El lado perverso de los relatos pol¨ªticos
Proust le hablaba a un amigo ya en 1903 de los peligros que encontraba cuando ¡°tanto de un bando como de otro se trabaja para crear dos Francias¡±: es hoy el problema que tiene Espa?a con los dos bloques
Termina agosto, que no ha llegado a ser un par¨¦ntesis en la batalla pol¨ªtica que se libra ahora en Espa?a entre dos bloques, y lo que viene ahora no tiene buena pinta. Van a crecer las cr¨ªticas furibundas, las descalificaciones, los se?alamientos, y ser¨¢ mucho m¨¢s visible esa oscura corriente que fluye oculta por alg¨²n lado y que se alimenta con la idea de liquidar al adversario. Un proyecto, como el que lleva anunciando a bombo y platillo el Partido Popular, de eliminar por completo lo que ha hecho el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, tiene que ver con esa pulsi¨®n destructiva. Cuanto han realizado los otros no sirve para nada, solo tiene sentido lo que puedan hacer los m¨ªos. Esa fractura en dos es peligrosa porque niega la pluralidad de miradas, desvirt¨²a los matices, y obliga a colocarse por la fuerza en uno de los dos bandos. Pero no es nada nuevo. A principios del siglo pasado, en 1903, Marcel Proust le escribi¨® una larga carta a su amigo Georges de Lauris en la que le transmit¨ªa su inquietud por lo que estaba viendo, que ¡°tanto de un bando como del otro se trabaja para crear dos Francias¡±. Est¨¢ incluida en Cartas escogidas (1888-1922) (Acantilado).
Georges de Lauris apoyaba que se prohibiera la ense?anza religiosa y Proust, en cambio, no lo ten¨ªa tan claro. Tem¨ªa que las pol¨ªticas anticlericales ensancharan el foso entre las dos Francias y, aunque fuera muy progresista, no entend¨ªa lo que su amigo quer¨ªa. En alg¨²n momento le llega a preguntar si lo que persegu¨ªa era que existiera solo una Francia. Compacta, maciza, sin ruido interno. El tiempo le ha quitado la raz¨®n a Proust, la escuela laica se impuso, y Francia no se hizo trizas.
¡°Las ideas y los credos no mueren a causa de las leyes¡±, le dec¨ªa Proust a su amigo, y le comentaba que si con aquella iniciativa que prohibi¨® en 1901 la ense?anza a las congregaciones religiosas se pretend¨ªa eliminar el catolicismo, lo que se tem¨ªa es que los de las ideas clericales no desaparecer¨ªan sino que se multiplicar¨ªan y, aunque no fueran ya creyentes, s¨ª ser¨ªan ¡°rabiosamente¡± antisemitas o antiliberales. La escuela es laica en Francia, pero tambi¨¦n se sabe que hoy hay cada vez m¨¢s reaccionarios y eso explica el peligroso crecimiento de la extrema derecha de Marine Le Pen.
Es evidente que no se trata de saber qui¨¦n tuvo raz¨®n, si Proust o De Lauris, lo que importa es comprender que las cosas suelen tener demasiadas aristas y que acaso no toda la raz¨®n est¨¢ siempre en uno de los bloques. Proust echaba chispas sobre la prensa de su tiempo, a la que reprochaba ¡°plantar los g¨¦rmenes de divisi¨®n y de odio¡±. Y le afeaba a De Lauris que se irritara contra los que le¨ªan los peri¨®dicos que defend¨ªan las causas clericales, record¨¢ndole que hab¨ªa amables oficiales que se enfurec¨ªan con los jud¨ªos que se informaban con la prensa que defend¨ªa la inocencia de Dreyfus. Ambos eran progresistas y estuvieron contra el turbio antisemitismo del caso Dreyfus, ese capit¨¢n jud¨ªo que fue condenado injustamente y al que al final se consider¨® inocente. Ahora en Espa?a, donde los pol¨ªticos pretenden construir relatos m¨¢s que proponer soluciones a los graves problemas de este pa¨ªs, los periodistas pueden tener la tentaci¨®n de dejarse arrastrar por lo que tiene de literario construir una historia. No es su tarea, as¨ª que al diablo con los relatos, de lo que se trata es de mantener las distancias y rascar hasta saber qu¨¦ diablos esconden los partidos tras tanto documento envuelto en celof¨¢n.
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