Entender a Junts
El salto al vac¨ªo del ¡®proc¨¦s¡¯ aceler¨® su transformaci¨®n en un partido independentista, con tendencias antisistema, que arrastr¨® a su base desde el centroderecha hasta la frontera con los anticapitalistas de la CUP
Finalmente, los siete diputados de Junts han votado junto a la izquierda para elegir a la socialista Francina Armengol presidenta del Congreso en primera votaci¨®n. Podr¨ªa no haber sido as¨ª. Podr¨ªan haberse abstenido. La divisi¨®n en la derecha no habr¨ªa modificado el resultado final, que (eso s¨ª) habr¨ªa requerido de una segunda votaci¨®n. El caso es que Junts ha acabado inclin¨¢ndose por el voto afirmativo, como habr¨ªa podido hacerlo por la abstenci¨®n. ?Por qu¨¦ han decidido hacer lo primero y no lo segundo? Lo ignoramos hasta cierto punto. Es cierto, negociaron una serie de concesiones (entre ellas, el uso de las lenguas cooficiales, la comisi¨®n de investigaci¨®n de lo que ellos llaman el catalangate), pero en otras ocasiones este tipo de acuerdos no han servido para amarrar el voto de los representantes de Junts. Y, en cualquier caso, el voto del jueves de ning¨²n modo presupone el apoyo a una eventual investidura de Pedro S¨¢nchez.
Junts no es un socio fiable, principalmente porque Junts es una organizaci¨®n pol¨ªtica en una encrucijada, que a¨²n no ha resuelto sus contradicciones internas, representadas por un n¨²cleo que viene de la antigua CDC, formado por dirigentes de larga trayectoria, curtidos en la Administraci¨®n de Pujol y aupados a las primeras filas en los a?os de Artur Mas, y una amalgama de activistas nacidos de la movilizaci¨®n social que supuso el proc¨¦s independentista, de dif¨ªcil sometimiento a cualquier disciplina y con cierta inclinaci¨®n a tomar decisiones de complicado retorno. La argamasa que une a estos dos universos tan distintos es la independencia de Catalu?a¡ y el odio a ERC.
Junts es, visto as¨ª, la culminaci¨®n del proceso de transformaci¨®n de la antigua Converg¨¨ncia, iniciado por Artur Mas, mucho antes del estallido del proc¨¦s. Concretamente, en 2003, hace 20 a?os. El partido de Pujol empez¨® a mutar en el momento de perder la Generalitat a manos de la coalici¨®n de partidos de izquierda encabezada por el PSC. Converg¨¨ncia, desde 1980, se entend¨ªa como un partido-todo articulado por dos elementos: la figura del l¨ªder y la administraci¨®n auton¨®mica. Sin el gobierno y sin la figura central de Pujol, Converg¨¨ncia se transform¨® en otra cosa. El salto al vac¨ªo del proc¨¦s, entendido por los dirigentes de CDC como el salvavidas de una situaci¨®n ag¨®nica para Converg¨¨ncia (en manos del PP en el Parlament y acosada por la corrupci¨®n), aceler¨® su transformaci¨®n en un partido independentista, con tendencias antisistema, que arrastr¨® a su base desde el centroderecha hasta la frontera con los anticapitalistas de la CUP. Y ah¨ª cambi¨® tambi¨¦n el personal, no s¨®lo la base, sino los cuadros. El antiguo n¨²cleo CDC perdi¨® el control de un proceso que pensaba que pod¨ªa pilotar sin problemas. El partido se les fue de las manos.
Es en este terreno de nadie donde debe ubicarse lo que es hoy Junts. Un partido capaz de abandonar un govern de la Generalitat en el que controlaba los departamentos de mayor lucimiento y dejaba todos los problem¨¢ticos (educaci¨®n, sanidad) en manos de ERC. Un partido que abandona el Gobierno de la Diputaci¨®n de Barcelona porque no quiere pactar con un partido ¡°del 155¡å (pero con el que llevaba cuatro a?os de armoniosa coalici¨®n). Pero al mismo tiempo, un partido que es capaz de reconstruir el bloque del centroderecha en Barcelona y ganar las elecciones municipales de la mano de un convergente pata negra y con una campa?a que obvi¨® la independencia.
Para entender el posicionamiento de los diputados de Junts en esta legislatura hay que tener en cuenta que el escenario que sali¨® del 23-J no era su preferido. La apuesta de Junts era un Gobierno PP y Vox, un escenario que les permit¨ªa coser las facciones internas, cargar contra el pactismo est¨¦ril de ERC y reforzar su discurso de que con Espa?a no hay nada que hacer y que la ¨²nica soluci¨®n es la independencia a cualquier precio. En cambio, se han encontrado con el regalo envenenado de tener la llave de la mayor¨ªa y lo m¨¢s probable es que a¨²n no sepan muy bien qu¨¦ hacer con ¨¦l.
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