Las diez lecciones que nos dej¨® el primer debate presidencial en Argentina
El formato elegido apenas dej¨® espacio para la espontaneidad y las salidas de libreto
Termin¨® el primer debate presidencial y dej¨® poco espacio para la espontaneidad. Tan poco, que apenas hubo un episodio en que los candidatos se salieron del libreto, pero los espectadores no entendimos bien qu¨¦ pas¨® porque sus micr¨®fonos estaban cerrados. Y tan encorsetado result¨® el evento, que ni siquiera los vimos estrecharse la mano ¨Co negarse el saludo-, ni al principio, ni al final. Aun as¨ª, estas son diez lecciones que dej¨®.
Primero: ning¨²n candidato se erigi¨® como el gran ganador o como el gran derrotado de la noche. Cada uno busc¨® difundir su mensaje, levantando ciertas banderas. Javier Milei carg¨® contra el resto como ejemplos de la ¡°casta¡±; Sergio Massa prometi¨® que liderar¨¢ un Gobierno de unidad nacional; Patricia Bullrich invoc¨® su coraje y poder pol¨ªtico para hacer lo que hay que hacer; Juan Schiaretti pregon¨® el federalismo; y Myriam Bregman carg¨® contra el FMI. Poca y nada de sorpresa por ah¨ª.
Segundo: Milei sali¨® airoso del intercambio. Jam¨¢s perdi¨® el control de s¨ª mismo, ni levant¨® la voz, y hasta opt¨® por sonre¨ªr cuando los dem¨¢s lo desafiaban o chicaneaban, o decir que es capaz de pedir perd¨®n cuando se equivoca, como cuando critic¨® al Papa Francisco. Por c¨®mo y en qui¨¦n concentr¨® sus pedidos de r¨¦plicas, qued¨® claro que quer¨ªa soslayar a Bullrich y concentrarse en Massa, con quien se avizora compitiendo por la Casa Rosada. M¨¢s s¨®lido al debatir sobre econom¨ªa ¨Caunque obvi¨® hablar de dolarizaci¨®n-, se mostr¨® m¨¢s endeble al abordar su visi¨®n sobre la educaci¨®n y los vouchers que propone como modelo.
Tercero: Massa confirm¨® que es Massa, capaz de afirmar sin ruborizarse que ¨¦l no era parte del gobierno de Alberto Fern¨¢ndez hasta que asumi¨® como ministro de Econom¨ªa ¨Ccomo si el Frente Renovador no hubiera integrado el Frente de Todos desde 2019, con ¨¦l al frente de la C¨¢mara de Diputados-, o de sostener que su Gobierno ser¨¢ el que comience en diciembre, y no ¡°este Gobierno¡±, pese a que lidera el Palacio de Hacienda desde hace un a?o. Del mismo modo, sostuvo que lo critican por su ¡°capacidad de di¨¢logo¡±, cuando en realidad le enrostran ser ¡°ventajita¡± (Mauricio Macri) o ¡°fullero¡± (Cristina Fern¨¢ndez). Pero logr¨® salir con vida del ida y vuelta. No es poco, dada la grav¨ªsima situaci¨®n econ¨®mica y social que afronta el pa¨ªs.
Cuarto: Bullrich desperdici¨® la oportunidad que le ofreci¨® el debate. Dilapid¨® sus preguntas a los otros candidatos, al punto de no preguntar o siquiera de completar sus ideas antes del tiempo pautado. Le cost¨® transmitir su mensaje de manera coherente y asertiva. Se sinti¨® m¨¢s c¨®moda cuando abord¨® el eje de la seguridad, pero evidenci¨® una falta de preparaci¨®n sorprendente en comparaci¨®n con Milei y Massa, a¨²n cuando los candidatos sab¨ªan de antemano qu¨¦ temas abordar¨ªan y cu¨¢nto tiempo tendr¨ªan para expresarse. Tanto fue as¨ª, que Milei verbaliz¨® la percepci¨®n general al chicanearla con que le ofrec¨ªa la tercera oportunidad para que explicara su propuesta econ¨®mica porque hasta entonces hab¨ªa tirado ¡°sarasa¡±, es decir, nada en concreto.
Quinto: en su estupendo libro Debatir para presidir, los acad¨¦micos Daniela Barbieri y Augusto Reina exponen que uno de los grandes beneficios que aportan los debates presidenciales es que permiten que los votantes conozcan a todos los candidatos, en particular a los que corren de atr¨¢s y suelen captar menos atenci¨®n period¨ªstica. Y vaya que Schiaretti (el ¨²nico del interior del pa¨ªs) y Bregman (desde la izquierda) lo aprovecharon. Fiel cada uno a su estilo y su electorado, ambos debieron concluir la noche satisfechos.
Sexto: con un debate que acot¨® al m¨ªnimo la espontaneidad, result¨® llamativo cu¨¢n poco se aludi¨® a los esc¨¢ndalos recientes de Julio Chocolate Rigau en la Legislatura bonaerense y del renunciado jefe de Gabinete de Axel Kicillof, Mart¨ªn Insaurralde, en el yate ¡°Bandido¡± en el Mediterr¨¢neo. S¨®lo hubo alusiones en dosis homeop¨¢ticas, y result¨® llamativo que Milei no los invocase para cargar contra la ¡°casta¡±.
S¨¦ptimo: cada candidato insisti¨® en cierto t¨®pico en particular. Milei repiti¨® dos veces que ¡°una Argentina diferente es imposible con los mismos de siempre¡±; Bullrich machac¨® contra el kirchnerismo; Massa tambi¨¦n carg¨® un par de veces contra el ¡°acuerdo criminal¡± que Macri firm¨® contra el FMI; Bregman repudi¨® al FMI en s¨ª y al poder econ¨®mico en general; y Schiaretti, como gobernador de C¨®rdoba, se embander¨® como el defensor y representante del interior contra el ¨¢rea metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Octavo: Milei protagoniz¨® varios de los momentos m¨¢s punzantes de la noche. Adem¨¢s de acusar a Bullrich de ¡°sarasear¡± a Bullrich, le dijo a Bregman que jam¨¢s entr¨® ¨Cy por tanto, mucho menos trabaj¨®- en una empresa privada. Tambi¨¦n fue capaz de trazar un horizonte de futuro atractivo cuando afirm¨® que la Argentina puede ser como Italia, Francia, Alemania o Estados Unidos si le dan la oportunidad y el tiempo suficiente. Si habl¨¢ramos de box, el libertario logr¨® posicionarse en el centro del ring durante buena parte de la velada.
Noveno: si el lenguaje verbal de Milei y de Massa los mostr¨® c¨®modos en el ida y vuelta, el de Bullrich evidenci¨® todo lo contrario. Con la boca pastosa, sacando la lengua una y otra vez para humedecer sus labios y bebiendo agua del pico de una botella, el lenguaje verbal de la candidata de Juntos por el Cambio la mostr¨® inc¨®moda y a la defensiva, sin un mensaje s¨®lido, ni preparaci¨®n suficiente. Cometi¨® furcios ins¨®litos, como cuando asever¨® que ¡°sin inflaci¨®n no compras una casa¡±. Deber¨¢ mejorar mucho para del segundo y ¨²ltimo debate del domingo pr¨®ximo, si el 22 de octubre pretende llegar al ballotage.
D¨¦cimo: el punto anterior nos lleva a la ¨²ltima reflexi¨®n: cada debate es importante y tiene vida propia. Basta con recordar los cuatro que mantuvieron Richard Nixon y John Fitzgerald Kennedy en 1960 para comprender la relevancia que tiene prepararse y afrontar cada uno como si fuera el decisivo. Porque, en efecto, puede serlo. Milei, Massa, Bullrich, Schiaretti y Bregman volver¨¢n a verse el domingo 8, en Buenos Aires. Y se jugar¨¢n mucho de su destino en esas dos horas decisivas.
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