El falso dilema de la reforma y la ampliaci¨®n
Si se quiere ir demasiado r¨¢pido en la incorporaci¨®n de nuevos pa¨ªses a la Uni¨®n Europea podr¨ªamos volver a los tiempos previos a Maastricht: un gran mercado com¨²n sin integraci¨®n pol¨ªtica
La invasi¨®n rusa de Ucrania se ha convertido en uno de los principales catalizadores de cambio en el mundo y en Europa. En la Uni¨®n Europea y en su imaginario colectivo el impacto est¨¢ siendo evidente. La rapidez con la que est¨¢ evolucionando todo el ecosistema comunitario as¨ª lo demuestra. Cuando existe una amenaza, real o imaginada, se avanza r¨¢pido, incluso, a veces, demasiado r¨¢pido y sin pensar. En el caso de la UE se ha demostrado con gran claridad que cuando existe volunta...
La invasi¨®n rusa de Ucrania se ha convertido en uno de los principales catalizadores de cambio en el mundo y en Europa. En la Uni¨®n Europea y en su imaginario colectivo el impacto est¨¢ siendo evidente. La rapidez con la que est¨¢ evolucionando todo el ecosistema comunitario as¨ª lo demuestra. Cuando existe una amenaza, real o imaginada, se avanza r¨¢pido, incluso, a veces, demasiado r¨¢pido y sin pensar. En el caso de la UE se ha demostrado con gran claridad que cuando existe voluntad pol¨ªtica para actuar, se act¨²a.
Y as¨ª ha sido el caso con la pol¨ªtica de ampliaci¨®n de la UE. Todav¨ªa resonaban en las capitales de los Balcanes occidentales las palabras pronunciadas por Juncker en 2018 diciendo que no habr¨ªa m¨¢s ampliaciones sino se resolv¨ªan antes las disputas territoriales y todav¨ªa se miraba con recelo desde Tirana y Skopje el freno puesto por parte de Francia a la apertura de negociaciones y el cambio repentino de metodolog¨ªa, cuando tuvo lugar la invasi¨®n rusa de Ucrania y Bruselas reaccion¨® ofreci¨¦ndole a Ucrania y a Moldavia una candidatura con la que so?aban pero nunca pensaron que llegar¨ªan a alcanzar. Y con ese simb¨®lico gesto de unidad frente al agresor, casi sin pensarlo la UE abri¨® las puertas a una ampliaci¨®n equiparable a la de 2004 en cuanto al n¨²mero de miembros, pero con un pa¨ªs que marca la diferencia por su tama?o, su econom¨ªa y sus circunstancias: Ucrania.
Los debates de estos d¨ªas nos retrotraen a aquellos que tuvieron lugar all¨¢ por mediados de los a?os noventa donde se discut¨ªa si primero hab¨ªa que profundizar en el proyecto europeo y luego ampliar hacia el Este o si, por el contrario, el camino deb¨ªa ser el inverso. En aquel momento se opt¨® por el justo medio. Se puso en marcha una reforma de los Tratados con el fin de preparar a la UE para la incorporaci¨®n de diez nuevos miembros, pero, sin embargo, se obviaron otras cuestiones no menores que hoy en d¨ªa todav¨ªa no se han resuelto, entre otras, la uni¨®n fiscal o los controles internos hacia determinadas derivas. No se quiso, a la espera de la aprobaci¨®n del Tratado constitucional, realizar reformas de calado, pero con el fracaso de ¨¦ste la salida de emergencia fueron los arreglos cosm¨¦ticos del Tratado de Lisboa.
La incorporaci¨®n de ocho pa¨ªses del centro europeo desplaz¨® el eje geopol¨ªtico de la UE hacia el Este otorg¨¢ndole un mayor poder econ¨®mico, pero tambi¨¦n pol¨ªtico, a una Alemania reci¨¦n reunificada, pero que no supo o no pudo resistirse a esa hegemon¨ªa y para no perderla, no s¨®lo no ha frenado, sino que ha permitido, de la mano de Angela Merkel, unas derivas iliberales en pa¨ªses como Polonia y Hungr¨ªa que se han hecho fuertes y saben c¨®mo jugar sus cartas en el contexto comunitario. En t¨¦rminos de Ivan Krastev, la pol¨ªtica de la imitaci¨®n ha dado paso a la pol¨ªtica de la impugnaci¨®n, donde se cuestiona no s¨®lo la democracia liberal, sino tambi¨¦n el marco europeo tal y como est¨¢ articulado. As¨ª, no s¨®lo la UE se ha desplazado hacia el Este, sino que adem¨¢s tambi¨¦n se ha movido, en su dimensi¨®n ideol¨®gica, hacia la derecha, sin impugnaci¨®n del modelo econ¨®mico.
Pues bien, en este contexto ¡ªy con la propuesta pol¨ªtica verbalizada por parte de los principales l¨ªderes europeos, de avanzar en la construcci¨®n de una Europa geopol¨ªtica capaz de adaptarse a la nueva situaci¨®n internacional¡ª se ha propuesto la incorporaci¨®n al marco de la UE de una serie de pa¨ªses disparares entre s¨ª pero con algo en com¨²n; todos ellos tienen el objetivo de incorporarse al marco europeo y todos ellos tienen la necesidad imperante para conseguirlo de realizar reformas en profundidad. En unos casos, como los Balcanes Occidentales, llevan casi veinte a?os esperando a las puertas de la UE ¡ªla Cumbre UE-Balcanes data de junio de 2003¡ª y en otros, como Moldavia o Ucrania, la guerra les ha permitido avanzar en una perspectiva europea de un modo express y casi sin frenos.
La UE se encuentra, por tanto, ante un reto sin precedentes donde para poner en marcha este proceso es imprescindible emprender reformas de calado que le permitan mejorar su capacidad de absorci¨®n, pero tambi¨¦n necesita realizar una reflexi¨®n de fondo sobre la su misma naturaleza. Si se quiere ir demasiado r¨¢pido se podr¨ªa encontrar con una vuelta a los momentos previos a Maastricht, a un gran mercado com¨²n pero sin integraci¨®n pol¨ªtica, y de base intergubernamental, donde pa¨ªses como Hungr¨ªa y Polonia se encontrar¨ªan a gusto.
No se trata, por tanto, de ampliaci¨®n o reforma, se trata de realizar ambas a conciencia, profundizando en la reforma institucional, pero tambi¨¦n en el modelo de valores y normas al que aspira, al tiempo que a los pa¨ªses candidatos se les ofrecen garant¨ªas de devoluci¨®n con unos plazos realistas. De lo contrario, el marco europeo sufrir¨¢ un total descr¨¦dito y falta de confianza por parte de poblaciones que, transcurrido el tiempo, mirar¨¢n hacia otras latitudes. Nada que no se haya visto ya anteriormente.