Desear que vaya mal
Hasta de una borrasca se hace una lectura pol¨ªtica. En realidad, se hace una lectura partidista, pero esa es una confusi¨®n que distingue a nuestro pa¨ªs y a tantos otros
En este pa¨ªs son posibles preguntas que parecen sacadas de la ficci¨®n, como si la lluvia es de izquierdas o de derechas o a qui¨¦n beneficia m¨¢s que llueva y a qu¨¦ hora, porque hasta de una borrasca se hace luego una lectura pol¨ªtica. En realidad, se hace una lectura partidista, pero esa es una confusi¨®n que distingue a nuestro pa¨ªs y a tantos otros: que cuando se habla de pol¨ªtica se est¨¢ hablando m¨¢s bien de los partidos, con lo que al final casi nunca se habla de pol¨ªtica. De ah¨ª que se sepa qui¨¦nes mandan en un partido y qui¨¦nes son sus rivales internos y, en cambio, se sepa menos cu¨¢l es el presupuesto en Ciencia para este a?o.
La l¨®gica de partidos divide la vida en bloques que a veces son ideol¨®gicos y otras veces son de inter¨¦s: consiste en buscar la justificaci¨®n propia y el error ajeno, y sin esa l¨®gica no se entender¨ªa que un alcalde se agarre al criterio de una instituci¨®n para pedir cautela y luego cuestione a esa misma instituci¨®n porque llovi¨® de la manera torrencial en que hab¨ªa anunciado, aunque unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢. Se entender¨ªa menos a¨²n que, antes de la borrasca, hubiera ya quien guardase en secreto el deseo de que fallara el pron¨®stico del tiempo porque, as¨ª, tendr¨ªan en sus manos el mayor artefacto pol¨ªtico que existe despu¨¦s del miedo: la culpa.
Si ha fallado una previsi¨®n o una instituci¨®n, se podr¨¢ echar la culpa al partido del que dependa. Se le podr¨¢ acusar incluso si no falla la previsi¨®n, que por algo se tuitea si hace falta antes de que acabe el temporal, para que los hechos no quiten razones. Se podr¨¢n pedir responsabilidades por anticipado y se podr¨¢n reclamar dimisiones por la p¨¦sima gesti¨®n de los cielos. Para eso sirve la culpa de los dem¨¢s: para evitar mirar la propia y ponerla por encima del saber.
Podr¨¢ negarse que esto sea como es, pero mucho de lo que hay se explica por el af¨¢n para que otros se estrellen y les vaya mal y puedan entregarse al gusto de se?alarles, en un impulso que lleva impl¨ªcito frases masturbatorias del estilo de ¡°yo ya lo dije¡± o ¡°yo ten¨ªa raz¨®n¡±. Siempre hay un yo m¨¢s listo, m¨¢s l¨²cido. Un yo que luego se dir¨¢ patri¨®tico. No es nuevo ni es un secreto ni por supuesto ocurre solo en la pol¨ªtica que, al cabo, es un reflejo de su sociedad: exagerado, quiz¨¢, pero reflejo a fin de cuentas. Lo peor del partidismo lo expres¨® sin querer Crist¨®bal Montoro en aquella frase que se le atribuye: ¡°Que caiga Espa?a, que ya la levantaremos nosotros¡±. As¨ª se explican legislaturas enteras. Y borrascas, claro.
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