La ¡°Francia fea¡± y el desprecio social
Un proyecto del Gobierno galo para embellecer las zonas comerciales de las periferias ha resucitado una expresi¨®n que refleja cierto desd¨¦n hacia la Francia periurbana

En los ¨²ltimos d¨ªas, una pol¨¦mica expresi¨®n ha resurgido inesperadamente en el debate p¨²blico franc¨¦s y en las redes sociales: la France moche (la ¡°Francia fea¡±). Acu?ada por la revista Telerama en 2010 para describir las zonas comerciales construidas hace 50 a?os en las entradas de las ciudades, la expresi¨®n fue utilizada en un reportaje que gener¨® mucho revuelo. El art¨ªculo se refer¨ªa a ellas como ¡°met¨¢stasis periurbanas¡±. Las describ¨ªa como unas zonas pensadas exclusivamente para el coche y el consumo de masas de las clases populares por parte de unas autoridades locales que solo se fijaban en el potencial econ¨®mico de esos lugares sin reparar en los terrenos agr¨ªcolas, el peque?o comercio o, m¨¢s grave a¨²n para la revista, en el monstruo de fealdad que estaban engendrando. Trece a?os despu¨¦s, el Gobierno franc¨¦s ha llegado a la misma conclusi¨®n y, aunque se ha cuidado de no utilizar la expresi¨®n que le vali¨® a Telerama ser tildada de elitista, ha anunciado un plan dotado con 24 millones de euros para la transformaci¨®n de esos espacios ¨Dexisten unos 1.629 en la actualidad¨D que representan el 72% de las compras en tiendas f¨ªsicas del pa¨ªs, seg¨²n el Ministerio de Econom¨ªa.
Mais qui voudrait vivre sur un ancien parking ? https://t.co/9KFVNwBoLC #Soci¨¦t¨¦ via @LePoint #francemoche
— Emilie Trevert (@etrevert) September 15, 2023
El Gobierno quiere aprovechar que estas zonas se han vuelto altamente estrat¨¦gicas en los ¨²ltimos a?os, tras la aprobaci¨®n de la regla de la artificializaci¨®n neta cero de los suelos, que proh¨ªbe construir nuevas viviendas en tierras dedicadas al cultivo, para convertirlas en barrios habitables. Con sus servicios p¨²blicos y sus espacios verdes, eso s¨ª, entre una nave industrial y otra. El Ejecutivo busca con esta iniciativa ¨Dcriticada por varios economistas, que juzgan la inversi¨®n insuficiente¡ª dirigirse a la Francia periurbana, esa Francia inflamable de las rotondas, de los chalecos amarillos, y del declive social, con la crisis clim¨¢tica y la necesidad de reducir el uso del coche de tel¨®n de fondo.
La fealdad que impregna estos entornos, donde aparecen ensartadas unas detr¨¢s de otras decenas de cajas met¨¢licas que dominan inmensos carteles publicitarios con sus falsas promesas de bienestar y abundancia, es innegable. Que son el reflejo de una obsoleta concepci¨®n de la modernidad, tambi¨¦n. Por eso, querer mejorar dichos no lugares, como se les suele considerar, solo puede ser bien acogido. Pero limitarse al aspecto puramente est¨¦tico y siniestro siempre que pol¨ªticos o medios se refieren a esas zonas donde acuden y trabajan a diario centenares de personas, como lo ejemplifica el que #laFrancemoche se haya convertido en trending topic, supone un error del que se desprende un fuerte aroma de desprecio social.
Mientras le¨ªa los art¨ªculos y reacciones en las redes a la noticia ¡ªla p¨¢gina de Twitter @Lafrancemoche, seguida por m¨¢s de 80.000 personas, ofrece un buen recopilatorio de esas ¨¢reas comerciales¡ª no me pod¨ªa quitar de la cabeza a los directores Beno?t Del¨¦pine y Gustave Kervern ¨Dvean Le grand soir¨D, o a la Premio Nobel Annie Ernaux, que han sabido devolver a esos sitios y a las vidas que all¨ª transcurren su espesor, su memoria, su trascendencia, m¨¢s all¨¢ de los t¨ªpicos clich¨¦s. Lo ha resumido muy bien un arquitecto: ¡°La Francia fea soy yo. He festejado un mont¨®n de cumples en el Buffalo Grill, me han llevado a la Halle aux Chaussures a comprarme la ropa, y me he criado en la secci¨®n de c¨®mics del Auchamp¡±. Y ha sido muy feliz. Su infancia, asegura, no tiene nada que envidiar a la de un ni?o criado en el centro de una ciudad. Sencillamente, ha sido distinta, enriquecida por otras cosas.
"La ?France moche?, c¡¯est chez moi. J¡¯ai f¨ºt¨¦ pas mal d¡¯anniversaires ¨¤ Buffalo Grill, j¡¯ai ¨¦t¨¦ habill¨¦ ¨¤ la Halle O Chaussures, j¡¯ai ¨¦t¨¦ ¨¦lev¨¦ au rayon bande dessin¨¦e d¡¯Auchan."https://t.co/nqeHX7FIx1 Maxence De Block (@vrmtvrmt) r¨¦pond au #PavillonnairePop de Christophe Le Gac pic.twitter.com/6vh5O6p62r
— [pop-up] urbain (@popupurbain) April 20, 2021
En Mira las luces, amor m¨ªo, Ernaux, fascinada desde la adolescencia por estos entornos, hace del m¨¢ximo s¨ªmbolo de este mundo periurbano ¨Del hipermercado¨D el asunto central de su libro, desmontando el mito seg¨²n el cual estos lugares nunca cuentan nada de interesante ni dejan huella en las personas. Para la escritora, frecuentarlos asiduamente resulta incluso indispensable para cualquier persona que aspire a conocer la realidad social francesa, porque ning¨²n otro ¨¢mbito ¡°re¨²ne en su seno a gente tan diferente, ya sea por la edad o el nivel econ¨®mico¡±. En esas zonas comerciales, en esa Francia periurbana que tan poco aparece en la literatura y el cine, nos dice Ernaux, ¡°se moldean los inconscientes¡±, ¡°nacen los pensamientos¡±, ¡°las emociones¡±, ¡°los recuerdos¡±. Tratarlas desde una perspectiva meramente est¨¦tica, a la vez que se estigmatiza indirectamente a quienes las frecuentan, es permanecer ciego ante las experiencias de una proporci¨®n significativa de la poblaci¨®n, por muchos millones que se inyecten. El desprecio no se cura con dinero.
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