Lula aplasta al bolsonarismo
El Gobierno del presidente brasile?o mantiene su lucha para anular al movimiento que impuls¨® el ultra Jair Bolsonaro y aleja los fantasmas de los extremismos fascistas
Despu¨¦s de algunos bandazos, el Gobierno de Lula se impone y aplasta a la extrema derecha fascista. Por primera vez, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de Quaest, su aprobaci¨®n alcanza el 60% y parece conquistar a los evang¨¦licos.
El nuevo sondeo ha saltado la alarma del bolsonarismo y, en general, a la derecha que ha empezado a organizarse en vistas a las elecciones del 2026 a las que Bolsonaro no podr¨¢ presentarse. Ello ha provocado que un pu?ado de candidatos de peso de la extrema derecha no fascista haya comenzado a distanciarse, aunque con cautela, de Bolsonaro, quien mantiene un 30% de seguidores.
Quiz¨¢ el dato m¨¢s importante del sondeo haya sido el aumento de los evang¨¦licos que siempre se le han resistido ya que la extrema derecha lo presentaba como comunista que iba a cerrar sus templos y despojarlos de los privilegios de los que siempre han gozado en la Administraci¨®n de Bolsonaro.
En el nordeste pobre del pa¨ªs, de donde procede Lula, el apoyo al Gobierno alcanza un 72%, pero lo m¨¢s importante es que tambi¨¦n en el centro oeste y norte, donde estos a?os ha dominado la extrema derecha, Lula consigue la mayor¨ªa con un 52%.
Aprueban el nuevo Gobierno no solo el electorado femenino, con un 60%, sino tambi¨¦n el masculino con un 59%. Los menos escolarizados son quienes m¨¢s apoyan al Ejecutivo llegando a un 67%, pero tambi¨¦n entre los que han hecho cursos superiores su aprobaci¨®n alcanza la mayor¨ªa con un 53%.
El apoyo a Lula entre la poblaci¨®n m¨¢s pobre alcanza un 68% y, entre ellos los negros, alcanza un 70%. Por lo que se refiere al mundo religioso, que en Brasil tiene un peso muy fuerte a la hora de votar, Lula sigue recibiendo el apoyo mayoritario de un 63% y por primera vez consigue el 50% de las iglesias evang¨¦licas.
El crecimiento de Lula entre los evang¨¦licos podr¨ªa ser originado por el desprestigio que ha empezado a tener entre esos 30 millones de evang¨¦licos que confiaban ciegamente en el mito de Bolsonaro y que se han desilusionado con las noticias que lo presentan a ¨¦l y a su esposa la evang¨¦lica, Michelle, como a unos vulgares ladrones de joyas. Se trata del esc¨¢ndalo de las joyas de oro y diamantes recibidas del Gobierno de Arabia Saud¨ª que deber¨ªan haber ido para el tesoro nacional y han acabado siendo vendidas de escondidas en Estados Unidos lo que podr¨ªan llevar al expresidente a la c¨¢rcel.
El momento es delicado e importante a la vez para la Administraci¨®n de Lula y para la lucha de ir anulando al bolsonarismo golpista para alejar el fantasma de los extremismos fascistas de los cuatro a?os del Gobierno Bolsonaro.
Todo ello es importante tambi¨¦n frente al Ej¨¦rcito que hab¨ªa iniciado a entregarse a los delirios golpistas de Bolsonaro y que ahora lucha para reconquistar el aprecio del que gozaba como instituci¨®n en la opini¨®n p¨²blica, donde dominaba en consenso popular junto con la Iglesia.
Y son esos dos mundos, el de las armas y el de los templos, los que pueden asegurar al nuevo Gobierno de centro izquierda llevar a cabo sus reformas sin necesidad de tener que rendirse a la fuerza de un Congreso a¨²n dominado por el bolsonarismo.
El hecho que ha empezado a observarse en la extrema derecha para reorganizarse dejando de lado al bolsonarismo y suspirando por tener alg¨²n ministerio en el Gobierno progresista es la mejor se?al de que las aguas est¨¢n en movimiento.
Ahora todo depender¨¢ de la estrategia de Lula que en su Gobierno a¨²n se debate entre la lucha sorda del viejo petismo que le exige que vuelva a la izquierda del pasado y las fuerzas m¨¢s moderadas y centristas que le piden que entienda que los tiempos de sus dos pasadas Administraciones han pasado y que hoy las placas teut¨®nicas de la pol¨ªtica se han movido radicalmente.
Se trata sin duda en este Gobierno del m¨ªtico exsindicalista de un test quiz¨¢ definitivo ya que le va a exigir un dif¨ªcil equilibrio para seguir siendo fiel a su pol¨ªtica social, antirracista y antifascista mientras abre nuevos caminos de di¨¢logos con las fuerzas conservadoras que no se identifican ni con la izquierda tradicional ni con una derecha con nostalgias del pasado nazifascista.
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