La vuelta del impuesto sindical obligatorio en Brasil puede ser un gol a favor de la ultraderecha bolsonarista
La vieja izquierda parece a veces no haber entendido que el mundo est¨¢ en dolores de parto de algo nuevo
La noticia de la vuelta al impuesto obligatorio sindical que hab¨ªa sido abolido en 2017 y que pretende incluso ser tres veces mayor que entonces, podr¨ªa acabar siendo un gol a favor del bolsonarismo ultraliberal que predica una pol¨ªtica cada vez con menos estado.
Es verdad que ya en 2017 la eliminaci¨®n del impuesto obligatorio de un d¨ªa de trabajo para los cofres de los sindicatos fue un nudo en la garganta del sindicalista Lul...
La noticia de la vuelta al impuesto obligatorio sindical que hab¨ªa sido abolido en 2017 y que pretende incluso ser tres veces mayor que entonces, podr¨ªa acabar siendo un gol a favor del bolsonarismo ultraliberal que predica una pol¨ªtica cada vez con menos estado.
Es verdad que ya en 2017 la eliminaci¨®n del impuesto obligatorio de un d¨ªa de trabajo para los cofres de los sindicatos fue un nudo en la garganta del sindicalista Lula, hoy presidente del pa¨ªs por tercera vez. De ah¨ª que el tema pol¨¦mico resurja ahora con el aval del exsindicalista.
El problema es que en estos ¨²ltimos seis a?os el mundo y Brasil han cambiado radicalmente y toda vuelta al pasado supone el peligro de una regresi¨®n democr¨¢tica. No acaso sea el bolsonarismo en Brasil que un posible Gobierno de Milei en Argentina de cu?o ultraliberal, enemigos del Estado, puedan poner en crisis los viejos esquemas de la izquierda cl¨¢sica, empezando por la sindical.
La sorpresa de la resurrecci¨®n en este momento de cambios radicales en el mundo del trabajo, y por tanto de crisis de los sindicatos cl¨¢sicos del pasado, de un impuesto obligatorio de los trabajadores para los cofres sindicales, crea aprensi¨®n.
Y no se trata ya de izquierdas y derechas, t¨¦rminos cada vez m¨¢s desgastados, sino de los cambios de ¨¦poca que el mundo est¨¢ viviendo y que a la izquierda tradicional, la de los viejos y fuertes sindicatos sectoriales, le cuesta entender y digerir.
Hoy los pol¨ªticos que provienen de las izquierdas laboristas del pasado no pueden ignorar que estamos viviendo una de las mayores revoluciones justamente en el mundo del trabajo. Ya no es una hip¨®tesis sino una realidad la crisis de decenas de empleos consagrados del pasado. Eran trabajos que constitu¨ªan el coraz¨®n de los sindicatos cl¨¢sicos y que hoy est¨¢n en profunda transformaci¨®n, mientras surgen nuevas profesiones a¨²n sin definici¨®n propia y que carecen de apoyos del Estado.
De ah¨ª que en vez de resucitar los viejos sindicatos que proteg¨ªan profesiones que confer¨ªan seguridad y privilegio, lo que hoy necesitan entender los pol¨ªticos y gobernantes es que quienes necesitan una atenci¨®n especial son ese rosario de nuevas profesiones en formaci¨®n abandonadas a su suerte sin sindicatos que las protejan.
Es cierto que Lula y su partido, el PT, nacieron y se forjaron en las luchas sindicales en medio a las grandes f¨¢bricas y que fueron entonces los sindicatos su mayor protecci¨®n. Eran sindicatos nacidos del coraz¨®n de las izquierdas que ofrec¨ªan seguridad a los trabajadores. Hoy, al rev¨¦s, el denominador com¨²n de los nuevos trabajos, es la inseguridad para la que no existen sindicatos que las protejan y son abandonadas a su suerte.
De ah¨ª que la noticia de la resurrecci¨®n del viejo impuesto sindical a los trabajadores fijos, que de alg¨²n modo son privilegiados, empiece a preocupar ya que podr¨ªa constituirse en un arma en manos del bolsonarismo ultraliberal, que proclama la muerte del Estado y la pol¨ªtica de protecci¨®n a los que saben triunfar dejando en la cuneta a los m¨¢s d¨¦biles que seg¨²n dicho ultraliberalismo, deber¨ªan ser abandonados a su suerte.
La ¨²ltima palabra sobre la idea de resucitar el viejo impuesto sindical obligatorio la tendr¨¢ ahora el Congreso que fue quien en 2017 lo anul¨® en medio a grandes pol¨¦micas. Todo parece que no le ser¨¢ f¨¢cil al nuevo Gobierno de Lula volver a su pasado sindicalista ya que no cuenta con la mayor¨ªa congresual que est¨¢ intentando conquistar palmo a palmo y a costas de ir entregando ministerios incluso a partidos abiertamente bolsonaristas.
La pol¨¦mica en curso sobre el resurgimiento del viejo impuesto sindical deja al mismo tiempo al descubierto la pugna interior en el nuevo Gobierno de Lula de la vieja guardia de su partido el PT. Es la vieja izquierda que parece a veces no haber entendido que el mundo est¨¢ en dolores de parto de algo nuevo, incluso en el mundo del trabajo, y que si ha vuelto al poder lo fue gracias a las fuerzas del centro que lo apoyaron y que son las que le aseguraron la victoria, aunque por un pu?ado de votos, contra el bolsonarismo rabioso y golpista.
Lula ha empezado bien su nueva aventura del Gobierno consiguiendo ya un 60% de consenso nacional y desangrando al bolsonarismo m¨¢s rabioso. La tentativa de resucitar el viejo impuesto sindical obligatorio no parece la mejor forma de demostrar que ha entendido que este su tercer gobierno lo debe no s¨®lo a la fuerza de su partido, hoy en crisis como todas las izquierdas, sino al poyo que tuvo de un centro democr¨¢tico. Fue ese centro el escudo contra la avalancha no s¨®lo ultraliberal sino tambi¨¦n golpista de Bolsonaro como lo est¨¢n revelando las investigaciones en curso, los 17 procesos judiciales contra ¨¦l, su inhabilitaci¨®n pol¨ªtica durante ocho a?os, la posibilidad de impedirle huir al exterior y una no imposible encarcelaci¨®n los pr¨®ximos d¨ªas.
La fren¨¦tica pol¨ªtica exterior de Lula que intenta colocar a Brasil en el centro de la atenci¨®n mundial es digna de aplauso despu¨¦s del apag¨®n bolsonarista que ofusc¨® la fuerza real del quinto mayor pa¨ªs del mundo. Lo que no puede olvidar ni dejar s¨®lo en manos de sus antiguos compa?eros sindicales es que el mundo, empezando por el laboral, est¨¢ en dolores de parto y exige soluciones nuevas para los imponderables que lo atenazan.