En defensa del Rey
Ha sido dif¨ªcil encontrar un medio que no se viera en la obligaci¨®n de defender al Monarca a pesar de que este no ha hecho nada raro
Los cuentos de reyes y castillos deben tener una princesa, pero este no tendr¨¢ porque Leonor, en lugar de estar de Erasmus en alguna capital europea retozando con jovencitos o jovencitas como corresponde a una joven de su edad, est¨¢ arrastr¨¢ndose por el fango en atuendo militar. Don Alberto acudi¨® al castillo que no ten¨ªa princesa, donde el Rey le encarg¨® formar gobierno. No pudo porque a su amigo Don Santiago no lo soporta nadie.
El fracaso de Don Alberto llev¨® al Rey a encargar la tarea a Don Pedro. Y si formalmente parec¨ªa que su decisi¨®n era la correcta y cumpl¨ªa con las constituciones y fueros del Reino, la Casa del Rey vio la necesidad de explicarse. Decenas de juglares, desde los j¨®venes m¨¢s chisposos de los digitales a veteranos como Pilar Cernuda o Ignacio Camacho, tomaron sus la¨²des y salieron a las plazas de los poblados en defensa de la decisi¨®n del Rey. ?Qu¨¦ otra cosa pod¨ªa hacer el monarca m¨¢s que fiarse de quien, seg¨²n opini¨®n casi un¨¢nime, no era de fiar? Fue un movimiento masivo, por lo que era dif¨ªcil encontrar un medio que no se viera en la obligaci¨®n de defender al Rey a pesar de que este no hab¨ªa hecho nada raro.
El editorial de El Mundo dijo que ¡°la decisi¨®n del Rey se ajusta a su papel de arbitraje neutral y a su vocaci¨®n de independencia¡± y que el monarca es ¡°baluarte de la estabilidad democr¨¢tica¡±. En The Objective, Pilar Cernuda escribi¨® que ¡°Don Felipe no se ha apartado ni un mil¨ªmetro de la Constituci¨®n, firme en lo que debe ser firme un jefe de Estado: neutral e independiente del juego pol¨ªtico¡±. Ignacio Camacho escribi¨® en ABC que ¡°quienes lamentan que el Rey se limite a dirigir el tr¨¢fico de candidatos pueden probar a imaginar un r¨¦gimen republicano¡±. Tambi¨¦n aplaudi¨® que Felipe VI se apellide Borb¨®n, pero no borbonee.
Ese ¡°quienes lamentan¡± de Camacho esconde la explicaci¨®n a tanta defensa cerrada del Rey que el periodismo conservador se vio obligado a hacer en los ¨²ltimos d¨ªas. Ese mismo periodismo lleva a?os alimentando una ret¨®rica que hablaba de golpismo, de gobierno ileg¨ªtimo de Don Pedro, de ruptura democr¨¢tica y de troceado del Reino. Su lenguaje ultra arranc¨® cuando Don Mariano dej¨® su asiento a un bolso y se fue a ahogar las penas con unos tragos. Por eso ahora una parte del p¨²blico afecto a la fachosfera exige que el Rey borbonee y se niegue a proponer a Don Pedro como candidato a la investidura.
Si se hab¨ªa contado durante a?os que Don Pedro era una amenaza para la democracia y la patria, ahora hab¨ªa que defender que el Rey no impidiera que ese ¡°enano moral¡± pudiera seguir gobernando. Hab¨ªa que insinuar que Don Pedro no es del gusto del Rey pero que el Rey no pod¨ªa hacer otra cosa que proponer a ese (y sigue Jorge Bustos) ¡°plagiario, socialtraidor, flautista esquizoide, secuestrador, adolescente incurable¡±.
Hubo algunos que se salieron del carril de la defensa del monarca. Antonio Naranjo, colaborador de Carlos Herrera en la Cope y columnista en El Debate, dec¨ªa que le gustar¨ªa saber qu¨¦ hab¨ªa contado Don Pedro al Rey, dando a entender que el monarca se hab¨ªa dejado enga?ar. Y Alfonso Uss¨ªa, en el mismo digital, afeaba la decisi¨®n de Felipe VI y le otorgaba competencias que no tiene: ¡°Con la informaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, el rey no est¨¢ obligado a creer lo que dice un mentiroso. De tal manera, que tampoco est¨¢ obligado a promover la investidura de S¨¢nchez¡±. ¡°Elecciones¡±, ped¨ªa Uss¨ªa.
La defensa del Rey inclu¨ªa algunas indicaciones que iban m¨¢s all¨¢. El editorial de El Debate del martes adelantaba que el Rey ¡°sabr¨¢ estar a la altura de la Casa Real y de su funci¨®n moderadora¡±, pero le dejaba un recado sobre c¨®mo deb¨ªa comportarse a continuaci¨®n al decirle que deb¨ªa dejar ¡°para m¨¢s adelante su intervenci¨®n, y la de todos los poderes democr¨¢ticos del Estado, si a cambio (Don Pedro) concreta concesiones incompatibles con la ley¡±. Cualquiera pensar¨ªa que le est¨¢n diciendo al Rey que decida, m¨¢s adelante, sobre la legalidad de las cosas, que saque los pies del tiesto, que empiece a construir una rep¨²blica.
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