Junts en manos del PSOE
Cualquier escenario ¨®ptimo en, pongamos, 2027 para los de Puigdemont pasaba porque los socialistas, y sobre todo una persona de la sensibilidad nacionalista de Francina Armengol, controlaran el Congreso
Para negociar con ¨¦xito no mires hacia adelante, especulando c¨®mo las decisiones que tomas en el presente repercutir¨¢n en el futuro, sino al rev¨¦s: ponte en el futuro deseado y mira hacia atr¨¢s c¨®mo conseguirlo. La teor¨ªa econ¨®mica desarroll¨® este m¨¦todo, llamado ¡°inducci¨®n hacia atr¨¢s¡±, para explicar los juegos secuenciales, como el que en estos momentos sucede en Espa?a, en el que el resultado de una elecci¨®n ...
Para negociar con ¨¦xito no mires hacia adelante, especulando c¨®mo las decisiones que tomas en el presente repercutir¨¢n en el futuro, sino al rev¨¦s: ponte en el futuro deseado y mira hacia atr¨¢s c¨®mo conseguirlo. La teor¨ªa econ¨®mica desarroll¨® este m¨¦todo, llamado ¡°inducci¨®n hacia atr¨¢s¡±, para explicar los juegos secuenciales, como el que en estos momentos sucede en Espa?a, en el que el resultado de una elecci¨®n (la presidencia de la Mesa del Congreso) afecta a las subsiguientes (investidura y dem¨¢s acuerdos de legislatura).
Siguiendo este razonamiento, lo l¨®gico era esperar el apoyo de Junts al PSOE en la votaci¨®n de la Mesa del Congreso. Cualquier escenario ¨®ptimo en ¨Dpongamos¨D 2027 para los de Puigdemont pasaba porque los socialistas, y sobre todo una persona de la sensibilidad nacionalista de Francina Armengol, controlaran la C¨¢mara. Con Armengol, aumenta la probabilidad de alcanzar cualquiera de sus objetivos a corto y largo plazo, del uso del catal¨¢n en el Congreso y la activaci¨®n de la investigaci¨®n del espionaje de Pegasus o los atentados del 17-A a la ¡°desjudicializaci¨®n¡± del proc¨¦s, ya sea mediante una amnist¨ªa total o por fasc¨ªculos. Sin Armengol (y con Cuca Gamarra en su lugar), las posibilidades de lograr alguna de esas metas se reduc¨ªan a casi cero.
Resultado ¨®ptimo no quiere decir ideal. El sue?o de Junts, una amalgama de fuerzas liderada por pol¨ªticos m¨¢s activistas que pragm¨¢ticos, es una ruptura con Espa?a, que pasa inexorablemente por una confrontaci¨®n directa con el Estado. Simplemente, ese escenario anhelado dista mucho de la realidad sociol¨®gica de la Catalu?a actual. La probabilidad de que, tras una Mesa presidida por el PP y unas elecciones anticipadas que llevaran a un Gobierno de derechas, el conflicto catal¨¢n volviera a una fase caliente son m¨ªnimas. No porque las ideas de Junts hayan cambiado, sino porque sus fuerzas han mermado. Es eso lo que les hace tirar la toalla.
No es, como cantan los m¨¢s optimistas del bando progresista, la vuelta del mejor catalanismo. Al menos, todav¨ªa. Ojal¨¢ llegue pronto. No es tampoco, como gimen los pesimistas del bando conservador, que el PSOE est¨¦ en manos de Junts, y que el Gobierno de Espa?a dependa de un pr¨®fugo de la justicia. Es m¨¢s bien lo contrario: Junts y Puigdemont est¨¢n en manos del PSOE. Y todo apunta a que m¨¢s que ayer, pero menos que ma?ana.