridad con Chillida, la hizo trasladar a la galer¨ªa Maeght, mientras acababan las obras de su fundaci¨®n de Barcelona.
Los siguientes alcaldes, Miguel Garc¨ªa Lomas y Juan de Arespacochaga, mantuvieron el veto a la obra de Chillida, alegando las mismas razones que su antecesor: que su peso (6.150 kilos) hac¨ªa peligrar la estabilidad del puente del que estaba suspendida, algo desmentido por los informes de los ingenieros de la Gerencia de Urbanismo. El mundo art¨ªstico denunci¨® la retirada de la obra como un acto de censura pol¨ªtica y Mir¨® prometi¨® que donar¨ªa una de sus esculturas al pueblo madrile?o en cuanto La Sirena Varada fuera reinstalada en su emplazamiento original. El momento lleg¨® cuando Jos¨¦ Luis ?lvarez accedi¨® por designaci¨®n del Gobierno de UCD a la Alcald¨ªa de la ciudad en 1978, los espa?oles aprobaron en refer¨¦ndum la Constituci¨®n y Madrid dedic¨® a Mir¨® su primera antol¨®gica.
Ubu es una fijaci¨®n constante en la obra de Mir¨®. Su primer retrato de la M¨¨re Ubu data de 1937, cuando dibuj¨® su caricatura en el programa de mano de la representaci¨®n de Ubu encadenado dentro de los actos de la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs, en la que Picasso expuso el Guernica y Mir¨® pint¨® el mural Le Faucheur y dise?¨® el sello antifascista Aidez l¡¯Espagne.
La representaci¨®n de la obra de Jarry fue un acto antitotalitario del grupo surrealista, que vio en Fran?ois Ubu la encarnaci¨®n par¨®dica de Hitler, Franco y Mussolini, mientras su l¨ªder, Andr¨¦ Breton, trotskista, extend¨ªa la comparaci¨®n a Stalin. Joan Mir¨® hab¨ªa pintado un esbozo de la m¨¨re Ubu, la desalmada esposa del p¨¨re Ubu y doble c¨®mico de lady Macbeth, en febrero de 1936, antes de que se iniciara la Guerra Civil. La dibuj¨® como todos sus personajes, simples monigotes, como los pintar¨ªa un ni?o, sin rasgos f¨ªsicos definitorios. Estaban la escoba, las flatulencias y excreciones y los grilletes dibujados en la panza del personaje de Jarry. En 1937, modific¨® el dibujo. Le a?adi¨® bigote y convirti¨® la escoba en una lanza o cetro coronado por una media luna, que aqu¨ª no era signo de feminidad o cuernos diab¨®licos del bestiario surrealista, sino que alud¨ªa a la insignia de las tropas regulares de Melilla que iniciaron el 17 de julio de 1936 el golpe militar contra la Rep¨²blica.
Los regulares de Melilla eran temidos por su crueldad, y Picasso a?adi¨® la media luna en la caracterizaci¨®n del dictador en la serie de grabados Songe et mensonge de Franco, del 1 de enero de 1937, basados a su vez en Le p¨¨re Ubu ¨¤ la guerre, de Ambroise Vollard. La media luna tambi¨¦n fue utilizada para identificar a Franco en la serie de caricaturas que hizo el pintor franc¨¦s Andr¨¦ Masson en 1938 (Le th¨¦ chez Franco).
La inclusi¨®n de la luna creciente y el bigote, as¨ª como la mayor definici¨®n del dibujo, permiten sostener que Mir¨®, por primera y ¨²nica vez, quiso representar de forma reconocible a Franco, travestido en m¨¨re Ubu como mayor insulto, o como hizo Duchamp con La Gioconda. El cambio de sexo seguir¨ªa as¨ª la broma que Jarry plante¨® en Ubu encadenado, el mundo al rev¨¦s, donde Ubu, rey de Polonia, quiere ser esclavo de los hombres libres y estos, envidi¨¢ndole, quieren hacer la revoluci¨®n para pasar de la libertad a la esclavitud.
El artista catal¨¢n realiz¨® tres series litogr¨¢ficas, a manera de historietas, basadas en el personaje de Jarry: Ubu roi, en 1966; Ubu aux Bal¨¦ares, en 1971, y L¡¯Enfance d¡¯Ubu, en 1975. ¡°Ahora todo el mundo ve claro que aquello que imagin¨® Alfred Jarry era en realidad Franco y los suyos. Esto es la raz¨®n por la cual Ubu me ha fascinado durante los a?os del franquismo, y es la raz¨®n por la cual lo he dibujado en tantas ocasiones¡±, dijo Mir¨® en 1977, ya muerto el dictador. En 1978, los dibujos inspirados en Ubu cobraron vida en la obra teatral Mori el Merma, cuyo guion, de la compa?¨ªa La Claca, dirigida por el anarquista Joan Baixas, represent¨® una burla carnavalesca del dictador, su familia, los ministros y la c¨²pula clerical, con escenas de tortura policial y represi¨®n vividas en los 40 a?os de dictadura. Eusebio Sempere, el promotor del museo de la Castellana, sab¨ªa muy bien qu¨¦ obra eleg¨ªa, pues ¨¦l fue quien se ocup¨® de preservar los ubuescos mu?ecos de Mori el Merma dise?ados por Mir¨® en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Alicante. Cuando el 9 de febrero de 1979 se instal¨® en la Castellana la escultura de Mir¨®, envi¨®, junto a los otros artistas, un telegrama a Mir¨®: ¡°Se ha colocado tu M¨¨re Ubu mirando a Catalu?a¡±.
El arte de Mir¨® es polis¨¦mico. De ah¨ª que dijera despu¨¦s que Ubu no solo representa a Franco, sino tambi¨¦n, como quer¨ªa Jarry, a todo aquel que encarna la corrupci¨®n, la destrucci¨®n de la naturaleza, la codicia financiera o el despotismo. Que durante 45 a?os nadie se haya ocupado de dar a la escultura el significado que tiene dice mucho de la ignorancia y la voluntad de desmemoria y no excusa a Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida de haber incumplido el deber que tienen las instituciones de documentar las obras que custodian y que son propiedad de los madrile?os por voluntad expresa de Mir¨®.
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