Guatemala, ?fuera de control?
Los pueblos originarios -que son al menos la mitad de la poblaci¨®n- est¨¢n dando una c¨¢tedra de civismo y defensa de un sistema pol¨ªtico y de justicia que hist¨®ricamente los ha excluido, pero que aspiran a transformar pac¨ªficamente
El pasado domingo 1 de octubre, las autoridades ind¨ªgenas ancestrales de Guatemala anunciaron un paro progresivo en los territorios y sin l¨ªmite de tiempo a partir del lunes. Su demanda es la renuncia de la fiscal general, Consuelo Porras, la hasta ahora inquebrantable punta de lanza del pacto de Corruptos que pretende desconocer los resultados electorales y descalificar penalmente al presidente electo Bernardo Ar¨¦valo y su partido, Movimiento Semilla.
Pocas horas antes de la rueda de prensa de los l¨ªderes ind¨ªgenas, la fiscal Porras, con la venia formal de un juez menor, Fredy Orellana, asalt¨® las oficinas del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y secuestr¨® las boletas depositadas por la ciudadan¨ªa el 25 de junio, rompiendo la cadena de custodia de la autoridad jurisdiccional. Esto ocurri¨® cuando oficialmente Guatemala est¨¢ regida bajo el calendario electoral que vence el 31 de octubre. Seg¨²n la ley, hasta entonces, ning¨²n poder del Estado puede interferir en la esfera de dominio del TSE. Pero la fiscal Porras lo hizo. No solo eso, exigi¨® levantar la inmunidad de las autoridades electorales.
Como es ya costumbre en los ¨²ltimos cuatro a?os, el resto de las ¨¦lites burocr¨¢ticas judiciales le allanaron el camino. La Corte Suprema aval¨® la persecuci¨®n de los magistrados del TSE, cuya suerte quedar¨¢ en manos de una mayor¨ªa del Congreso que integra la alianza favorecida por la desenfrenada corrupci¨®n. El plan de la fiscal Porras ¡ªavalada por pol¨ªticos, ciertos bur¨®cratas y empresarios que se mueven en las sombras¡ª es encarcelar a quienes velaron por la integridad electoral, incluyendo a ciudadanos de a pie que voluntariamente formaron las juntas electorales. Su argumento es que todos ellos cuajaron un fraude incre¨ªble para favorecer a los candidatos anticorrupci¨®n del Movimiento Semilla. Consumado ese golpe, seg¨²n su plan, la persecuci¨®n seguir¨¢ contra Ar¨¦valo y sus diputados, para lo cual la Corte de Constitucionalidad le abri¨® la puerta, tambi¨¦n esta misma semana.
Estos movimientos de piezas, que traslucen una estrategia simple aunque ilegal, est¨¢ siendo operada de manera sumamente eficaz y hasta temeraria por las burocracias judiciales. Hasta ahora caminaron por inercia, ignorando las protestas ind¨ªgenas que d¨ªa tras d¨ªa se van expandiendo. Durante las primeras 72 horas, sin embargo, fueron recibidas con frialdad en la ciudad de Guatemala, el punto neur¨¢lgico de la pol¨ªtica en un sistema de poder h¨ªpercentralizado, aunque es tambi¨¦n la plaza electoral m¨¢s frondosa de Ar¨¦valo y su partido. Queriendo poner la tapa al pomo, las c¨¢maras patronales aglutinadas en CACIF obtuvieron con facilidad la licencia judicial impl¨ªcita para el empleo de la fuerza de represi¨®n estatal a fin de desalojar inmediatamente a quienes bloqueaban el paso vehicular en las carreteras. Por si fuera poco, ciertas turbas fueron alentadas como fuerzas de choque contra los manifestantes ind¨ªgenas que se instalaron en las afueras del b¨²nker de la fiscal Porras, en el c¨¦ntrico barrio de Gerona, la sede principal del Ministerio P¨²blico.
Fue in¨²til. Los pueblos ind¨ªgenas siguieron con paso sereno y firme. No pelearon con nadie en los centros urbanos ladinos, donde por lo general no son bienvenidos y resultan blanco de sutiles o abiertas expresiones de racismo y discriminaci¨®n. Se acercaron a los estudiantes universitarios, a los profesores y autoridades de los centros de ense?anza, a los peque?os y medianos empresarios, a los transportistas, trabajadores en la informalidad y amas de casa. Explicaron que hab¨ªan dejado sus hogares lejanos porque sin democracia ni libertades, el reino oscuro de la corrupci¨®n, el crimen y la impunidad terminar¨ªa ense?ore¨¢ndose, sometiendo a todos los habitantes.
Despu¨¦s de 48 horas, el paisaje cambi¨®. La noche del jueves 5, los universitarios organizaron grandes manifestaciones en Quetzaltenango, la segunda ciudad. El viernes, la ciudad de Guatemala amaneci¨® bloqueada por pobladores y estudiantes. Los pilotos del transporte pesado se sumaron y los comerciantes de todos los mercados cantonales ¨Cque tradicionalmente fueron movidos como fuerza de choque del sistema- anunciaron un paro total a partir del lunes 9 si la fiscal Porras sigue en el cargo. Los polic¨ªas bajan las armas e intermedian. Tras largos cinco d¨ªas de tensiones e incitaciones an¨®nimas a la violencia, no ha habido una sola v¨ªctima.
Nada est¨¢ resuelto, pero tampoco disuelto. La protesta crece como una bola de nieve que baja desde las alturas de la fr¨ªa sierra ind¨ªgena de Los Cuchumatanes. Los pueblos originarios -que son al menos la mitad de la poblaci¨®n- est¨¢n dando una c¨¢tedra de civismo y defensa de un sistema pol¨ªtico y de justicia que hist¨®ricamente los ha excluido, pero que aspiran a transformar pac¨ªficamente. La demanda de renuncia de la fiscal puede convertirse este fin de semana en un grito un¨¢nime: ¡°Que se vayan todos los del pacto de corruptos¡±.
¡
?dgar Guti¨¦rrez es analista pol¨ªtico y excanciller de Guatemala.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.