El costo argentino de la ¡°viveza criolla¡±
La condena de un tribunal estadounidense a pagar 16.000 millones de d¨®lares por la expropiaci¨®n de YPF se suma a otros fallos adversos contra el Estado argentino
Los argentinos nos creemos los campeones del mundo y lo somos en el f¨²tbol. Pero eso no implica que lo seamos en todo, aunque actuamos como si lo fu¨¦ramos. Y as¨ª nos va. ?La ¨²ltima lecci¨®n? La Justicia de Estados Unidos nos conden¨® a pagar 16.000 millones de d¨®lares por la p¨¦sima manera en que retomamos el control de la petrolera YPF.
Se puede estar a favor o en contra de tener una petrolera estatal o si ese control deber¨ªa ser completo o parcial, o si deber¨ªa regirse por las normas del Derecho P¨²blico o Privado. Tambi¨¦n podr¨ªamos debatir sobre c¨®mo actu¨® el Estado argentino frente a YPF o a la familia Eskenazi. Pero lo que resulta inaceptable es que hayamos avanzado con tama?a ligereza.
Esa ligereza -encarnada en la forma en que entr¨® en la petrolera el gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner y su ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof- le est¨¢ costando a la Argentina una verdadera fortuna que, en los hechos, no puede pagar. Tanto es as¨ª, ?que no podr¨ªa solventar esta sentencia ni siquiera vendiendo todas las acciones que tiene de la petrolera!
La torpeza criolla qued¨® asentada en la condena. ¡°Kicillof declar¨® descaradamente que ser¨ªa ¡®est¨²pido¡¯ cumplir ¡®la ley de la propia YPF¡¯ o ¡®respetar¡¯ sus estatutos¡±, indic¨® la jueza Loretta Preska, que tambi¨¦n expuso que esa forma de proceder excedi¨® al entonces ministro porque tambi¨¦n el Congreso argentino avanz¨® por esa senda. ¡°Posteriormente ¨Crecord¨® la magistrada-, la Rep¨²blica promulg¨® la legislaci¨®n que, supuestamente, le permiti¨® adquirir el control de YPF sin ser ¡®est¨²pido¡¯ y cumplir los estatutos¡±.
As¨ª nos va. En momentos en que el Banco Central del pa¨ªs tiene reservas negativas y peregrinamos por el mundo en busca de un pr¨¦stamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), de China, del grupo de los BRICS o del pa¨ªs, organismo o lo que fuere, s¨®lo esta condena nos costar¨¢ 16.000.000.000 d¨®lares. Y lo escribo as¨ª, con todos los ceros, para que atisbemos la enormidad de lo que significa.
Cuesta absorber tantos ceros, ?no? Tambi¨¦n podr¨ªamos plantearlo de este modo: si reparti¨¦ramos la nueva deuda entre todos los argentinos, cada uno deber¨ªa pagar 349 d¨®lares. A algunos podr¨¢ parecerles poco, pero les recuerdo que el 40% de la poblaci¨®n argentina est¨¢ por debajo de la l¨ªnea de pobreza y que el salario promedio mensual de los argentinos es inferior a esa cifra al valor del d¨®lar ¡°blue¡±.
El Estado argentino, claro est¨¢, apelar¨¢ la condena y acaso nos vaya mejor en las instancias superiores de la Justicia estadounidense. Pero m¨¢s all¨¢ de ese expediente, ser¨ªa bueno que aprovechemos este golpazo para mirarnos al espejo y evaluar qu¨¦ estamos haciendo mal. Porque este fallo se suma a otros costos, como los t¨ªtulos soberanos por 5.000 millones de d¨®lares que el Estado tambi¨¦n debi¨® emitir para compensar a Repsol tras echarla de YPF. Y tambi¨¦n deber¨ªamos sumar las condenas que acumulamos por manipular las estad¨ªsticas oficiales. S¨®lo en abril, s¨®lo en Londres, s¨®lo un juez, nos conden¨® a pagar 1.500 millones de d¨®lares por esa trampa, en tanto que tenemos otros juicios pendientes ante el Centro Internacional de Arreglos de Disputas sobre Inversiones (CIADI) por 3.840 millones de d¨®lares m¨¢s.
A esas monta?as de dinero se suman los 9.340 millones de d¨®lares que la Argentina tambi¨¦n debi¨® abonarle a los fondos ¡°buitre¡±, esos mismos a los que Kicillof y otros funcionarios aventuraban que no tendr¨ªamos que pagarle un peso. Del mismo modo que trataban de ¡°est¨²pidos¡± y ¡°tarados¡± a los que alertaban sobre los riesgos y costos de sus decisiones apresuradas. Kicillof, incluso, retruc¨® con una frase para el recuerdo: ¡°Qu¨¦dense todos tranquilos, esto est¨¢ estudiado en profundidad¡±.
As¨ª, nos creemos los campeones del mundo en todo. Creemos que nos la sabemos toda o, como decimos ac¨¢, que ¡°la sabemos lunga¡±. Creemos que encarnamos la ¡°viveza criolla¡±. Pero no es as¨ª. Y nuestra negligencia, soberbia, ligereza, inoperancia y tanto m¨¢s tiene un costo alt¨ªsimo, fijable en miles de millones de d¨®lares que alg¨²n d¨ªa tendremos que abonar nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos. Al final, ?qui¨¦n son los ¡°vivos¡± y qui¨¦nes los ¡°est¨²pidos¡±?
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