El arte del insulto

La ley de amnist¨ªa negociada por el PSOE con los partidos nacionalistas catalanes, que podr¨ªa asegurar la investidura de Pedro S¨¢nchez, es probablemente la decisi¨®n socialista m¨¢s f¨¢cil de criticar, incluso con hip¨¦rboles sobre la desaparici¨®n de Espa?a. Es una ley pol¨¦mica, una ley que la ciudadan¨ªa, seg¨²n las encuestas publicadas al respecto, parece rechazar y que tiene un complejo encaje legal, si es que lo tiene. Pero el columnismo fachosf¨¦rico, muy abundante y que compite en un nicho de mercado no muy grande, decidi¨® competir por los lectores no explicando las supuestas maldades de la ley, sino elevando el nivel del insulto.

Jorge Bustos, de El Mundo, escribi¨® el martes que S¨¢nchez salpica con ¡°gotitas autocr¨¢ticas¡± y que los miembros del Comit¨¦ Federal de su partido aplauden ¡°con un fervor turbulento como de cervecer¨ªa muniquesa¡±. Hitler, Hitler, cervecer¨ªa muniquesa, gui?o, codazo. Esas personas que aplaud¨ªan tienen ¡°conciencias amputadas¡±, dec¨ªa el subdirector editorial del mismo diario en el que Federico Jim¨¦nez Losantos escrib¨ªa que S¨¢nchez es ¡°cuervo y cobrador del frac¡±, adem¨¢s de ¡°el mayor traidor desde Vellido Dolfos¡±. La leyenda, porque no hay registro hist¨®rico de aquellos hechos de principios del siglo XI, cuenta que Vellido Dolfos asesin¨® al rey Sancho de Castilla. Seg¨²n Jim¨¦nez Losantos, S¨¢nchez es un ¡°pat¨¢n¡± que se esconde ¡°al modo de v¨ªboras y gusanos¡±.

En Abc, Luis Herrero dice que el presidente es ¡°insaciable como la tenia¡± y ¡°matasiete¡±. En el mismo peri¨®dico, Jos¨¦ F. Pel¨¢ez se sale de la l¨ªnea para abroncar no a S¨¢nchez o a Puigdemont, sino a la ciudadan¨ªa en general, a la de izquierdas en particular y concretamente a los casi 200.000 afiliados del PSOE. Dice el columnista que ¡°los espa?oles somos un pueblo d¨®cil en general¡± y que los militantes del PSOE son ¡°lacayos del amo, siervos de la gleba, genuflexos hasta el esguince¡±. Tambi¨¦n dice que ¡°el pueblo espa?ol es ¨¢crata de boquilla, pero sumiso cuando llega la hora de la verdad¡±. Una turba de cobardes, vamos. Es tan pobre moralmente que ¡°es critic¨®n, pero no cr¨ªtico, molesto, pero no rebelde y confunde lealtad con obediencia¡±.

?lvaro Mart¨ªnez, en Abc, opta tambi¨¦n por insultar a los ciudadanos: ¡°Una significativa porci¨®n de los espa?oles que reblandece sumisa ante un atropello del poder y acata -entre hocicante y pastue?a, como si el asunto no fuera con ellos- que el que manda le birle sus derechos, que entre de hoz y coz en su dignidad como ciudadano¡±. Eso se debe, explica, ¡°a la falta de cultura democr¨¢tica que arrastra buena parte de la sociedad espa?ola¡± y provoca que haya ¡°tanto ciudadano bizcochable que mira, con la pasividad con que las vacas miran al tren, c¨®mo el sanchismo atropella al Estado de derecho¡±.

Carlos D¨¢vila, en Okdiario, asegura que S¨¢nchez es ¡°un traidor¡± que parece un ¡°descuartizador¡±. El Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street. No hay traidor m¨¢s traidor que S¨¢nchez, dice D¨¢vila, desde Fernando VII. D¨¢vila tambi¨¦n lamenta, como Pel¨¢ez, que la sociedad no haga caso al columnismo fachosf¨¦rico y se tire a la calle a quemarlo todo. Es una sociedad, escribe, ¡°anclada en la pasividad, en el aqu¨ª no pasa nada, y si pasa se le saluda¡±. El columnista se?ala sobre todo ¡°al par¨®n culpable que sufren las elites mejor [sic] influyentes de nuestra comunidad¡±.

En Voz P¨®puli, F¨¦lix Madero riza el rizo de la originalidad y hace a S¨¢nchez ¡°rey de la trola¡±, ¡°rey de la tr¨¢pala¡±, ¡°rey de la volandera¡±, ¡°rey del fraude pol¨ªtico¡±, ¡°rey de la paparrucha¡± (que ya va sonando hasta infantil), ¡°rey del bulo¡±, ¡°rey de la bola¡±, ¡°rey del fraude¡±, ¡°rey de la supercher¨ªa¡±, ¡°rey de la chamarra¡± y ¡°rey de la treta¡±. Cada uno hace honor a la Monarqu¨ªa como mejor sabe.

Zoe Vald¨¦s, en El Debate, nos abri¨® los ojos. Los problemas ya no vienen de la Venezuela bolivariana. Si Espa?a tiene hoy un ¡°aut¨®crata corrupto¡±, ¡°zombi¡± y ¡°pat¨¦tico vampiro¡±, el origen de todos los males hay que buscarlo en Cuba.

En Abc, Pedro Garc¨ªa Cuartango se sale de la norma del columnismo conservador o reaccionario y argumenta, de forma tajante y dura si se quiere, pero sin un insulto ni una mentira, su no personal a la amnist¨ªa. Cr¨ªtica sin insulto, especie en extinci¨®n.