Argentina: un pa¨ªs desconocido
La polarizaci¨®n de la campa?a ha logrado que la palabra ¡°libertad¡± no signifique lo mismo para todos. Se ha abierto una zanja que deja a los de un lado agitando las banderitas progres de los derechos adquiridos y a otros retrocediendo a toda velocidad hacia d¨¦cadas pasadas
Un periodista radial de 60 a?os que en las elecciones presidenciales del 19 de noviembre va a votar al peronista Sergio Massa ¡ªlo har¨¢ a disgusto, siempre vot¨® a la izquierda¡ª, me dice, acerca de quienes van a votar ...
Un periodista radial de 60 a?os que en las elecciones presidenciales del 19 de noviembre va a votar al peronista Sergio Massa ¡ªlo har¨¢ a disgusto, siempre vot¨® a la izquierda¡ª, me dice, acerca de quienes van a votar al candidato de extrema derecha Javier Milei: ¡°Es como si esa gente pensara: ¡®S¨¦ que me van a matar, as¨ª que prefiero que me maten r¨¢pido¡±. Un vecino de 22 a?os, repartidor de Glovo, dice que va a votar a Milei ¡°porque es un cambio, y aunque la gente se asusta con algunas cosas que dice, no las va a hacer¡±. Una mujer de 45 que tiene un servicio de catering dice que va a votar a Milei ¡°porque propone cosas nuevas que nunca se probaron¡±.
M¨¢s all¨¢ de que muchos votar¨¢n a Massa a disgusto ¡ªuna manera no demasiado virtuosa de votar¡ª, y de que es extra?o que muchos voten a Milei convencidos de que no va a hacer lo que propone, o que lo voten convencidos de que propone ¡°cosas nuevas que nunca se probaron¡± cuando en verdad propone una buena cantidad de cosas que ya se probaron y salieron mal (la avalancha de privatizaciones de los a?os 90, bajo el Gobierno de Carlos Menem), todas las charlas que se emprenden por estos d¨ªas en la Argentina tienen algo en com¨²n: empiezan por cualquier tema ¡ªla guerra, el clima o la comida¡ª y treinta segundos despu¨¦s derivan en las elecciones presidenciales en las que compiten un peronista que hace malabares para que nadie recuerde que es ministro de Econom¨ªa de un Gobierno kirchnerista en un pa¨ªs con 142% de inflaci¨®n y 40% de pobres; y un libertario con el motor funcionando a toda marcha para alcanzar el nirvana de la aniquilaci¨®n del Estado, eso que define como ¡°el ped¨®filo en el jard¨ªn de infantes, con los nenes encadenados y ba?ados en vaselina¡± (es dado a las met¨¢foras).
El 22 de octubre, en la primera vuelta, Milei, cuyo partido lleva el nombre de La Libertad Avanza, perdi¨® con el 30% frente a Massa que se impuso con un inesperado 36,7%. Si antes de esa fecha ninguna de las personas con las que habl¨¦ reconoc¨ªa haber votado a Milei, luego muchas ¡ªescribanas, contadores, empleadas dom¨¦sticas, vecinos¡ª empezaron a decir que lo van a hacer. Votar¨¢n por un candidato que resucit¨® la discusi¨®n ya zanjada acerca de si lo cometido por la dictadura fue un ¡°exceso¡± o terrorismo de Estado; que propone la dolarizaci¨®n y el cierre del Banco Central; que aboga por la privatizaci¨®n de la salud, la educaci¨®n y el transporte; a quien le parece razonable que los ciudadanos puedan comprar armas a su antojo; que propone eliminar 10 de los 18 ministerios existentes; que se refiere a los pol¨ªticos tradicionales con t¨¦rminos como ¡°par¨¢sitos, bosta, zurdos de mierda¡±; que cree que la justicia social es una aberraci¨®n porque implica ¡°robarles a unos el fruto de su trabajo para regalarlo a otros¡±, y cuyo s¨ªmbolo de campa?a es una motosierra. Conozco a algunas de esas personas que van a votarlo desde hace a?os. Pero al hablar con ellas me doy cuenta de que el cambio ¡ªy no el cambio del que habla Milei¡ª ya est¨¢ en marcha. Es por ahora sutil, sibilino. Una colega que vive en el interior lo resumi¨® con una pregunta perturbadora: ¡°?Podremos relacionarnos como siempre con gente que, aun siendo buena, cree que Milei es una chance?¡±. ?Podremos? Si hab¨ªamos llegado hasta aqu¨ª con una divisoria de aguas da?ina ¡ªkirchnerismo/ antikirchnerismo¡ª, ?puede ser menos da?ina esta zanja que deja a unos de un lado agitando las banderitas progres de los derechos adquiridos y a otros retrocediendo a toda velocidad hacia d¨¦cadas pasadas, poniendo en discusi¨®n cosas sobre las que ya hab¨ªa consenso: s¨ª, hubo terrorismo de Estado; s¨ª, debe haber salud y educaci¨®n p¨²blicas; no, la violencia no es el camino?
Las cosas que dice Milei no son distintas a las que se escuchan en la calle desde hace a?os: los pol¨ªticos roban, los que reciben subsidios del Estado son unos vagos, la educaci¨®n p¨²blica es un desastre. ¡°Llamar a eso de derecha, de izquierda o reaccionario no existe. No es pensamiento pol¨ªtico. Es la ausencia, es el vac¨ªo de pensamiento pol¨ªtico¡±, dijo la ensayista y soci¨®loga Beatriz Sarlo sobre Milei. Sea como fuere, el hombre supo aprovechar ese vac¨ªo.
La sensaci¨®n que impregna estos d¨ªas es la de vivir en un pa¨ªs desconocido. Quienes atacan a Milei desde el progresismo lo hacen diciendo que ¡°est¨¢ loco¡± ¡ªun argumento endeble para denostar a alguien que fue asesor econ¨®mico durante 15 a?os de Eduardo Eurnekian, uno de los hombres m¨¢s ricos de la Argentina¡ª, o lo acusan de negacionista, algo que para sus votantes, muchos de ellos j¨®venes que nacieron en democracia y para quienes la dictadura es un cuento antiguo, no parece tener mucho peso. Ante esos ataques, Milei se comporta como un Gremlin: se multiplica. En The Waldo Moment, el tercer cap¨ªtulo de la primera temporada de la serie Black Mirror, Waldo, un dibujo animado, un osito azul, protagoniza un programa de televisi¨®n en el que se burla de los pol¨ªticos con agravios bestiales y lenguaje soez. Se postula a candidato en las elecciones parlamentarias. Los pol¨ªticos intentan atacarlo ridiculiz¨¢ndolo, pero nadie puede: nadie es m¨¢s rid¨ªculo que Waldo. Intentan atacarlo con violencia, pero nadie puede: nadie es m¨¢s violento que Waldo. ?l ya se los comi¨® a todos y les vomita sus propios argumentos bajo la forma de parodia brutal.
Un abogado, defensor p¨²blico, me dice que nunca crey¨® que votar¨ªa a Massa, pero que ahora parece su militante ferviente y se pregunta: ¡°?C¨®mo mis sobrinos, de entre 26 y 16 a?os, votan a Milei? ?Qu¨¦ pas¨® en estos a?os que todo esto les entr¨® en la cabeza? ?En qu¨¦ estuve distra¨ªdo?¡±. La pregunta deber¨ªa desvelar a los pol¨ªticos, pero no tiene mucho rating. El 5 de noviembre fui a un festival por las cuatro d¨¦cadas de democracia que, parad¨®jicamente, se cumplen este a?o en que uno de los candidatos, Milei, dice que el de Ra¨²l Alfons¨ªn, el primer presidente democr¨¢tico posdictadura, fue ¡°el peor Gobierno de la historia¡±, y reconoce haber usado un punching ball al que le peg¨® una foto del ex mandatario para molerlo a golpes. Durante ese festival me hicieron una entrevista en la que me preguntaron si pensaba que, en caso de no ganar Milei, se abrir¨ªa una oportunidad para revisar c¨®mo se lleg¨® a esta situaci¨®n. Dije que no lo cre¨ªa porque el poder opera como una gigantesca red social, una burbuja en la que la gente pastorea convencida de que tiene raz¨®n, arengada por los que piensan como ellos, denostando a quienes no.
Massa, m¨¢s que preguntarse c¨®mo llegamos hasta ac¨¢, hace campa?a prometiendo un Gobierno de unidad y asegura que, si asume como presidente, su ministro de Econom¨ªa no ser¨¢ alguien de su espacio pol¨ªtico. Aunque no es ni ha sido kirchnerista, sabe que, si quiere ganar, debe demostrarlo con potencia, y recorre el pa¨ªs lanzando mensajes de conciliaci¨®n como si hubiera incorporado el esp¨ªritu de Nelson Mandela, diferenci¨¢ndose de la pol¨ªtica de enfrentamiento del kirchnerismo que engendr¨® ¡ªcon medidas concretas pero tambi¨¦n con discursos sarc¨¢sticos y descalificaci¨®n de sus adversarios¡ª una fuerza poderosa: el antikirchnerismo.
Milei, por su parte, en las ¨²ltimas semanas atemper¨® sus propuestas radicales, ya no grita tanto, insin¨²a que privatizar¨¢, pero poquito; que dolarizar¨¢, pero m¨¢s adelante; que liberar¨¢ la venta de armas, pero en otro contexto. Lo que no abandona es su consigna: ¡°?Viva la libertad, carajo!¡±. Cuando se debati¨® la Ley de Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, en 2020, la escritora argentina Claudia Pi?eiro ley¨® una ponencia ante la C¨¢mara de Diputados, que se publica completa en su ¨²ltimo libro, Escribir un silencio. All¨ª dice: ¡°Hay un texto de Timothy Snyder, que se llama Sobre la tiran¨ªa, donde el autor advierte determinadas operaciones que se dan en la democracia, pero que conducen a situaciones cercanas a la tiran¨ªa. Una de las cuestiones que describe es cuando un sector de la sociedad se apropia de un s¨ªmbolo, signo o palabra del que excluye al resto de la sociedad¡±.
La palabra ¡°libertad¡± ya no significa lo mismo para todos. Y ese s¨ª es todo un cambio. Toda una p¨¦rdida.